LA INVESTIGACIÓN, EL INVESTIGADOR Y SU OBJETO: UN ACONTECIMINTO EN SITUACIÓN CULTURAL CONCRETA

En el proceso de conocimiento se hallan frente a sí dos elementos que hacen parte, a la vez, de la estructura de la investigación como sistema. Entre estos dos elementos, que son un sujeto y un objeto, se dan relaciones de singular complejidad.

La relación sujeto-objeto ha sido reconocida tradicionalmente como un elemento clave en las diferentes teorías del conocimiento. Mientras que, a partir de Kant, la relación se plantea en términos de un sujeto que construye el objeto. Es decir, cuando un sujeto puede manipular desde su anterior observación, estudio metodológico etcétera, a un objeto ya ha tenido un buen conocimiento o aprendizaje de ello, por eso pienso que esto también se aplica en la sociedad.

Un ejemplo es como una persona influye en sociedad o como la sociedad influye en un sujeto. Al recordar a Immanuel Kant y su costumbre de dar un paseo vespertino, a diario a la misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en que la lectura del Émile, de Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos. O también que por manía, fobia, miedo a los microbios no respondía el saludo en la calle a sus vecinos porque decía que podría enfermar de gripe. Todos estos comportamientos pueden guiarnos a hipótesis, pero solamente con una investigación sabríamos la verdad, la influencia que tiene un sujeto en las personas al estar intrigadas por su extraño comportamiento hace que formulen hipótesis.

Las concepciones de sujeto-objeto que acompañan a la versión simplista de investigar, suponen un individuo que usa la teoría para verificar una proposición hipotética, haciendo uso de un conjunto ordenado de paso, en el que se considera como momento definitorio, al expresión cuantitativa de los indicadores

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