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Las inmoralidades de la moral


Enviado por   •  21 de Febrero de 2015  •  Ensayo  •  670 Palabras (3 Páginas)  •  184 Visitas

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Las inmoralidades de la moral

No ser practicante no me exime de la moral católica. Vivo en una sociedad que se rige mayoritariamente por los dictados de la Iglesia y que, peor aun, está acostumbrada desde hace siglos a renunciar al ejercicio de la razón y a normar sus criterios conforme a la doctrina católica.

Por lo mismo me preocupa la instrucción del Vaticano que se dio a conocer este martes, en la que se refuerzan y remachan algunos prejuicios que ciertos sectores optimistas creíamos que ya estaban desapareciendo. Me refiero en concreto a la prohibición expresa de ordenar sacerdotes y diáconos homosexuales.

Es muy curiosa esta moral de la Iglesia. La instrucción, emitida por la Congregación de Educación Católica, señala que "no se puede admitir en el seminario ni en las órdenes sagradas (diaconado y sacerdocio) a quienes practican la homosexualidad", esto es, a quienes tienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Esto, supongo, deja abierta la puerta a los miles de sacerdotes que tienen relaciones con mujeres. Pero, a ver, vamos por pasos, ¿dónde quedó el voto de castidad? ¿Por qué el Vaticano siente la necesidad de prohibir específicamente las relaciones homosexuales cuando ya tiene prohibidas las relaciones sexuales en general a sus ministros del culto?

Hasta ahora, la Iglesia se había querido ver compasiva con los homosexuales y hacía el distingo entre la “tendencia” y la “práctica”: el individuo puede sentir atracción por personas de su mismo sexo, pero sólo cae en pecado si consuma dicha atracción. Aun más, “vencer la tentación de la carne”, como dirían, resultaba encomiable. El homosexual católico que reprimía sus deseos aseguraba de esa manera su parcela en el cielo.

Esto, obviamente, valía tanto para los laicos como para el clero. Y es lógico. Si de todos modos los padrecitos no van a tener relaciones sexuales con nadie, da lo mismo que no se acuesten con hombres que con mujeres. La única diferencia en ese caso sería el objeto de su devoción que les permite sublimar su libido: los sacerdotes heterosexuales la subliman dedicándose a alguna de las once mil advocaciones de la virgen María, mientras que los homosexuales lo hacen con alguien como san Esteban (proclamado por la misma comunidad gay como su patrono).

Bueno, pues ahora ya no se va a poder. Ahora se les negará la ordenación a quienes tengan relaciones homosexuales (insisto con mi pregunta: ¿qué hay de los que tienen relaciones heterosexuales?). Y, no contento con eso, el Vaticano barre de una vez con "quienes presenten tendencias homosexuales profundamente arraigadas y que apoyen lo que se llama la cultura gay" y también les impide alcanzar el sacerdocio. De remate, deja a juicio de superiores y maestros determinar qué seminaristas y novicios presentan estas tendencias. “¿Mariquitas en mi convento?

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