LA NUEVA PSICOLOGÍA DEL AMOR
Enviado por emmy.cabrera • 11 de Febrero de 2014 • 35.383 Palabras (142 Páginas) • 325 Visitas
ANEXO 1
LA NUEVA PSICOLOGÍA DEL AMOR (Scott Peck)
SECCION II – EL AMOR
Definir el amor
Hemos indicado que la disciplina es el medio de la evolución espiritual del hombre. En estasección examinaremos lo que hay detrás de la disciplina, lo que suministra el motivo, la energía paraejercer la disciplina. Creo que esta fuerza es el amor. Tengo plena conciencia de que cuandointentamos examinar el amor comenzamos a juguetear con el misterio. En un sentido muy real procuraremos examinar lo inexaminable y conocer lo incognoscible. El amor es algo demasiadogrande, demasiado profundo para que verdaderamente se lo pueda comprender o medir o limitar dentro del marco de las palabras. No habría escrito esto si no creyera que el intento tenga algún valor,aunque no sé hasta qué punto es valioso; por eso comienzo por declarar que el intento será en algunos aspectos inadecuado.
Una consecuencia de la naturaleza misteriosa del amor es la de que hasta ahora nadie, que yosepa, llegó a dar una definición verdaderamente satisfactoria del amor. Los esfuerzos para explicarlocondujeron a dividir el amor en varias categorías: eros, filia, ágape, amor perfecto, amor imperfecto,etc. Yo me propongo empero dar una sola definición de amor aunque sin dejar de tener conciencia deque es probable que de una manera u otra sea inadecuada.
Yo defino el amor del modo siguiente: la voluntad de extender el sí mismo de uno con el fin de promover el crecimiento espiritual propio o de otra persona.Quisiera hacer un breve comentario sobre esta definición antes de considerar una formulaciónmás elaborada. Primero, habrá de advertirse que se trata de una definición teleológica; la conducta sedefine aquíatendiendo a la meta o finalidad a la que parece servir, en este caso el crecimientoespiritual. Los hombres de ciencia tienden a considerar sospechosas las definiciones teleológicas ytal vez mirarán también ésta como sospechosa. Sin embargo, no llegué a ella en virtud de un procesoclaramente teleológico de pensamiento. Por el contrario, llegué a ella por la observación en mi práctica clínica de la psiquiatría (que incluye la autoobservación), en la cual la definición del amor es una cuestión de considerable importancia. En efecto, los pacientes generalmente están muyconfundidos en cuanto a la naturaleza del amor. Por ejemplo, un joven tímido me decía: “Mi madreme amaba tanto que no me dejó ir a la escuela en el ómnibus colegial hasta mi último año delcolegio secundario. Y aun en ese momento tuve que rogarle que me dejara ir solo. Comprendo queestaba temerosa de que pudiera sufrir algún accidente, por eso ella misma me conducía a la escuela yme iba a buscar todos los días, lo cual era una pesada tarea para ella. Me amaba verdaderamente”. Altratar la timidez de este individuo fue necesario, lo mismo que en muchos otros casos, hacerle ver que su madre podría haber estado motivada por otra cosa que no era amor y que lo que parece amor no es con frecuencia en modo alguno amor. Mi experiencia me permitió acumular un conjunto deejemplos de lo que parecían actos de amor y de lo que no parecía amor.
Unode los principalesrasgos que distinguían a estas dos categorías parecía ser la finalidad consciente o inconsciente delque profesaba amor o no lo profesaba.
Segundo, se advertirá que según mi definición el amor es un proceso extrañamente circular pues el proceso de extender el propio ser de uno es un proceso de evolución. Cuando uno ha logradoextender sus propios límites, ha crecido y se encuentra en un estado mayor de ser. De manera que elacto de amar es un acto de auto evolución aun cuando la finalidad del acto sea el crecimiento de alguna otra persona. Evolucionamos en virtud de que tendemos hacia la evolución.
Tercero, esta definición unitaria del amor incluye el amor por uno mismo y el amor por otro.Como todos somos humanos, amar a los seres humanos significa amarme a mí mismo. Consagrarseal desarrollo espiritual humano es consagrarse al género del que uno forma parte, y por eso significaconsagrarse al desarrollo de uno mismo así al de los demás. En verdad, según ya lo señalamos,somos incapaces de amar a otra persona si no nos amamos a nosotros mismos, así como somosincapaces de enseñar autodisciplina a nuestros hijos si nosotros mismos no somos disciplinados. Enverdad, es imposible dejar de lado nuestro propio desarrollo espiritual en favor del desarrollo dealguna otra persona. No podemos dejar de lado la autodisciplina y al mismo tiempo ser disciplinadoscuando nos ocupamos de otro. No podemos ser una fuente de fuerza si no promovemos nuestra propia fuerza. A medida que avancemos en nuestro examen de la naturaleza del amor creo que llegará a ser evidente que no sólo el amor de uno mismo y el amor a los demás van acompañadossino que, en última instancia, no se los puede distinguir.
Cuarto, el acto de extender los límites de uno mismo implica esfuerzos. Uno extiende suslímites sólo superándolos y esa superación requiere esfuerzos. Cuando amamos a alguien, nuestroamor se demuestra sólo a través de nuestras obras, por el hecho de que por ejemplo por esa persona(o por nosotros mismos) somos capaces de caminar una milla más o de dar un paso más. El amor noestá exento de esfuerzos, por el contrario supone esfuerzos.
Por fin, al emplear la palabra “voluntad” procuro trascender la distinción entre deseo y acción.El deseo no se traduce necesariamente en acción. La voluntad es un deseo de intensidad suficiente para traducirse en acción. La diferencia entre ambas cosas es igual a la diferencia que hay entre decir “Me gustaría ir a nadar esta noche” e “Iré a nadar esta noche”. En nuestra cultura todos deseamos encierta medida amar, pero muchos realmente no aman. Por eso llego a la conclusión de que el deseode amar no es en sí mismo amor. El amor es un acto de voluntad, es intención y acción. La voluntadtambién implica elección. No tenemos que amar, sino que elegimos, decidimos amar. Por más que podamos pensar que queremos amar, si en realidad no amamos ello se debe a que hemos decidido noamar y, por lo tanto, no amamos a pesar de nuestras buenas intenciones. Por otro lado si realmentenos esforzamos en la causa del crecimiento espiritual ello se debe a que hemos decidido hacerlo así.Hemos elegido el amor.
Como ya lo indiqué, los pacientes que recurren a la psicoterapia invariablemente están más omenos confundidos acerca de la naturaleza del amor. Lo que ocurre es que frente al misterio delamor abundan las falsas concepciones. Si bien este libro no hará que el amor deje de ser un misterio,espero que pueda clarificar suficientemente la cuestión para contribuir a desechar esas falsasconcepciones que provocan sufrimientos no só1o a los pacientes sino a
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