La Importancia De Una Relaicon Social Armonica
Enviado por marayauriazuul • 4 de Septiembre de 2013 • 2.061 Palabras (9 Páginas) • 441 Visitas
El artículo considera el análisis del ámbito profesional de la enfermera, distinguiendo las relaciones interpersonales y el proceso de comunicación que se establece en los cuidados de enfermería. Resalta la necesidad de enfrentar, desde una perspectiva ética y humanista, la solución a los procesos de despersonalización en las relaciones humanas que vive el mundo actual.
En este sentido, se propone que en los vínculos enfermera–paciente logren establecerse permanentemente relaciones genuinamente humanas, donde haya un énfasis particular en el respeto a la dignidad del ser humano y se conciba al paciente como una persona, y no como una cosa ni como un objeto de ganancias económicas. Es indispensable emplear estrategias educativas adecuadas para promover el aprender sirviendo, de modo que las y los profesionales asuman un compromiso con las demandas de la sociedad y se fomente la concordia social.
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Introducción :: ¿Qué es el hombre? :: Convivencia social y relaciones interpersonales
RI en los cuidados de enfermería :: ¿Conclusiones? :: Referencias
Bibliografía :: Acerca del autor
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Introducción
Hablar de relaciones interpersonales es hacer referencia a la esencia misma del ser humano, ya que el hombre necesita de otros hombres para sobrevivir y poder realizar su propia humanidad. El hombre no puede vivir en soledad, al menos no puede hacerlo humanamente.
En todo espacio sociocultural, un individuo convive con otros individuos, esto le permite conocer a los demás y conocerse a sí mismo. Por tanto, las relaciones interpersonales, aquellas que se establecen entre al menos dos personas, son parte esencial de la vida en sociedad, característica del ser humano.
Una de las finalidades de las relaciones interpersonales es propiciar la convivencia humana en forma armónica, pero: ¿cómo alcanzar este propósito dentro de un mundo complejo, donde predomina la despersonalización de las relaciones humanas?, ¿cómo lograr el buen entendimiento entre las personas? Una posibilidad es partir de una serie de principios éticos que guíen la actuación del hombre e intentar establecer una adecuada comunicación con nuestros semejantes, en la que prevalezca el diálogo, el intercambio y la vinculación recíproca.
Esto es aplicable a todos los espacios socioculturales en que se desenvuelve el ser humano, ya sea la familia, los diversos grupos de convivencia o los laborales, donde sabemos que aun cuando la persona desarrolla actividades propias, también está en situación de dependencia de las acciones de otros para dar solución a sus demandas y satisfacer sus necesidades. En este sentido, las relaciones interpersonales son la base para el buen funcionamiento de la sociedad, a partir de la convivencia armónica entre las personas y el fortalecimiento de la concordia social.
El objetivo del presente trabajo es resaltar la importancia de las relaciones interpersonales en la convivencia social y, principalmente, en los cuidados de enfermería para analizar la diversidad de factores que inciden en esta práctica profesional, abordando las vinculaciones establecidas con los pacientes y sus familiares, así como con otros profesionales de la salud, particularmente, en el encuentro humano esencial conocido como cuidados de enfermería.
Iniciamos al exponer nuestra concepción del hombre como un ser social, destacando sus principales diferencias con los animales y las implicaciones de éstas para el desarrollo de la humanidad de la persona, su valor para la vida en sociedad que comparte con sus semejantes.
Posteriormente, analizamos dos aspectos fundamentales de la convivencia social: la interrelación entre personas, que demanda un trato humano para el logro de la concordia social, y el proceso de comunicación implicado en dicha interrelación.
En este contexto se abordan los aspectos más importantes del vínculo enfermera-paciente: los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para el establecimiento de relaciones interpersonales genuinamente humanas. Por último, hacemos una serie de reflexiones sobre la posibilidad de enfrentar la actual despersonalización en las relaciones humanas, específicamente en el espacio sociocultural en que tienen lugar las vinculaciones enfermera-paciente, hablamos de los cuidados de enfermería.
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¿Qué es el hombre?
“…nacemos humanos pero eso no basta: tenemos
también que llegar a serlo”
Fernando Savater
Sin pretender dar una respuesta definitiva a esta pregunta que se ha formulado desde hace siglos, comentaremos las principales características del hombre en comparación con los animales, a fin de aproximarnos al entendimiento de la complejidad de su vida social y de las relaciones que establece con sus semejantes.
El hombre es considerado como un ser cualitativamente diferente de los animales, aun cuando pertenecen al mismo reino, ya que a diferencia de éstos posee una determinación genética limitada; es decir, la mayoría de las características específicamente humanas no están dadas por un código genético. Así, nuestra humanidad no es algo meramente biológico.
El comportamiento, las aptitudes y los caracteres propiamente humanos no se transmiten por herencia biológica, los adquirimos a lo largo de la vida y, por lo tanto, puede decirse que todo individuo aprende a ser hombre (Leontiev, 1983). Por esa razón, el hombre es un ser social y todo lo que en él hay de humano proviene del contacto con otros seres humanos, de su vida en sociedad. En consecuencia, es sólo a través de otros (sus semejantes) que la posibilidad de ser humano se realiza efectivamente. Esto implica un proceso de socialización, donde la comunicación resulta de suma importancia, es decir, conlleva un proceso de formación o, diríamos, un proceso de educación.
“..lo propio del hombre no es tanto el mero aprender como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos. Nuestro maestro no es el mundo, las cosas, los sucesos naturales, ni siquiera el conjunto de técnicas y rituales que llamamos ‘cultura’ sino la vinculación intersubjetiva con otras conciencias”. 1
Recordemos el ejemplo de Piéron (citado en Leontiev, 1983): si una catástrofe matara a toda la población adulta, sobreviviendo sólo los niños pequeños (agregamos, sin lenguaje), esto no significaría el fin del género humano, mas sí el de la historia de la humanidad tal como se estaba dando, pues no habría quién transmitiera los
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