“Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión”
Enviado por Florencia Garcia • 31 de Enero de 2020 • Informe • 1.064 Palabras (5 Páginas) • 255 Visitas
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N 25
Configuraciones Culturales del Sujeto Educativo de Primaria.
“Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión”.
Paulo Freire.
Carrera: Profesorado de Educación Primaria.
Turno: Vespertino
Año: 3°
Profesora: Geofroy, Valeria
Alumnas: Agustina Martínez, Paola Cayumil y María Florencia García.
En el siguiente escrito se intentará de dar cuenta de las configuraciones culturales de los niños a partir de una imagen seleccionada de Internet. Es importante diferenciar la infancia de la niñez ya que la primera es un conjunto de ideas y creencias de cómo tratar a un niño; y niñez es la etapa cronológica, es visto como un sujeto social distinto al adulto, se debe tener presente que cada sociedad nombra a los niños de forma diferente.
Consideramos importante realizar un recorrido sobre el surgimiento de la infancia. Antes de la modernidad los niños compartían los mismos espacios que los adultos, sus vestimentas no se diferenciaban, trabajan, en las pinturas no se lograba reflejar los rasgos propios de los niños.
A partir de los cambios socioeconómicos producidos a fines del siglo XVI (modernidad) aparecen nuevos modos de relacionarse con los niños. La infancia es “una construcción de la modernidad definida por la atribución de ciertas características a un conjunto particularizado de la población, características condensadas en diferentes instituciones y en ciertos discursos científicos y normativos” (Escuela y construcción de la Infancia. Baquero y Narodowsky). Por lo tanto se puede afirmar que la historicidad del concepto de infancia va variando a partir de los dispositivos discursivos e institucionales.
La infancia de la modernidad era concebida a partir de niños heterónomos, con necesidad de protección y de un desarrollo específico que los convierta en adultos, para ello la aparición de las nuevas estructuras educativas fueron fundamentales. La escuela fue aceptada por los padres ya que la misma podía someter los instintos primarios al gobierno de la razón, esto implicaba que llevar un niño a la escuela era sustraerle a la naturaleza. La institución educativa preparaba a los niños para el mundo adulto, convirtiéndose en un importante factor de separación entre el adulto y el niño. Los métodos de educación que se utilizaban eran muy severos.
En la edad moderna surge la escuela y los niños comienzan a permanecer gran parte de sus días en las aulas, la pedagogía comienza a hablar de los “niños como alumnos” y a establecer las características de una supuesta “normalidad”. A principio del siglo XX, en cambio, los medios de comunicación y el mercado se consolidan como nuevos agentes de socialización y aportan una nueva acepción a la definición de infancia: el niño como cliente
Estos nuevos escenarios productos de la globalización traen aparejado nuevos modelos de infancias a partir de las diferentes influencias de los mass medias en un mundo de consumo que plantea y somete a nuevas reglas. A partir de esto la instrucción puede estar en un cyber, en un shopping, en las estaciones de trenes o en los semáforos. El proceso de creciente mercantilización de bienes y servicios para la infancia surge como una nueva racionalidad económica y genera la circulación de un nuevo tipo de signos polémicos, debido al interjuego de deseos, necesidades y afectos que produce en el consumo infantil.
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