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La definición de empatía


Enviado por   •  26 de Marzo de 2015  •  Trabajo  •  2.078 Palabras (9 Páginas)  •  319 Visitas

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DEFINICIÓN

La empatía es la capacidad de entender los pensamientos y emociones ajenas, de ponerse en el lugar de los demás y compartir sus sentimientos excluyendo particularmente todo entrañamiento afectivo personal, siendo de vital importancia para una buena comunicación.

No es necesario pasar por las mismas vivencias y experiencias para entender mejor a los que nos rodean, sino ser capaces de captar los mensajes verbales y no verbales que la otra persona nos quiere transmitir, y hacer que se sienta comprendida de manera única y especial. De una forma coloquial diríamos: ponerse "en los zapatos, o en la piel del otro", de manera de entender realmente sus penas, sus temores, o sus alegrías.

Un error muy común es confundir la empatía con la simpatía; la diferencia que existe entre ambas es que la empatía es un capacidad cognitiva, mientras que la simpatía tiene un suplemento afectivo. La empatía implica un proceso de comprensión e inspección intelectual que accede a los estados emocionales de los otros, sin embargo la simpatía es un comportamiento reflejo, de tipo reactivo.

INTELIGENCIA EMOCIONAL /EMPATÍA

La empatía como tal es un sentimiento objetivo cuyo desarrollo requiere una cierta clase de inteligencia; quienes padecen autismo, síndrome de Asperger o determinadas psicopatías ven muy mermada esta capacidad cognitiva; por el contrario, quienes ejercen un liderazgo de carácter altruista suelen estar caracterizados por el amplio desarrollo de esta capacidad. Los estudios demuestran que esta capacidad suele darse más a menudo en el género femenino de la especie humana, quizá por el hecho biológico de tener hijos y cuidarlos.

Las personas con empatía poseen normalmente mucho reconocimiento social y popularidad, ya que se anticipan a las necesidades antes incluso de que sus acompañantes sean conscientes de ellas y saben identificar y aprovechar las oportunidades comunicativas que les ofrecen otras personas. Esta capacidad se extiende entre especies, permitiendo al empático una mejor interacción con los animales; inversamente, algunos animales poseen también esta capacidad, e incluso empatía entre especies, como el delfín.

La falta de capacidad para reconocer los sentimientos de los demás conduce a la ineptitud y la torpeza en las relaciones humanas. Por eso, tantas veces, hasta las personas intelectualmente más brillantes pueden llegar a fracasar estrepitosamente en su relación con los demás, y resultar arrogantes, insensibles, o incluso odiosas. En profesiones como el trabajo social, la medicina o la enseñanza, donde se requiere mucha empatía, el ejercicio continuado de la misma suele provocar cansancio o desgaste emocional, el síndrome del quemado o síndrome de burn-out.

Hay toda una serie de habilidades sociales que nos permiten relacionarnos con los demás, motivarles, inspirarles simpatía, transmitirles una idea, manifestarles cariño, tranquilizarles, etc. A su vez, la carencia de esas habilidades puede llevarnos con facilidad a inspirarles antipatía, desalentarles, despertar en ellos una actitud defensiva, ponerles en contra de lo que hacemos o decimos, inquietarles, enfadarles, etc.

Numerosos pensadores han tratado sobre la empatía; entre ellos destacan Edith Stein, Sigmund Freud, Carl Rogers o José Antonio Marina.

HIPOTESIS Y SUPOSICIONES

Ciertas corrientes de pensamiento psicológico postulan que la mente humana tiene en común los sentidos y sentimientos, la única diferencia entre dos hombres es el momento en el que se disparan dichos sentimientos, provocando emociones que motivan a actuar. Esto ocurre por una predisposición genética y condición hormonal. En base a esto, infieren que la empatía es posible en un individuo capaz de razonarse a sí mismo, evaluar sus sentimientos y razonarlos en otras personas de forma que no tienda a justificar sus propios deseos. El deseo sería la unidad de degeneración del pensamiento objetivo, y el grado de exactitud estaría desvirtuado dependiendo de la profundidad de su inteligencia emocional.

Parece ser que la capacidad a empatizar no es solamente importante para la observación de una conducta moral o social, sino paralelamente también para experimentar sentimientos como la envidia, el odio, guerras religiosas, etc.

Ha sido la filósofa Edith Stein quien realmente ha hecho un estudio profundo sobre el problema de la empatía. De un gran rigor filosófico y científico, su tesis de doctorado, publicada en español como "Sobre el problema de la empatía", habla de la esencia de los actos de empatía en general así como de la noción de persona que se obtiene a través del análisis de estos actos.

EL RADAR SOCIAL

Una insuficiencia en nuestra habilidad empática es el resultado de una sordera emocional, pues a partir de ello, no tardan en evidenciarse fallos en nuestra capacidad para interpretar adecuadamente las necesidades de los demás, aquéllas que subyacen a los sentimientos expresos de las personas.

Por ello la empatía es algo así como nuestro radar social, el cual nos permite navegar con acierto en el propio mar de nuestras relaciones. Si no le prestamos atención, con seguridad equivocaremos el rumbo y difícilmente arribaremos a buen puerto.

LA FALSA EMPATIA

Lo opuesto de empatía, en términos de comunicación, es invalidación. Es lo que sucede cuando se expresa un sentimiento, y la persona a quien le habla contradice o rechaza el mismo.

Lo interesante es, que la pena por el rechazo puede ser aún más profunda cuando la otra parte no tolera su dolor. En realidad la persona en la que se confió puede creer sinceramente estar ofreciendo apoyo, pero fracasa porque no existe empatía.

En el libro Todo es un Don, Miriam Adahan relata:

...Acompañaba a una amiga, cuyo bebé de 8 meses era tratado por cáncer. Me sentaba con ella, y por horas escuchábamos un visitante tras otro decir "No te preocupes, todo saldrá bien". Cuando finalmente nos encontrábamos a solas me miraba con sus ojos en lágrimas y me decía: "¿No saben que tanto optimismo me hiere?¿No se dan cuenta de que no me dejan hablar acerca de lo que más pienso; de que podría no mejorar? Es como si pusiesen una mano en mi boca para callarme. Tengo que mentir y sonreír una y otra vez. El "todo saldrá bien" sólo me hace sentir peor. ¿Por qué toda esa gente no para con su optimismo y escucha un poco?...

La mayoría de las personas no son crueles cuando responden inconscientemente. Lo que les falta es habilidad para comunicarse. No se dan cuenta que al minimizar la pena del otro, la maximizan.

DENTRO DE OTROS ZAPATOS

El proceder con

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