Las Fantasías Histéricas Y Su Relación Con La Bisexualidad. Freud
Enviado por francortassa • 28 de Marzo de 2014 • 1.096 Palabras (5 Páginas) • 635 Visitas
“LAS FANTASÍAS HISTÉRICAS Y SU RELACIÓN CON LA BISEXUALIDAD”
-FREUD-
Las fantasías delirantes de los paranoicos, que tienen por contenido la grandeza y los padecimientos del yo propio; y las raras escenificaciones bajo las cuales ciertos perversos obtienen su satisfacción sexual –en la idea o en la realidad-, ya son conocidas.
En cambio, a muchos puede sonarles a novedad enterarse de que formaciones psíquicas se presentan de manera regular en todas las psiconeurosis, en especial la histeria, y de que en ellas -las llamadas fantasías histéricas- se pueden discernir importantes nexos para la causación de los síntomas neuróticos.
Fuentes comunes de todas estas creaciones de la fantasía son los llamados sueños diurnos de los jóvenes. Siendo su frecuencia quizás igual en ambos sexos, parecen ser enteramente eróticos en muchachas y señoras, y en los varones, de naturaleza erótica o ambiciosa.
Sin embargo, el valor del factor erótico en los varones; es que profundizando en sus sueños diurnos por lo común se averigua que han realizado hazañas y conseguido esos logros sólo para agradar a una mujer y para que ella los prefiera a otros hombres.
Estas fantasías son unos cumplimientos de deseo engendrados por la privación y la añoranza; llevan el nombre de «sueños diurnos», proporcionan la clave para entender los sueños nocturnos, el núcleo de cuya formación no es otro que estas fantasías diurnas complicadas, desfiguradas y mal entendidas por la instancia psíquica CC.
Esos sueños diurnos son investidos con un interés grande, se los cultiva con esmero y las más de las veces se los reserva con vergüenza.
Todos los ataques histéricos que he podido indagar hasta ahora probaron ser sueños diurnos de involuntaria emergencia. Estas fantasías, hay inconscientes como conscientes, y tan pronto como han devenido inconscientes pueden volverse también patógenas, expresarse en síntomas y ataques.
Las fantasías ICC pueden haberlo sido desde siempre, haberse formado en lo inconsciente, o bien -caso más frecuente- fueron una vez fantasías conscientes, sueños diurnos, y luego se las olvidó, cayeron en lo inconsciente en virtud de la «represión». En esta segunda alternativa su contenido pudo seguir siendo el mismo o experimentar variaciones, de suerte que la fantasía ahora inconsciente sea un retoño de la antaño consciente.
Por otra parte, la fantasía inconsciente mantiene un vínculo muy importante con la vida sexual de la persona; es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un período de masturbación. El acto masturbatorio (onanista) se componía en esa época de dos fragmentos: la convocación de la fantasía y la operación activa de autosatisfacción en la cima de ella.
Como es sabido, esta composición consiste en una soldadura.
Originariamente la acción era una empresa autoerótica pura destinada a ganar placer de un determinado lugar del cuerpo, que llamamos erógeno. Más tarde esa acción se fusionó con una representación-deseo tomada del círculo del amor de objeto y sirvió para realizar de una manera parcial la situación en que aquella fantasía culminaba. Cuando luego la persona renuncia a esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada, la fantasía misma, de consciente que era, deviene inconsciente.
Y si no se introduce otra modalidad de la satisfacción sexual, si la persona permanece en la abstinencia y no consigue sublimar su libido, desviar la excitación sexual hacia una meta superior, está dada la condición para que la fantasía inconsciente se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico, al menos en una parte de su contenido, con todo el poder
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