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Libido Y Pulsión De Muerte.


Enviado por   •  19 de Febrero de 2014  •  1.151 Palabras (5 Páginas)  •  409 Visitas

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Libido.

Libido (del lat. libido: «deseo», «pulsión» y en un sentido estricto: «lascivia») es un término que se usa en medicina y psicoanálisis de manera general para denominar al deseo sexual de una persona. Como comportamiento sexual, la libido ocuparía la fase apetitiva en la cual un individuo trata de acceder a una pareja potencial mediante el desarrollo de ciertas pautas etológicas. No obstante, existen definiciones más técnicas del concepto, como las encontradas en las obras de Sigmund Freud y Carl Gustav Jung que hacen referencia a la fuerza o energía psíquica. Estos autores vinculan la energía libidinal, respectivamente, a las pulsiones y a su carácter eminentemente sexual como meta primaria (Freud) o a una energía mental indeterminada que mueve el desarrollo personal general de un individuo (Jung).

Según Freud

Libido es también un concepto descrito por el psicoanalista Sigmund Freud. Se refiere a la energía de la pulsión, o más propiamente, al afecto ligado a la transformación energética de las pulsiones, cuya meta original es siempre sexual (si bien puede ser «desexualizada» secundariamente, lo que implicaría siempre una renuncia o compromiso y un esfuerzo para canalizarla de manera diversa). La mente es un sistema cuyo equilibrio resulta del conflicto entre tendencias o instancias opuestas: se trata de fuerzas o pulsiones (‘energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un fin y se descarga al conseguirlo’). Esta energía que opera en la dialéctica interna de la psique se la llama libido.

Según Jung

Para el psiquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung la naturaleza de la libido representó uno de los primeros puntos de sus discrepancias con Freud. En desacuerdo con el carácter eminentemente sexual enfatizó una energía vital amplia e indiferenciada, se trataría de una «energía psíquica indiferenciada», el «élan vital de Bergson», no atada a un sustrato biologicista (Freud).

A la hora de explicar el funcionamiento de la energía psíquica propondrá tres ideas básicas derivadas de la física:

• Principio de los opuestos. Principio omnipresente en todo el sistema junguiano, del mismo modo que existen opuestos o polaridades en la energía física (calor/frío, altura/profundidad, creación/deterioro), lo mismo acontece con la energía psíquica. Es precisamente este conflicto entre polaridades el principal motivador del comportamiento y generador de energía. Dicho de otro modo, a mayor conflicto entre opuestos mayor energía psíquica, no hay energía sin oposición.

• Principio de equivalencia. Jung aplicará a todo acontecer psíquico el principio físico de la conservación de la energía, es decir, la energía no puede crearse ni destruirse, sólo se puede cambiar de una forma a otra. Tal y como lo describe citando a Ludwig Busse,

“LA SUMA TOTAL DE LA ENERGÍA NO VARÍA Y NO PUEDE AUMENTAR NI DISMINUIR”

Con lo cual, siempre se produce una continua redistribución de la energía dentro de la personalidad. Si la energía gastada o invertida en originar alguna condición se debilita o desaparece, esta no se pierde, sino que es transferida a otra parte de la psique.

“ Toda energía invertida o consumida para lograr un efecto determinado provoca la aparición de la misma cantidad de esa o de otra forma de energía en otro punto”

Así, la pérdida de interés en una persona genera que la energía psíquica antes invertida en esa área cambie a una nueva, o que se produzca un intercambio energético entre la actividad consciente de vigilia y la onírica inconsciente al dormir. Dicha nueva área ha de tener un valor psíquico equivalente, sino el exceso de energía fluirá al inconsciente.

Principio de entropía. En física el principio de entropía alude

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