La historia de la investigación de las enfermedades mentales
Enviado por eduardolopezrios • 10 de Septiembre de 2014 • Ensayo • 527 Palabras (3 Páginas) • 267 Visitas
propone un acercamiento, observación estrictamente clínico en el que la narrativa del enfermo és reducida de síntoma a signo. Kraepelin se centró en la clínica, como herramienta diagnóstica y terapéutica superior a la formulación de hipótesis e incluso a la anatomía patológica. Describió por primera vez la dementia praecox (más tarde conocida como esquizofrenia) y la psicosis maníaco-depresiva. En 1883 publicó la primera edición de su obra más importante: Lehrbuch der Psychiatrie, que tendría enorme difusión, alcanzando la novena edición en 1927. Sin embargo, la influencia de Kraepelin fue limitada fuera de Alemania hasta el primer tercio del s.XX, puesto que sólo en este periodo la psiquiatría se incardinó como especialidad médica y abandonó la condición de ciencia especial o de alienismo que había mantenido durante el siglo XIX.
Sólo hacia 1845 los psiquiatras tomarán el relevo de los alienistas. Esquirol fue el último de los alienistas –al plantear de nuevo el problema de la locura en relación con la verdad, la verdad de la razón–, Baillarger en Francia y Griesinger en Alemania serían los primeros psiquiatras: de antemano por ser "desalienistas"; y además, porque ponen en el primer plano los problemas de lo voluntario o lo involuntario, de lo instintivo y lo automático: éstos son sus indicadores privilegiados de la enfermedad mental. Son los grandes médicos del asilo, así Leuret, Charcot o Kraepelin, los que pueden decir la verdad del enfermo (cuya anormalidad, antes una ignota alienación, se diluiría específicamente ante la norma), dado el conocimiento que poseen de la enfermedad, pero también pueden manifestarla como tal verdad definida socialmente y someterla a su criterio, dado el poder que se arrogan ante el paciente.
Hay ahora, sugiere Foucault, una nueva organización nuclear de la psiquiatría, una estructuración epistemológica que cobra fuerza en dos direcciones. Se abre un campo de sintomatologías, acogiendo una gama de fenómenos patológicos que no tenían existencia antes, y que aparecen por contraste con una norma definida, con una regularidad administrativa que se define conforme a las obligaciones familiares y al nuevo orden político y social. Asimismo, se define un nuevo eje, dominado por la voluntad y la conciencia de lo automático, esto es por la asunción de la norma y el control de lo instintivo. En definitiva, sólo cuando la separación respecto de la regla de conducta y el automatismo son mínimos, esto es cuando se desarrolla una conducta conforme y voluntaria, se está ante un comportamiento sano.
De la referencia a un núcleo delirante -del punctum de locura definido a partir de la verdad natural- se pasa a una valoración social de la conducta, con toda su plural fenomenología efervescente donde estarían desde la agarofobia (Westphal, Krafft-Ebbing, Legrand du Saulle), las piromanías (Zabé, Marc), o la manía de comprar (Magnan),
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