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La terapia Gestalt es demasiado buena como para reservarla solo para los enfermos


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2017  •  Tarea  •  4.483 Palabras (18 Páginas)  •  445 Visitas

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Universidad Humanista Hidalgo

Maestría en Psicoterapia Humanista Existencial

Con enfoque Gestalt

Seminario de Trabajo Personal I

Catedrático:

Mtra. María Eugenia Pérez Sierra

Alumna: Nancy Patricia González López

 “La terapia Gestalt es demasiado buena

 como para reservarla solo para los enfermos”

Erv y Miriam Polster

“… estar en terapia es una acción propositiva para un terapeuta. Más allá de tratar con situaciones personales, uno se prepara emocionalmente para comprometerse en un proceso terapéutico que implica una tremenda responsabilidad….”

CONSTRUCCIÓN DE ESTILO TERAPÉUTICO

  1. ¿Ha sido adecuada mi propia terapia?

Evaluar honestamente la terapia personal

La relación más cercana que tuve con una psicóloga, fue en ,mi preparatoria, tenía yo entre 15 y 16 años de edad, era mi profesora de orientación vocacional, recuerdo, que era una persona alegre, que se vestía de forma formal, pero sus clases eran aburridas y sin interés, dos meses antes de concluir mi educación de preparatoria,  tome una de las elecciones más importantes y fundamentales que he tenido en mi vida, elegir mi profesión, elegí estudiar la licenciatura de psicología en la Universidad Autónoma de Querétaro, en done los primeros cuatro semestres se les llama “área básica” porque se revisa de manera general, los diferentes enfoques, técnicas y estrategias que propone la psicología, recuerdo a una profesora de nombre Rosa Imelda de la Mora, nos daba clases de psicoanálisis, me gustaba mucho su estilo y forma de darnos clase, eran como una charla, recuerdo que llegaba al salón de clase, saludaba al grupo, dejaba su portafolio sobre el escritorio, se sentaba sobre el escritorio, cruzaba la pierna, encendía su cigarro; dando por iniciada la clase nos platicaba sobre la vida de Freud, sus casos, sus obras, recuerdo que para sus evaluaciones no estudiaba, me quedaba claro con lo que nos explicaban en clase.

Con la profesora Rosa Imelda de la Mora, Psicoanalista, cambio mi perspectiva acerca de las psicólogas, me hubiera gustado asistir a terapia con ella, pero en ese momento, era elevado el costo de la terapia. Así que lo volví a postergar, mi terapia.

Cuando iba a cursar el quinto semestre tuve que elegir mi área de especialidad, donde me gustaba mucho el área de psicología clínica, pero no me sentí capaz de poder ejercerla, por lo cual elegí el área de psicología del trabajo, , recuerdo que uno de mis profesores de nombre Andrés Velázquez, me dijo, que yo no era ara el área laboral, que yo era, para el área de clínica, pero a pesar de ese comentario me inscribí en el área laboral, en ese periodo de mi vida recuerdo que fue cuando decidí tomar terapia, el nombre de mi primer terapeuta es Hugo Pedroza, en el periodo que duro mi terapia, no  me sentí acompañada, y mis dudas no fueron aclaradas y deje de ir, a terapia, egrese de la licenciatura en psicología con la especialidad en área del trabajo, a la edad de 22 años;  dejando olvidada la terapia, trabaje en el área de recursos humanos en específico, en reclutamiento y selección, casi 9 años de mi vida, cuando decidí casarme, tenía la edad de 28 años, un año después fui mamá  cambio mi vida por completo, en primer lugar porque me despidieron de la empresa que laboraba, por convertirme en mamá,  fue como comenzó mi labor en la docencia, la cual tengo casi 12 años laborando, nunca pensé que me fuera agradar estar frente a un  grupo.

Durante estos últimos 20 años  de mi vida, he tenido el interés de trabajar la psicoterapia,  pero para poder ejercer esta profesión, reconozco que carezco de fundamento teórico y práctico.

Una de las principales razones por la cual elegí, la Universidad Humanista, para realizar mis estudios del grado de maestría fue por el deber de tomar psicoterapia.

La cual ha sido una experiencia única, recuerdo las primeras sesiones, se enfocaron en mi persona, en redescubrimiento como persona, en mi nivel de darme cuenta y quedarme en el momento, el interactuar con mis habilidades, capacidades, debilidades y limitaciones, descubrirme a mí como un ser humano, recuerdo que en mi segunda terapia, estando en el proceso de la psicoterapia, platicaba con mi terapeuta  acerca de  una experiencia que había vivido en mi trabajo, donde  mi jefa del trabajo que se llama María del Carmen León, me dijo – Nancy tu eres líder e inteligente-, en ese instante, mi terapeuta me dijo -“eres muy inteligente Nancy Patricia” -sentí, que me apenaba al escuchar eso y quise seguir hablando, pero él me detuvo y me dijo -“quédate ahí”-, me sentí tan diferente, sentí que un calor me invadía todo mi cuerpo, que mis cachetes se pusieron rojos, agache mi cabeza, junte mis manos  colocándolas cerca de mi vientre. Quedándome callada experimentando ese momento, permitiéndome vivirlo. Después de ese momento lo he seguido reflexionado y analizando, donde he descubierto que cuando me alagan, o me dicen una cualidad mía, prefiero evadir el tema e ignorarlo, no me creo merecedora de un alago o de alguna muestra de cariño o aprecio.

También en terapia he descubierto como es agradable para mí, el saber que alguien me quiere.

Pareciera ser que en mi proceso de terapia se ha desarrollado a través de dos ejes uno el desarrollo de mi ser humano y el otro proporcionar elementos teóricos para poder ejercer la profesión de terapeuta.

Algunas de las sesiones las  hemos iniciado, con referencia a las lecturas de las antologías, de la maestría como psicoterapeuta, partiendo de ahí, para después llegar a mi desarrollo como persona, en algunas ocasiones, he pensado que me lee, la mente. Me he sentido y siento escuchada, acompañada, en ese espacio he podido expresar, mis sueños, fantasías, anhelos, miedos, dudas, incertidumbre, he llorado, he reído, me he apenado, etc.

Ahora sé que estoy en proceso, que no he dejado de ser, que dejare de ser el día que muera, me vivo de forma distinta a la Nancy Patricia que llego a inscribirse a la cuarta generación, para formarse como psicoterapeuta, me vivo, más viva, observo más las expresiones de las personas, siento las emociones de las personas que se encuentran cerca de mí, su enojo, su tristeza, su felicidad etc.

A mi terapeuta, también lo he sentido tiene una gran fe en mi persona, y enorme aprecio.

  1. ¿Qué tan bien comprendo el impacto, de mi comportamiento en otros?

Por lo general en el trascurso de mi vida, cuando una persona me conoce por primera vez, soy consciente del impacto que causo en ellos, me consideran como una persona mamona, enojona, impositiva de manera general, lo que si he descubierto que con los hombres, establezco una relación más rápida que con las mujeres, a la mayor parte de mujeres que he conocido, les hablo solo por formalidad, no estoy la mayor parte de acuerdo con ellas, en su estilo de vida, y sus elecciones, he llegado hasta ser directa con ellas, que me consideran una persona grosera, lo cual no me interesa.

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