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La Represión Desde La Perspectiva De Foucault Y Freud


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  1.769 Palabras (8 Páginas)  •  528 Visitas

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La represión desde la perspectiva de Foucault y Freud

Dentro de los planteamientos de Freud y de Foucault encontramos presente el tema de la represión. La represión es un tema profundamente arraigado en la exploración científica, filosófica e histórica que proponen tanto Freud como Foucault; dentro de las propuestas de Foucault y de Freud hallamos la represión como base para que los individuos sientan malestar; puede considerarse que la represión es el fundamento de las relaciones que establecen los individuos unos con otros y con su entorno. Por tanto, en este ensayo se sostendrá que los planteamientos de Freud y los de Foucault se diferencian en que, respectivamente, por un lado se habla de la represión pulsional en los individuos y por otro se explora la represión en su grado social. Esta tesis se sostendrá partiendo de que: según Freud, la represión se da a nivel del propio individuo en respuesta a una cultura que lo excede; desde la perspectiva de Foucault, la represión esta dada a los individuos directamente por las sociedades en las que estos mismos se ven inmersos; y, a diferencia de lo que según las ideas de Freud apreciamos que la represión faculta la interacción del individuo con su entorno, observamos como, dentro de los planteamientos de Foucault, la represión condiciona la posibilidad del individuo para relacionarse con lo que le rodea.

Según Freud, la represión se da a nivel del propio individuo en respuesta a una cultura que lo excede. Dentro del pensamiento freudiano ha de considerarse al ser humano como un ser absolutamente limitado por leyes de distintas índoles; bajo este supuesto se puede sostener que el medio excede a los individuos y, por lo mismo, estos se ven en una constante angustia enfocada principalmente sobre la figura de la muerte; con la intención de manejar esta angustia, los individuos crean satisfacciones sustitutivas –religión, filosofía, ciencia, arte, entre otras– que adormezcan esta angustia reprimiendo ciertas pulsiones ¬–he ahí que el origen de las culturas se halla en la renuncia pulsional–. “Puesto que la cultura obedece a una impulsión erótica interior, que ordena a los seres humanos unirse en una masa estrechamente atada, sólo puede alcanzar esta meta por la vía de un refuerzo siempre creciente del sentimiento de culpa” (Freud, 35). Partiendo de lo previamente expuesto, se ha de comprender que la represión propuesta en las lecturas freudianas trasciende del grado extra-sujetivo a una represión intra-sujetiva; evidentemente, esta represión intra-sujetiva se da en pro de lograr una aceptación social por parte de la cultura.

En si, la represión de las pulsiones es el fundamento freudiano de la interacción entre el individuo y la cultura que lo envuelve. Conociendo que dentro del marco freudiano se aprecian dos pulsiones –de vida o eros y de muerte o thanatos– ha de comprenderse que estas dominan la parte inconsciente –ello– dentro del aparato psíquico de los individuos; ahora bien, respecto del aparato psíquico no se puede despreciar la contraposición constante que hay entre el yo y el ello; en esta contraposición de un consciente –yo– y un inconsciente ¬–ello– se genera un preconsciente –superyó– que tiene como función mediar las relaciones entre el individuo y la cultura partiendo de normas que se internalizan en el sujeto generando una consciencia moral que reprime su pulsión.

Sólo sobreviene un cambio importante cuando la autoridad es interiorizada por la instauración de un superyó. Con ello los fenómenos de la conciencia moral son elevados a un nuevo grado {estadio}; en el fondo, únicamente entonces corresponde hablar de conciencia moral y sentimiento de culpa (ver nota(94)). En ese momento desaparece la angustia frente a la posibilidad de ser descubierto, y también, por completo, el distingo entre hacer el mal y quererlo; en efecto, ante el superyó nada puede ocultarse, ni siquiera los pensamientos (Freud, 33).

En si, con la instauración del superyó –como una nueva instancia del aparato psíquico– se ata al individuo con la cultura partiendo de una moral internalizada y represiva ante las pulsiones sujetivas intrínsecas.

Desde la perspectiva de Foucault, la represión esta dada a los individuos directamente por las sociedades en las que estos mismos se ven inmersos. Por otro lado, Foucault nos habla de una represión sobre los individuos impuesta directamente por la cultura. Como antecedente se debe comprender que, según la arqueología del saber propuesta por Foucault, durante cada época existe un saber –o conjunto de saberes¬– ordenador de las sociedades, o arjé, que se manifiesta a través de discursividades; entonces, toda discursividad impropia del arjé dominante para la época será catalogada por la cultura –como locura por ejemplo– y reprimida por la sociedad. “Es que, de una manera general, la locura no se encuentra unida al mundo y a sus fuerzas subterráneas, sino más bien al hombre, a sus debilidades, a sus sueños y a sus ilusiones” (Foucault, 23). Por lo tanto, no sorprende el hecho de que sean los arjés los que determinen el cambio de época y expliquen la variabilidad que ha tenido el concepto de locura durante el transcurso de la historia. En breve, las sociedades son represivas por el hecho de que buscan sostener sus discursividades en un orden determinado por la época.

Manifestaciones de la represión, como el encierro durante la época clásica, dan cuenta del rechazo a las formas que no han sido establecidas por la cultura para los individuos pertenecientes a la misma. Absurdo resultaría sostener que la represión en las sociedades escatima recursos; de hecho,

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