La Importancia Del Preescolar En El Desarrollo Del Niño
Enviado por ileanagonzaleze • 13 de Enero de 2013 • 4.172 Palabras (17 Páginas) • 681 Visitas
Desarrollo psicológico del niño en edad preescolar:
El niño tiene necesidad de explorar, conocer y actuar sobre el mundo que lo rodea y es a partir de allí que construye y avanza en sus conocimientos. El niño necesita tomar decisiones, planear y llevar a cabo acciones para así ubicar, dominar y controlar el ambiente que lo rodea.
Los diferentes procesos y manifestaciones psicológicas del niño no están todos presentes desde el nacimiento (como la presencia del lenguaje articulado); ni tienen las mismas características cualitativas en todas las edades ( por ejemplo: los movimientos de un niño de 4 años son más complejos que los de uno de año y medio). También se da el caso de conductas que desaparecen con el paso del tiempo (como el gateo). Con esto se puede afirmar que el conjunto de cambios psicológicos que experimenta el niño con el aumento de su edad, se le llama desarrollo psicológico.
Cuando se habla de desarrollo psicológico se toman en cuenta una serie de cambios que ocurren en el tiempo en los ámbitos físico, motor, cognitivo, emocional y de lenguaje del niño y que se caracteriza por una diferenciación donde las distintas manifestaciones psicológicas aparecen como fenómenos con carácter propio de una manera uniforme. Por ejemplo: las emociones del niño muy pequeño son pocas y simples y quizás se podrían resumir en agrado o desagrado, pero a los dos años se han diferenciado muchas de otras respuestas emocionales tales como rabia, sorpresa, alegría, etc.
Otra característica de este desarrollo es la denominada integración jerárquica en la que los diferentes procesos psicológicos del niño son controlados a niveles cada vez más altos de su psiquis, por ejemplo, los movimientos de un niño pequeño para tomar objetos son al comienzo solamente reflejos; cuando el niño crece, ese mismo tipo de movimiento pasa a ser controlado voluntariamente por éste, quien puede usarlo cuando lo desea para tomar algo que le interesa. Se puede decir que ese movimiento tenía una integración o control al comienzo y que luego ha pasado a controlarse a un nivel jerárquico más elevado.
Ahora bien, la atención educativa que deben recibir los niños preescolares debe interpretarse como un sistema de interrelaciones profundas entre el niño y sus compañeros, entre el niño y su maestro, la familia, el ambiente y la comunidad. En tal sentido es importante tener presente en qué momento un niño se encuentra en edad preescolar. Según Alonso, A. (1990):
El preescolar comienza cuando aparece el adualismo, conducta especial sumamente rara del niño en la cual el pensamiento mágico se mantiene todavía pero empiezan a venir realizaciones y procesos lógicos. Cabe la posibilidad de que aún con un pensamiento mágico existan ciertos esquemas que vayan apuntando a algo lógico. En ese momento es en el que realmente el niño deja de ser un infante para convertirse en un preescolar en el sentido del desarrollo y la variación; aun y cuando es difícil que se dé a una edad específica, por lo que debe ser objeto de un estudio individualizado (pág. 82).
Por lo anterior, se debe destacar que la individualidad es una condición que debe considerarse de forma primordial y por esto debe existir un esfuerzo permanente por hacer conscientes la naturaleza de las interrelaciones, aprovecharlas y canalizarlas a beneficio de las condiciones que rodean al niño, ya que las necesidades de cada uno difiere, y de acuerdo a dichas diferencias deben ser atendidos, logrando con esto que el pequeño llegue a ser un adulto equilibrado con un estado de conciencia que le permita participar activamente en su vida social futura.
Los cambios propios del desarrollo psicológico están determinados, además, por otros factores que influyen enormemente en su avance, como la interacción entre la herencia (características con las que el niño nace) y el ambiente ( aprendizaje en el medio que se desenvuelve) las cuales interactúan permanentemente.
El niño también forma parte de un sistema de relaciones que influyen en su desarrollo que se inician en el hogar con sus padres y miembros de su familia, luego otros niños y adultos distintos, las relaciones en el colegio, y más tarde la comunidad en la que se desenvuelve. Como se mencionó anteriormente, los niños de edad similar presentan un desarrollo similar, pero existen grandes diferencias individuales que incurren en su ritmo de desarrollo, por ello, los cambios o etapas ocurren en una secuencia más o menos fija, pero el momento cronológico en que se dan varía de un niño a otro.
El desarrollo presenta períodos críticos en que el niño está particularmente dispuesto a experimentar cambios psicológicos significativos, donde las condiciones en que transcurren los primeros años de vida son sumamente importantes.
Con respecto a esto, Vegas de Sousa, M. (1989) señala:
Los años comprendidos entre los dos y los seis son los años mágicos de infancia, probablemente en ninguna otra época de su vida será confrontado con tantos desafíos, conflictos, ansiedad y temores. Es la época cuando el niño se aparta de su madre y ensancha su mundo para incluir en él a otros niños, otros adultos, nuevas habilidades físicas y motoras, intelectuales y sociales.
La evolución de la personalidad durante esta etapa de la vida se lleva a cabo principalmente por la práctica continua de una serie de conductas que la cultura le impone al niño por ser apropiadas para su edad, sexo, familia, escuela, etc. Estos factores innatos combinados entre sí y en interrelación con las personas significativas que pueblan el ambiente del niño, producirán un ser adulto con una personalidad clara, precisa y única. (pág. 24 ).
Las relaciones sociales infantiles forman parte fundamental en lo referente al desarrollo psicológico de los niños y éstas suponen interacción y coordinación de los intereses mutuos, en las que el niño adquiere pautas de comportamiento social a través de los juegos, especialmente dentro de lo que se conoce como su grupo de pares (niños de la misma edad, con los que comparte tiempo, espacio físico y actividades comunes). De esta manera pasan, desde los años previos a su escolarización hasta su adolescencia, por sistemas sociales progresivamente más sofisticados que influirán en sus valores y en su comportamiento futuro. El cambio hacia el mundo social adulto es apoyado por los fenómenos de liderazgo dentro del grupo de iguales, donde se atribuyen roles distintos a los diferentes miembros en función de su fuerza o debilidad. Además, el niño aprende a sentir la necesidad de comportarse de forma cooperativa, a conseguir objetivos colectivos
...