La lección de la pérdida

La lección de la pérdida.

Siempre hemos vivido con miedo a las pérdidas, nos aterra pensar que perderemos algo a lo que no estamos dispuestos a olvidar de nuestras vidas. Cuando nos protegemos frente a las pérdidas, recaemos en ellas. Y es un proceso, por el que todos de una u otra manera tenemos que pasar.

Las pérdidas, al pasar el tiempo, más que eso, se vuelven experiencias, se vuelven sanación para nosotros, y que, aunque al principio no lo tomemos de la mejor manera, al final nos damos cuenta que era necesario vivir esa pérdida para seguir con nuestro crecimiento personal.

A menudo, cuando sufrimos la pérdida de lo que poseemos en esta vida, nos lamentamos, pero después descubrimos que somos más libres y que nuestro destino era experimentar dicha vivencia.

Las pérdidas, no son del todo negativas, vienen acompañadas de muchas experiencias, a veces, debemos perder algunas cosas o capacidades para que nos demos cuenta del valor tan grande que es para nosotros, y a partir de ahí, todo cambia, empezamos a valorar momentos, tiempo, lugares, personas y muchas cosas más que antes de perderlas no lo habíamos hecho.

En mi experiencia personal, han sido muchas las cosas que he perdido, de lo más superficial hasta cosas de gran importancia, que, en un principio, tal vez no entendía por que las estaba perdiendo, pero que después, con el tiempo, descubrí que era necesario, para convertirme en lo que soy ahora, y para vivir más agradecida y mucho más feliz.

También comprendí, que no todo el mundo afronta las pérdidas de la misma manera, y que está completamente bien que cada quien viva su duelo como le parezca mejor, muchas veces, sin saberlo, recreamos perdidas, para enfrentarnos a ellas, aceptarlas y finalmente superarlas.

Por último, concluyo en una frase que me gustó mucho del libro: “Por muchas pérdidas y finales que se produzcan en nuestras vidas, siempre hay nuevos comienzos a nuestro alrededor”, y es completamente cierto, siempre después del dolor habrá un nuevo renacer, nos haremos más fuertes, más confiados, más seguros, y sobre todo olvidaremos el miedo, ese miedo que nos reprime, que nos enferma, que hace que evitemos a toda costa perder algo o alguien, lo bueno, es que al final, nos damos cuenta que es imposible vivir en un mundo sin perdidas, porque de eso trata la vida, de perder y de aprender cómo esa pérdida nos deja una gran lección, y esa lección es la que nos permite cambiar y ser mejores, nadie es el mismo después de pasar el fuego, todo proceso al final es enriquecedor para nuestra alma y para nuestra vida, al principio no todo es claro, pero después nos damos cuenta de las increíbles bendiciones que nos estábamos perdiendo por no darnos cuenta que hay mucho más por lo cual vivir.

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