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La Economia


Enviado por   •  17 de Agosto de 2014  •  619 Palabras (3 Páginas)  •  172 Visitas

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IMAGEN PERSONAL Y CORTESÍA AL HABLAR

Relacionamos cortesía con los modales y la buena educación. La cortesía verbal se especializa en la parte lingüística del cuidado a la imagen de las personas. Cuando hablamos mostramos una imagen de nosotros mismos, un buen orador se servirá de mecanismos lingüísticos que suavicen los mensajes menos agradables de oír. Esto sucede no solo en intercambios comunicativos sino también transmitimos un modo de ser una actitud ante la vida. El orador ha de ser consistente de que la palabra es la tarjeta de visita de nuestra persona ante los demás.

Un presentador de televisión o profesional invitado a participar en un debate público obviamente no se comportan en estas situaciones de la misma manera que lo harían estando en casa con su familia ni en el bar con los amigos. La imagen es el deseo que las personas sentimos de ser valoradas positivamente, cuantas veces queremos conseguir algo, un favor de un familiar o de un jefe, acudimos a la persona más dulce o más diplomática para que lo pida en nombre de todos, pues, para que sea un mensaje eficaz no es suficiente con que sea bueno, novedosos o brillante, sino también a quien está dirigido el mensaje, el modo de expresarlo afectará a su aceptación.

Nos podemos hacer una idea de las cualidades que se aprecian en nuestra sociedad a partir de lo que se oye o se lee en los medios de comunicación, bien fijándonos en discursos o juicios críticos. Es importante mostrarse seguros y firmes en lo que decimos pero a la vez evitar ser impositivos, el que habla debe estar atento a no contradecirse en las ideas y que lo dicho en un determinado momento pueda luego declinar lo anterior. También se valora una cierta modestia en el modo de expresarnos, lo podemos hacer mediante atenuaciones o con justificaciones que reconduzcan lo ensalzado a causas ajenas a nosotros.

En las situaciones que se tenga que asumir un error o culpa, el orador deberá calcular con previsión hasta qué punto debe atribuirse abiertamente todo el hecho o, sin faltar a la verdad y escurrir su responsabilidad, decidirá si es más adecuado justificar su comportamiento. En gran medida nuestra visión del asunto determina la mejor recepción en el auditorio, también en discursos en los que nos enfrentamos a problemas difíciles, una actitud optimista y esperanzadora por parte del orador provoca en el receptor confianza y seguridad en él, una de estas actitudes son: expresar promesas, inculcar la propia seguridad y sobre todo, resaltar la valía.

Nuestras palabras las reciben otras personas, al otro lado de nuestro discurso está alguien que espera que se apruebe su actuación y que se respete su imagen. Es conveniente saber algo del público que nos escucha, esto no solo nos evitará muchos problemas, como herir sensibilidades o provocar malos entendidos, sino que también hará más eficaces nuestras palabras, pudiendo incluso lograr

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