La Psicología Social Y La Teoría Sociocultural
Enviado por lucio63 • 25 de Febrero de 2013 • 629 Palabras (3 Páginas) • 554 Visitas
A. ¿Qué es la psicología social?
a. Todo resultaría muy sencillo si pudiésemos decir sin dudar: existe el
individuo y existe la sociedad. Evidentemente esto se nos repite innumerables veces y
uno parece comprender e incluso ver lo que indican estas palabras. Todos aceptamos
como algo indiscutible que estos dos términos estén separados, que cada uno sea
autónomo y posea una realidad propia. Esto significa que podemos conocer uno sin
conocer el otro, como si se tratasen de dos mundos extraños entre sí. La fuerza de
esta visión resulta incontestable, al igual que la división que mantiene: el individuo
reducido a su organismo y la sociedad petrificada en sus instituciones y aparatos. O
mejor aún. Por una parte el uno, lo único, por otra parte lo múltiple o colectivo. Y esta
visión tiene un efecto al que nos hemos acostumbrado desde hace largo tiempo: el
tratado de partición que concede el individuo a la psicología y la sociedad a la
economía o a la sociología. Este resultado se expresa a menudo de una forma más
concreta: el psicoanálisis se ocupa del individuo y el marxismo de la sociedad.
Semejante convención clarifica las ideas y contribuye de manera eficaz a la
coexistencia pacífica entre las diversas ciencias y entre las diversas teorías.
La partición que acabo de describir, y sobre la que no hace falta insistir por su
familiaridad, obedece a una lógica determinada. Corresponde a la realidad en los casos
extremos. Pero resulta banal reconocer que el individuo sólo existe dentro de la red
social y que toda sociedad se compone de una multitud de individuos diversos, al igual
que el más mínimo pedazo de materia está compuesto por una multitud de átomos.
Además, tenemos derecho a observar que en cada individuo habita una sociedad: la de
sus personajes imaginarios o reales, la de los héroes que admira, la de sus amigos y
enemigos, la de los hermanos y padres con quienes nutre un diálogo interior
permanente. Y con los cuales llega incluso a sostener relaciones sin saberlo. Así pues,
cuando decimos: existe el individuo y existe la sociedad, dejamos de lado la
experiencia compartida por casi todo el mundo.
Se dirá con justicia que esto no es demasiado grave. Todo análisis y toda
explicación exigen una abstracción. Abstracciones como las que hacemos
constantemente en economía al hablar del mercado separado del poder, o en
psicología al describir el pensamiento separado de las emociones. Si, no cabe la
menor duda. Pero dicha partición tiene sentido. Oculta una realidad primera, la
invariante de existencia cuyos rastros encontramos en todas partes. Es decir, la
oposición entre individuo y sociedad, la feroz batalla que
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