Las nociones de intersubjetividad y teoría de la mente

Tomaré en cuenta dos conceptos teóricos que parecen contrapuestos sobre el estudio de la interacción humana: las nociones de intersubjetividad y teoría de la mente.

Para el primer enfoque, el autismo sería esencialmente un trastorno de las pautas de relación afectiva, también entendido como de la intersubjetividad primaria o de la empatía.

En cambio, la Teoría de la mente explica al autismo como una alteración en la capacidad cognitiva de atribución de estados mentales a los otros.

Se podría decir, entonces, implicando a ambas posturas, que en el autismo fallaría la "intersubjetividad secundaria", la que considera el componente afectivo y el cognitivo llevando a una falta en la motivación para compartir afectivamente experiencias con alguien concebido como un sujeto.

Pero, como el autismo es un trastorno de espectro, se debe entender que el mismo presenta diferentes grados o niveles en cada persona, desde la ausencia completa de acciones conjuntas, interés por las acciones de otras personas o gestos (incluyendo miradas) de referencia conjunta, hasta la conciencia explícita de que las otras personas “tienen mente”, pero sin llegar a la complejidad, el dinamismo y las sutilezas de las interacciones.

Las personas con autismo en los grados más severos ignoran por completo las acciones, miradas y gestos significativos de los otros. Frecuentemente reaccionan con evitación o rabietas a los intentos de otras personas de compartir una acción.

En otros casos, se dan respuestas intersubjetivas primarias ocasionales y limitadas, sin muestras de intersubjetividad secundaria, o indicios de que la persona perciba al otro como sujeto.

El objetivo a trabajar con ellos es proporcionarles capacidades, por lo menos mínimas, de intersubjetividad primaria, referentes a las resonancias emocionales expresadas por las otras personas que se relacionan con ellos.

Se los hace participar en relaciones estructuradas que incluyan objetos de referencia, acerca de los cuales versan las relaciones, y que impliquen algún tipo de reciprocidad o de estructura de acciones correlativas.

La tarea se basa, primordialmente, en hacerse presente de manera progresiva en el “mundo de ellos” y compartir actividades placenteras, establecer relaciones cada vez más cercanas y satisfactorias de contacto físico o suscitar relaciones lúdicas mediante juegos circulares de interacción, que consisten en repeticiones de acciones y gestos agradables para el niño, haciendo que la repetición sea contingente a gestos anticipatorios de éste y progresivamente a "peticiones". A sí mismo, se los estimula con la exageración de los gestos expresivos en situaciones de imitación/contraimitación y con el reforzamiento los contactos oculares espontáneos.

En el espectro autista se manifiesta una dificultad para compartir focos de interés, acción o preocupación con las otras

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