La inteligencia emocional como base para la creación de una cultura organizacional que facilite la innovación
Enviado por Lucero Chavez Patiño • 24 de Noviembre de 2019 • Ensayo • 2.072 Palabras (9 Páginas) • 196 Visitas
La inteligencia emocional como base para la creación de una cultura organizacional que facilite la innovación
Lucero Chávez
En la actualidad existen diversos factores que determinan el éxito de las empresas y su permanencia en el mercado, de modo que invierten mucho tiempo y dinero en busca de lograr alcanzar sus objetivos cuantitativos. No obstante, las empresas olvidan que el factor humano es el más importante en la organización, ya que son las personas quienes tienen el poder de tomar decisiones para llevar a la organización al éxito. No obstante, estas decisiones están basadas en emociones, las cuales deben ser controladas y orientadas al logro de objetivos, para lo cual es importante el desarrollo de la inteligencia emocional como recurso para facilitar la creación de una cultura organizacional orientada a la innovación. Es así que, el presente ensayo sostiene que el desarrollo de la inteligencia emocional establecerá una guía para el comportamiento de los colaboradores, lo cual determinará un marco de comportamiento para establecer una cultura organizacional enfocada en la innovación como objetivo de la empresa para alcanzar el éxito. Para ello, en primer lugar, se definirá el concepto de inteligencia emocional y su influencia en el comportamiento de las personas. En segundo lugar, se detallará la formación de una cultura organizacional y su importancia para facilitar el proceso de innovación. En tercer lugar, se determinará el efecto de la inteligencia emocional sobre una cultura de innovación.
Las personas se enfrentan constantemente a una serie de estímulos del entorno, ante los cuales, muchas veces responden impulsivamente dejándose llevar por sus emociones, sin pensar en las consecuencias. Lo cual, no significa que no sean inteligentes, por el contrario, las emociones son una forma de inteligencia más elevada. La inteligencia consiste en la capacidad para enfrentar y resolver los problemas que se presentan en el medio en el que nos desarrollamos (La Catarina, s/f). Por consiguiente, al tratarse de una habilidad puede ser desarrollada con el objetivo de manejar y tener el control de sus emociones. De ese modo, se considera la inteligencia emocional como el uso inteligente de las emociones de manera que sea guía para el comportamiento de la persona, garantizando su camino al éxito (Goleman, 1996). Así mismo, la inteligencia emocional es intrapersonal, debido a la capacidad de las personas para reconocer la emoción sentida en determinado momento, poder analizarla y expresarla de forma adecuada, que se entiende como la conciencia de sí mismo. También, la inteligencia emocional es interpersonal, que consiste en la capacidad de las personas para poder discernir y responder apropiadamente a las emociones de los demás, es decir tener conciencia de los demás, poniendo en práctica la empatía (Gardner, 1983).
En adición, es importante también el desarrollo de otras competencias de la inteligencia emocional, como son: (a) la autenticidad, que consiste en que la persona sea genuina, es decir, haga lo que predica, evitando ser considerada no confiable; (b) el razonamiento emocional, que consiste en tratar de racionalizar nuestras emociones; (c) el autocontrol, cuando una persona evita que estímulos ajenos le afecten drásticamente y (d) el inspirar resultados, cuando una persona inspira a los demás a través del ejemplo. Estas competencias, tendrán como efecto que las personas establezcan alianzas y vínculos sólidos, demostrando un mayor control emocional positivo. Además, las personas fortalecerán mutuamente sus relaciones laborales tras una correcta actuación de sus integrantes, mejorando la comunicación y promoviendo ambientes de trabajo más rentables para la empresa, liderando con positivismo e impulsando a los demás con influencia más comprometedora (Modelo Genos de IE, 2019).
Es así que, una organización de la Universidad de Swinburne dedicada al estudio de la inteligencia emocional, llamada Genos International, realizó un estudio para una organización australiana que atravesaba por un gran cambio organizacional, con resultados negativos en sus operaciones, así como la pérdida del compromiso, desempeño y conductas negativas de sus trabajadores, que tuvieron efecto en las dificultades retención del personal. Sin embargo, tras aplicar en dicha organización un programa de desarrollo de inteligencia emocional “programa Genos”, que consistió en evaluaciones 360° y diversos talleres de coaching, se lograron obtener muy buenos resultados, tales como mayor consciencia de sí mismos ya que estaban totalmente enterados del efecto que podían tener sus propias emociones y estados de ánimo sobre sus reportes directos. También, los líderes eran más competentes al expresarse con sinceridad, provocando que la gente respondiera del mismo modo. La impresión que proyectaban los líderes cambió dramáticamente tanto que los demás los percibían como positivos y dignos de confianza. Inclusive, los trabajadores se sentían más involucrados y valorados por la organización en general y era más probable que continuaran en su trabajo con una proyección de largo plazo (Modelo Genos de IE, 2019). Por ello, la importancia del desarrollo de la inteligencia emocional en las organizaciones, debido al efecto que tiene en el logro de objetivos a través de un mejor desempeño del personal.
Por consiguiente, a consecuencia del uso inteligente de las emociones, las personas optan por nuevos hábitos y comportamientos, estableciendo así un marco de comportamientos en la organización llamado también cultura de la organización. Sin embargo, los comportamientos de los integrantes de una organización tienen origen en la herencia cultural que cada persona ha adquirido a lo largo de su vida, desde las costumbres y creencias de sus ancestros hasta los valores impartidos por la sociedad. Estos comportamientos particulares son compartidos y transmitidos entre cada miembro de la organización, que al volverse común entre ellos se instituye como una cultura de la organización (Abma, 2000). La cultura organizacional según Smircich (1983) se define también como un pegamento social que mantiene a la organización unida, expresa los valores y creencias compartidos por los miembros de la organización contribuyendo al balance y eficiencia de la misma.
No obstante, en muchas organizaciones esta cultura no fue creada de manera planificada, simplemente se originó de manera natural a medida que la empresa crecía, por lo que muchas organizaciones tienen una cultura organizacional que no es objetiva, ya que no está alineada con las estrategias establecidas por la empresa, por lo cual, esa organización no logra obtener los resultados esperados ni reaccionar adecuadamente frente a las exigencias del mercado. Sin embargo, la cultura es una variable que puede ser modificada a través de diversas estrategias de la empresa, para lo cual es necesario estimular al cambio a través de la motivación, que no solo se consigue a base de remuneraciones económicas, sino más también llegando a las personas por su lado emocional, con el reconocimiento de sus logros y el apoyo constante para desarrollar cualquier tipo de actividad (Robbins, 2004). Es importante destacar que las emociones siguen siendo un factor decisivo en el comportamiento de las personas, por esa razón se debe apelar a las emociones a través de motivaciones, tanto intrínsecas como extrínsecas para propiciar el cambio. Este proceso de adaptación a las nuevas estrategias de la empresa, será más efectivo siempre que una cultura organizacional haya desarrollado mejores relaciones interpersonales como efecto del desarrollo de la inteligencia emocional.
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