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La vaca. Una metáfora sobre cómo vencer el conformismo y la mediocridad


Enviado por   •  3 de Marzo de 2015  •  Resumen  •  3.707 Palabras (15 Páginas)  •  481 Visitas

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LA VACA

Una metáfora sobre cómo vencer

el conformismo y la mediocridad

Por Camilo Cruz, Ph.D

 

Prólogo

 

Debo confesar que esta historia de la vaca la escuché por primera vez en un vuelo de Nueva York a Buenos Aires, de una encantadora dama que por fortuna le correspondió el asiento del lado. Para quien nunca ha realizado este vuelo, quiero decirle que dura aproximadamente nueve horas y sale cerca de las nueve de la noche; así que a eso de la media noche hasta ahora estás terminando de cenar. En estos vuelos tan largos, generalmente terminas hablando con la persona que tienes a tu lado, para tratar de acortar el tiempo de alguna manera. Así que después de hablar sobre nuestras profesiones, la familia y lo mucho que debíamos viajar, y después del acostumbrado intercambio de tarjetas de negocios, comenzamos a hablar del trabajo que nos llevaba a Argentina.

 

Por alguna razón, cuando escuchan que eres escritor, algunas personas se inspiran para compartir anécdotas, hablarte de sus libros favoritos, o dejarte saber la historia o el libro que más los conmovió, lo cual para mi siempre ha sido un fabuloso caudal de nuevas ideas.

 

Así que allí, en medio del confort de un moderno Boeing 777, mientras sobrevolábamos algún lugar de la parte norte de nuestro continente, a eso de la una de la mañana, escuché por primera vez la historia de la vaca. Debo agregar que desde aquella vez, y especialmente desde que comencé a compartirla en mis charlas, he escuchado diferentes versiones de esta historia. Lo interesante es que cuando ella me la contó, la historia no duró mas de dos o tres

minutos. Sin embargo, después de haberla relatado un par de docenas de veces me he dado cuenta que cada vez se pone mejor. Es como una serie televisiva, que en cada capítulo,  aparecen nuevos personajes, la historia se alarga unos minutos más, surgen nuevas enseñanzas y se torna mucho más compleja. Así que después de haberla compartido miles de personas en varios países, durante una de mis presentaciones, alguien se me acercó y me pidió si podía mandarle por email la historia de la vaca.

 

Debo admitir que en aquella ocasión, me había tomado poco más de dos horas contar la historia. Así que decidí hacer algo mejor que enviarle un e-mail. Decidí -de una vez por todas- escribir la trágica historia de la vaca. Por supuesto, que lo que estoy presentando aquí es mi versión de historia de la vaca. Debo advertir que todo parecido con hechos o personajes reales es pura coincidencia (aunque totalmente intencionado). A título personal, yo creo que la historia de la vaca es sobre cómo deshacernos de aquellos hábitos y creencias que nos mantienen atados a la mediocridad. No obstante, deseo que sea el lector quien decida qué enseñanza quiere derivar de esta metáfora. Y aunque, es posible que a esta altura, aún le sea imposible entender el significado de la siguiente afirmación, si encuentra que no aprendió nada... ¡Esa es su vaca!

 

Capítulo uno - La historia de la vaca

 

La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.

 

Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los lugares más pobres y desolados de aquella provincia. Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas. Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar.

 

Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria reinante. Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca. Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era la única posesión material de algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total.

 

Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo a su discípulo: "Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender". Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos del joven. Maestro, dijo el joven: "¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia?" Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la  marcha, y maestro y discípulo partieron sin poder saber que suerte correría aquella familia ante la pérdida de su única posesión. Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.

 

Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver que suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar

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