La dialectica de la soledad.
Enviado por Juan David Baena • 1 de Marzo de 2016 • Ensayo • 8.361 Palabras (34 Páginas) • 348 Visitas
LA SOLEDAD
, el sentirse y el saberse solo, desprendido del mundo y ajeno a sí mismo, separado , el sentirse y el saberse solo, desprendido del mundo y ajeno a sí m smo, separado de sí, no es característica exclusiva del mexicano. Todos los hombres, en algún momento de su de sí, no es característica exclusiva del m bres, en algún mom vida, se sienten solos; y más: todos los hombres s: todos los hom están solos. Vivir, es separarnos del que fuimos vida, se sienten solos; y m están solos. Vivir, es separarnos del que fuimos para internarnos en el qu ternarnos en el q e vamos a ser, futuro extraño siempre. La soledad es el fondo último de la para in ternarnos en el q s a ser, futuro ex empre. La soledad es el fondo últim condición humana. El homb na. El hom re es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro. único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro. Su naturaleza —si se puede hablar de naturaleza al referirse al hom za bre, el ser que, precisam al referirse al hom ente, se Su naturaleza —si se puede hablar bre, el ser que, precisam nte, se ha inventado a sí mismo al decirle "no" a la naturaleza— consiste en un aspirar a realizarse en otro. un aspira El hombre e El hom s nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente a sí mismo se siente nostalgia y búsqueda de com eso cada vez que se siente a sí m como carencia de otro, como soledad. Uno con el mundo que lo rodea, el feto es vida pura y en m carencia de otro, com undo que lo rodea, el feto es vida pura y en bruto, fluir ignorante de sí. Al nacer, romp rom emos los lazos que nos unen a la vida ciega que vivimos bruto, fluir ignorante de sí. Al nacer, p os los lazos que nos unen a la vida ciega que vivimos en el vientre materno, en donde no hay pausa entre deseo y satisfacción. Nuestra sensación de vivir terno, en donde no hay pausa entre deseo y satisfacción. Nuestra sensación de viv se expresa como separación y ruptura, desamp separación y ruptura, desam aro, caída en un ámbito hostil o extraño. A m o, caída en un ám edidase expresa com separación y ruptura, desamp separación y ruptura, desam o, caída en un ám que crecemos esa primitiva sensación se transforma en sentim a iento de soledad. Y más tarde, en que crecem os esa primitiv e, en conciencia: estamos condenados a vivir solos, pero también lo estamos a traspasar nuestra soledad y vir solos, pero tam s a traspasar nuestra soledad y a rehacer los lazos que en un pasado paradisíaco nos unían a la vida. Todos nuestros esfuerzos a rehacer los lazos que en un pasado paradisíac tienden a abolir la soledad. Así, sentirse solos posee un doble significado: por una parte consiste en tienden a abolir la soledad. Así, sentirse solos posee un doble significado: por una parte consiste en tener conciencia de sí; por la otra, en un deseo de salir de sí. La soledad, que es la condición misma tener conciencia de sí; por la otra, en un deseo de salir de sí. La soledad, que es la condición m de nuestra vida, se nos aparece como una prueba y una purgación, a cuyo término angustia e inesde nuestra vida, se nos aparece com una prueba y una purgación, a cuyo término angustia e inestabilidad desaparecerán. La plenitud, la reunión, que es reposo y dicha, concordancia con el mu dancia con el m ndo,tabilidad desaparecerán. La plenit ud, la reunión, que es nos esperan al fin del laberinto de la soledad. nos esperan al fin del la nos esperan al fin del la El lenguaje popular refleja esta dualidad al identificar a la soledad con la pena. Las penas de El lenguaje popular refleja esta dualidad al identificar a la soledad con la pena. L s penas de amor son penas de soledad. Comunión y soledad, deseo de amor, se oponen y complementan. Y el or son penas de soledad. Com ón y soledad, or, se oponen y complem poder redentor de la soledad transparenta una oscura, pero viva, noción de culpa: el hombre solo culpa: el hompoder redentor de la soledad transparenta una oscu ra, pero viva, noción de culpa: el hom "está dejado de la mano de Dios". La soledad es una pena, esto es, una condena y una expiación. Es "está dejado de la m una pena, esto es, una condena y una expiación. Es un castigo, pero tamb un castigo, pero tam ién una promesa del fin de nuestro exilio. Toda vida está habitada por esta aun castigo, pero tam dialéctica. Nacer y morir son experiencias de soledad. Nacemos solos y morimos solos. Nada tan grave Nacer y m rir son experiencias de soledad. Na os solos y m s solos. Nada tan grav como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, si no es esa otra caída en lo desconocido esa prim ledad que es el nacer, si no es esa otra caída en lo que es el morir . La vivencia de la muerte se transforma pronto en conciencia del morir. Los niños y q pronto en conciencia del m rir. Los niños y los hombres prim los hom itivos no creen en la muerte; mejor dicho, no saben que la m e uerte existe, aunque bres prim erte; m jor dicho, no saben que la m erte existe, aunque ella trabaje secretamente en su interior. Su descubrimiento nunca es tardío para el hombre iento nunca es tardío para el homaje secretam iento nunca es tardío para el hom civilizado, pues todo nos avisa y previene que hemos de morir. Nuestras vidas son un diario civilizado, pues todo nos avisa y previene que hem aprendizaje de la mu aprendizaje de la m erte. Más que a vivir se nos enseña a morir. Y se nos enseña mal. aprendizaje de la m erte. Más que a vivir se Entre nacer y morir transcurre nuestra vida. Expulsados del claustro materno, iniciamos un Entre nacer y m Expulsados del claustro m terno, iniciam angustioso salto de veras mortal, que no termina sino hasta que caemos en la muerte. ¿Morir será angustioso rtal, qu sta que caem erte. ¿ volver allá, a la vida de antes de la vida? ¿Será vivir de nuevo esa vida prenatal en que reposo y volver allá, a la vida de antes de ¿ a vida prenatal en que reposo y movimiento, día y noche, tiempo y eternidad, dejan ento, día y noche, tiem de oponerse? ¿Morir será dejar de ser y, ento, día y noche, tiempo y eternidad, dejan ento, día y noche, tiem de oponerse? ¿ orir será dejar de ser y, definitivamente, estar? ¿Quizá la muerte sea la vida verdadera? ¿Quizá nacer sea morir y morir, nte, estar? ¿Quizá la muerte s vida verdadera? ¿Quizá nacer sea morir y m r, nacer? Nada sabemos. Mas aunque nada sabem s. Mas aunq os, todo nuestro ser aspira a escapar de estos s. Mas aunq s, todo nuestro ser aspira a escapar de estos contrarios que nos desgarran. Pues si todo (conciencia de sí, tiempo, razón, costum em bres, hábitos) po, razón, costum
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tiende a hacer de nosotros los expulsados de la vida, todo también nos empuja a volver, a descender al seno creador de donde fuimos arrancados. Y le pedimos al amor —que, siendo deseo, es hambre de comunión, hambre de caer y morir
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