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La Sexualidad En La Edad Adulta


Enviado por   •  29 de Agosto de 2012  •  1.836 Palabras (8 Páginas)  •  1.262 Visitas

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Índice.

La sexualidad en la edad adulta…………………………………………….3

Conclusión………………………………………………………………….…..6

Bibliografía………………………………………………………………………7

La sexualidad en la edad adulta.

Podemos dividir esta etapa en dos periodos, de acuerdo a las dos décadas que abarca: la que va de los 20 a los 30 años, y la que llega a los 40. En la primera, la persona sufre multitud de cambios, sobre todo en el plano psicológico. Es un tiempo en el que se toman decisiones que van a marcar el resto de la vida (modelo de vida, trabajo, matrimonio, responsabilidades). En el plano de la sexualidad es un tiempo de experimentar, conocer, buscar y profundizar en la propia expresión sexual. Conviven la incertidumbre con la completa satisfacción, y está presente todavía la preocupación adolescente sobre la destreza en la práctica del sexo. Si en cualquier aspecto de la vida las creencias y la educación moldean la conducta, en la sexualidad ocurre lo mismo. En la medida en que se logra madurez para preguntarse sobre principios y normas relativas a la sexualidad, cada persona adquiere la posibilidad de desarrollar su esfera sexual con total libertad y de vivir de un modo pleno su orientación sexual (heterosexual, homosexual o bisexual). En la segunda etapa se culmina, al menos se espera culminar, la orientación del deseo, el tipo de vida, el estado civil y la estabilidad con la pareja, o, si se prefiere, en solitario. Todos ellos son aspectos que tienen su repercusión en el comportamiento sexual, aunque no desaparecen las condiciones anatómicas, psicológicas y emocionales, y siguen presentes los recuerdos de etapas pretéritas, las fantasías, las asociaciones y expectativas que conforman el entramado del que surge la conducta sexual. El adulto saludable desde el punto de vista sexual, tiene conocimientos y habilidades que contribuyen al disfrute y la salud sexual. La creencia de que la edad y el declinar de la actividad sexual están inexorablemente unidos ha hecho que no se prestara mayor atención a una de las actividades que procura mayor calidad de vida, tanto en los mayores como en los jóvenes, como es la sexualidad.

Hasta hace muy poco, la actividad sexual en los ancianos ha sido considerada inapropiada, inmoral e incluso una conducta aberrante. Un cambio radical con respecto a la sexualidad en las últimas décadas ha permitido un aumento del número de personas de edad avanzada que han buscado y buscan consejo para el tratamiento de las disfunciones sexuales, así como respuestas a las dudas que abriguen acerca de los cambios sexuales que en ellos mismos observan.

En los seres muy mayores la función sexual se ve afectada en primer lugar por los cambios fisiológicos y anatómicos que el envejecimiento produce en el organismo sano, cambios que deben distinguirse de los efectos en la actividad sexual que las diferentes enfermedades y sus tratamientos pueden producir.

Por supuesto, hay que entender, que el mayor impedimento al sexo en todas las edades es: la obesidad con sus complicaciones asociadas.

En 1948 se publicó el primer estudio sobre las relaciones sexuales en la vejez. Kinsey y sus asociados fueron los primeros en documentar la existencia de un gradual declive en la actividad y en el interés sexual con el envejecimiento. Esta disminución de la función sexual se constató tanto en los hombres como en las mujeres. Masters & Johnson confirmarían estos hallazgos más adelante.

Ambos grupos de investigadores igualmente, enfatizan las diferencias que existen entre la mujer y el hombre envejecidos desde el punto de vista de la actividad sexual.

Una posible explicación a la diferencia entre hombres y mujeres estaría en que la mayoría de estudios que aparecen en la literatura utilizan como definición de actividad sexual exclusivamente la cópula. Un factor de consideración es que en edades avanzadas se produce en la población un desequilibrio numérico a favor de las mujeres. De hecho, en mayores de 85 años hay 39 hombres por cada 100 mujeres. Prácticamente dos terceras partes de la población anciana son mujeres, por lo que la ausencia de actividad sexual en la mujer podría tener que ver con la falta de pareja, entre otras razones.

Muchos de los estudios existentes sobre sexualidad y vejez han sido criticados debido a que confunden los efectos propios de la edad con aquellos debidos a patología o a factores como la socialización, factores culturales y de actitud o valores.

Muy pocos enfatizan la alimentación, como si este factor fuera irrelevante que, como sabemos, es de la mayor importancia.

Kaiser en 1996 realiza una revisión de los diferentes trabajos publicados hasta el momento sobre este tema. Entre ellos destaca el estudio llevado a cabo por Pfeiffer et al quienes encontraron que el 95% de los hombres de edades comprendidas entre los 46 y 50 años mantenían relaciones sexuales semanalmente, cayendo este porcentaje al 28% en los varones de 66 a 71 años. En el caso de personas casadas, el 53% de los individuos de 60 años y el 24% de los mayores de 76 años eran sexualmente activos.

Otro trabajo descrito en la revisión de Kaiser es el realizado por Bretschneider y asociados. Estos autores indican que el 63% de los hombres y el 30% de las mujeres de entre 80 y 102 años de edad eran activos sexualmente. En este estudio, además, se reseñaba que la actividad sexual más frecuente eran las caricias y tocamientos seguido del coito. El 74% de los hombres y el 42% de las mujeres practicaban la masturbación. Las mujeres activas sexualmente tendían a haber tenido más parejas sexuales y mayor nivel de actividad sexual en su juventud. Dato que posteriormente se ha confirmado también con los hombres. Sanders, realizó un estudio en el que se encuestó a

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