Liberación del alma

LIBERACIÓN DEL ALMA

“Este viaje que nos lleva del estrés a la paz no solo es posible, sino que está a nuestro alcance, tomando en cuenta que el sol, siempre radiante, se hace vivible cuando las nubes se despejan”. La vida nos presenta situaciones en la que nos vemos agobiados y dejamos que esos sentimientos se apoderen de nuestras decisiones y acciones lo cual llegamos a lamentar luego, ya que nos centramos en lo negativo sin tomar tiempo para procurar ver más allá de la oscuridad y encontrar esa luz que nos lleva a la paz. Asumiendo el proceso de dejar ir ya que este acelera enormemente la consecución de nuestros objetivos en todos los ámbitos de la vida. ¡Debemos empezar donde estamos para llegar a donde queremos ir! Si queremos ir de aquí a allí, no llegaremos más rápido y no importará mucho los caminos que tomemos. Nos aferramos a cosas que no nos impulsan a progresar y elevarnos nuestro más alto potencial. Debemos dar liberación a nuestra alma, para obtener paz por medio de dejar ir, entregarnos, cuidarnos de la apatía, sufrimiento, orgullo, tomando la aceptación, el amor, las relaciones y el no puedo frente al no quiero, como formas de sentirnos libres.

 “Dejar ir es como el cese repentino de una presión interna o la caída de un peso”. Nos brinda alivio, y profundo sentimiento de libertad. Ya que culpamos todo a nuestro alrededor por cómo nos sentimos, dejamos que nuestros pensamientos se desborden y creen sensaciones que no nos hacen bien. Las dificultades que pasamos no son el problema sino los sentimientos que permitimos nos invadan, queremos escapar de ellos de nosotros mismos, en lugar de buscar soluciones y dejar ir esos sentimientos que de alguna manera estamos reprimiendo. Tenemos tanto temor a enfrentarnos a nosotros, queremos combatir nuestras situaciones difíciles con reprimir, suprimir, expresar o tratar de olvidar a tal grado que no queremos ni estar solo porque nos invaden pensamientos negativos y buscamos escapatoria en salir, jugar, ver una película, escribir a alguien, sin detenernos en ese momento y dejar ir lo que nos provoca angustia y en ese entregarnos es decir, aprender a vivir con esas sensaciones no evadir sino enfrentar y buscar soluciones.

Dejamos ir y nos entregamos, siendo esto una liberación. En ese proceso reconocemos que las emociones juegan un papel fundamental en nuestra supervivencia humana, los pensamientos son engendrados por las emociones, podemos tener miles de pensamientos que pueden ser reemplazados por una sola emoción. Estas emiten un nivel de energía como el amor, paz, alegría la razón, elevan nuestro estado emocional sin embargo la ira, el orgullo disminuye nuestra fuerza y nos hace centrar en lo negativo, y eso se ve reflejado en nuestro cuerpo; para que podamos centrarnos en lo positivo debemos comprender nuestras emociones eso implica saber manejarlas, sanar el pasado no dejando residuos que puedan afectar nuestro presente y futuro, es importante que podamos controlar crisis como la, ira, depresión, aceptación siendo necesario ver lo mejor en medio de cualquier dificultad en cualquier aspecto de nuestra vida.

Si dejamos que la energía negativa absorba nuestra vida, estamos perdidos. Empezamos a experimentar apatía el sentir que no podemos hacer nada y que nadie puede entendernos y mucho menos ayudarnos. En el proceso de dejar ir comenzamos a pensar en “No lograré nada”, “Estoy muy cansada”, “Estoy demasiado abrumado”, “Esto me desespera”, y es en ese momento donde debemos recordar que lo que buscamos no es ser esclavos de nuestras emociones negativas sino ser libres y ser felices  por lo tanto comenzamos a cambiar estas frases por “Yo soy capaz”, “Puedo hacerlo”, “Pueden ayudarme”.  Estamos cambiando la apatía por lo positivos algo que es interesante es que no todos los pensamientos negativos nos hacen caer hay circunstancias en donde estos hacen que obtengamos energías y empezamos a buscar soluciones porque reconocemos que nuestro estado no es bueno y deseamos mejorar viéndonos impulsados a ser mejor. Todo es posible, hay una notable diferencia con decir]”No puedo” o “No quiero” siempre estamos diciendo no puedo hacer esto, estoy muy ocupado, no creo lograrlo, se ve complejo; cuando en realidad es que no queremos hacerlo, es  sencillo, y si algo sale como no esperábamos recurrimos a culpar, porque es lo más fácil no nos damos cuenta que somos nosotros los que hemos fallado, usamos esa excusa del mundo de culpar y a la hacemos nuestra. Pero, para poder ser felices debemos dejar de hacer esto y actuar positivamente.

La apatía no solo nos hace creer que no podemos hacer algo, sino que nos lleva sufrir. El sufrimiento es un sentimiento común y que nos hace vulnerables si se lo permitimos, “Los hombre no lloran” es algo que desde pequeños se les enseña, y no es correcto cuando comenzamos a ocultar o suprimir sentimientos estos afectan emocionalmente y físicamente, si dejáramos que estos salieran entonces podríamos no sufrir y aceptar lo que pasamos buscando soluciones que nos permitirán sobrellevar todo y sentir alivio, comenzamos a sentir orgullo y luego coraje, que nos hacen levantarnos y decir “Yo saldré de esta” y hacerlo realmente, a veces queremos culpar a los demás de las circunstancias de lo que vivimos pero algo debe quedar claro, responsable de lo que hacemos somos, si fracasamos a nadie debemos ocultar, está en nosotros perder o el ganar, podemos prevenir sufrir echando una mirada crítica nuestra vida y viendo a qué somos apegados y que debemos dejar ir.

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