La Mansedumbre De MAGAHIR
Enviado por allanfeerd • 19 de Julio de 2011 • 480 Palabras (2 Páginas) • 580 Visitas
LA MANSEDUMBRE DE MAHAGIR
Un día hubo una gran fiesta en el pueblo y los organizadores pensaron plantar una gran tienda para acomodar
a todos los habitantes, durante las actividades festivas. Para construirla había que poner un gran poste en
medio del poblado. Los habitantes cavaron un gran hoyo, lo suficiente amplio y profundo como para que
cupiera el gran poste. Sólo un elefante, llamado, Mahagir, tenía fuerza suficiente para cargar con una carga tan
grande y pesada, y para colocarla en el hoyo. Sus servicios eran indispensables. Al igual que en otras ocasiones,
se presentó al lugar de trabajo, tal como lo había ordenado su dueño, en obediencia serena. Los habitantes del
lugar, por su parte, estaban esperando para hacer su trabajo a que el elefante hubiese terminado el suyo.
Con toda facilidad, Mahagir cargó el poste, más grueso que su pierna y muchas veces más largo que su cuerpo.
A una orden del Mahout, el dueño del elefante, Mahagir llevó el poste cerca del hoyo, mientras todos los
pobladores contemplaban la escena con curiosa expectación. A la siguiente orden, el elefante levantó el poste
y lo mantuvo sobre el hoyo. Entonces llegó la orden final: “échalo al hoyo”. Pero en ese momento sucedió algo
inesperado. El elefante se quedó quieto, sin moverse, con el poste en posición vertical, apoyándose sobre una
de las orillas alrededor del hoyo.
El Mahout repitió la orden de poner el poste dentro del hoyo, pero Mahagir no obedeció. En todos los rostros
apareció la sorpresa. El Mahout perdió el control y, dando chillidos repitió la orden, hiriendo al elefante sin
piedad con el látigo hasta que le abrió la piel. El elefante, sin embargo, permaneció tercamente quieto, como si
estuviese pintado sobre tierra pintada. El Mahout dio rienda suelta a su ira, usando el látigo con fuerza
indiscriminada, hasta que las orejas del elefante sangraron tanto que también provocaron su ira. Era un
hombre colérico. Mahagir, en cambio demostró un gran autocontrol. Sin esfuerzo pudiera haber echado por
tierra a Mahout. Lo pudiera haber golpeado con el poste, o lo pudiera haber destrozado, hasta darle muerte,
bajo su inmenso pie. Sin embargo, no usaba su gran fuerza en forma destructora. Mahagir era, en verdad, un
animal manso. Y, precisamente, debido a esa mansedumbre, mostraba también su ira para que todo el mundo
la viera. Al son de la trompeta que se escuchaba en las colinas lejanas, hizo dar vueltas al poste y lo arrojó con
violencia a muchos metros de distancia, sobresaltado con su conducta desacostumbrada a quienes está
mirando.
Después ocurrió algo todavía más sorprendente. El inmenso poste de madera rebotó varias veces sobre la
tierra hasta que se detuvo. Los pobladores vieron
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