La Educación Prohibida
Enviado por elianalisio • 26 de Abril de 2014 • 5.637 Palabras (23 Páginas) • 352 Visitas
Consignas
• En función de la película “La Educación Prohibida” analizar:
• La función del sistema educativo desde los procesos de aprendizaje.
• Práctica de los docentes desde los procesos de enseñanza.
• ¿Cómo en la escuela se construyen o desconstruyen espacios para el tratamiento de la diferencia?
• Las prácticas docentes desde la diversidad y sus representaciones acerca de ello.
• La relación entre los sujetos al interior de los grupos escolares desde lo diverso y sus efectos.
• La construcción de espacios multiculturales en la institución escolar a partir de representaciones estigmatizantes. ¿Cómo quedaría planteada la relación nosotros-otros?
• El papel de la escuela como democratizadora de las relaciones sociales (límites, fronteras, territorios e imaginarios).
• Plantear posibles salidas a la crisis que se plantea en la película.
• Opinión personal sobre la cursada.
“Esta película (y este trabajo) es una invitación a encontrarnos con la educación más allá de los muros de la escuela que todos conocemos; una invitación a pensar otras formas de aprendizajes, a conversar y debatir sobre nuestras prácticas escolares y educativas. (…) Encontrarnos con otros, conocer y explorar sus experiencias, intercambiar ideas y llevarlas a nuestra realidad, (…) es nuestra propuesta. Y empieza hoy mismo.”
La Educación Prohibida.
• La función del sistema educativo desde los procesos de aprendizaje.
• Práctica de los docentes desde los procesos de enseñanza.
La educación laica, gratuita y obligatoria fue inventada en algún momento, antes no existía. En Atenas, no había escuelas sino academias (como la de Platón) que eran espacios de reflexión, conversación, y experimentación libre. La instrucción obligatoria era cosa de esclavos. En Esparta, por ejemplo, la educación era una instrucción militar, donde el estado se deshacía de quienes no llegaban a los niveles esperados. Había clases obligatorias, fuertes castigos y entrenamientos mediante el dolor y el sufrimiento. Antiguamente, la educación estuvo en manos de la iglesia católica (en occidente). Pero recién en el siglo XVIII, en Prusia, fue donde se creó el concepto de educación Publica, Laica y Gratuita.
Con el fin de evitar las revoluciones, en Francia, los monarcas incluyeron principios de la ilustración para satisfacer al pueblo, manteniendo el régimen absolutista.
La escuela prusiana se basaba en la división de clases y castas, fomentaba la disciplina, la obediencia y el régimen autoritario. Estos buscaban un pueblo dócil, obediente y que se pudieran preparar para la guerra de aquellas épocas.
Las novedades del sistema educativo se expandieron y llegaron desde América y Europa a Prusia para poder capacitarse. Con el discurso de “educación para todos” se extendió por todo el mundo, elevando la bandera de la igualdad, cuando la esencia del sistema venía del “despotismo”: perpetuando el modelo elitista y la división de clases.
En la actualidad, cada vez son menos las escuelas con alumnado homogéneo, que respondan en su totalidad a las características con que se asocio tradicionalmente a “la escuela del barrio” o a “la escuela elitista”. En algunas escuelas se trata de mantener el “tipo de alumnado histórico” en el turno mañana y en el de la tarde ubicar los casos en situación de pobreza o “problemáticos”.
En condiciones de desigualdad social las posibilidades de acceder a una oferta supuestamente uniforme no van a ser las mismas para todos. Se ha planteado así que “… Para garantizar equidad educativa en sociedades donde los puntos de partida de la población escolar no son iguales se requieren diferentes “ecualizadores”, es decir un sistema educativo diferenciado en el sentido de brindar mejores oportunidades de educación a quienes peores puntos de partida…” (Braslavsky C.: 1985).
Las tendencias en la política educativa, a partir de la sanción de la Ley Federal de educación (1993), contribuyen a agravar la crisis de la escuela, sobre todo en la forma en que se pretende incorporar la diversidad y el abandono del paradigma homogeneizador, así como también el avance de un discurso educativo enmarcado en criterios descontextualizados de calidad, eficiencia, excelencia, competitividad y resultados.
Desde este discurso se afirma un modelo de la autonomía institucional. El perfil de cada institución, de acuerdo a las características de la población que atiende, se va afirmando a través de su proyecto. En este caso, el riesgo reside en la consolidación de las diferencias.
Tal heterogeneidad existió desde la organización del sistema educativo en el siglo XIX; pensemos en las escuelas argentinas con numerosos niños, hijos de extranjeros, que empezaban a conocer el idioma del país en la escuela porque en sus casas se hablaba el idioma del país de origen de sus padres.
El modelo de producción industrial y el de cadena de montaje era perfecta para la escuela ya que la educación de un niño era comparable con la producción de un producto: pasos determinados en un orden específico, separados por generaciones y grados escolares, implementando contenidos curriculares pensados por un experto. En este caso, los educadores no son los que proponen contenidos, sino que lo hacen administrativos. El docente sólo enseña algo impuesto por otros que no son pedagogos. La educación de hoy es administrativa: alumnos que llegan, profesores que dan clase, y el ciclo se repite.
En los últimos siglos, las escuelas fueron creadas a imagen y semejanza de las prisiones y las fábricas priorizando el cumplimiento de reglas y el orden social como si fuese una fábrica de ciudadanos obedientes, consumistas y eficaces; donde de a poco las personas se convierten en números y estadísticas, deshumanizándonos a todos. Somos considerados grupos homogéneos, con contenidos homogéneos y resultados parejos, aunque no todos sepamos lo mismo. De este modo, la escuela no atiende a las necesidades individuales, porque
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