MUSICOTERAPIA - Ensayo
Enviado por Gerardo Schmidt • 18 de Mayo de 2017 • Ensayo • 1.814 Palabras (8 Páginas) • 506 Visitas
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Licenciatura en Musicoterapia
Sede Regional Rosario
Materia: Musicoterapia I
Profesora: Licenciada Georgina Trossero
Alumna: Constanza Colaluce
Mi vinculación con la música proviene desde que tengo uso de razón. Una infancia casi sin televisión y mucha música, me llena de nostalgia. Mi papá siempre soñó con ser sonidista, y de hecho lo hace en forma aficionada, mi mamá canta y escucha sus canciones favoritas todo el día y mi hermana ensaya sus coreografías de comedia musical en forma constante. El querer aprender a tocar un instrumento fue un paso casi necesario en mi vida. Primero fue la guitarra, como tantos otros chicos de corta edad. Luego vino la batería, algo insólito y casi ilógico para una nena de diez años. Por último, llegaron los saxos. Primero el saxo tenor y después, el saxo alto.
Terminé la secundaria y seguir una carrera relacionada con la música ni se pensó. La cuestión era: ¿cuál es esa carrera? Investigando las diferentes posibilidades que se me abrían, fue como encontré la de Licenciatura en Musicoterapia... pero, y la pregunta vino sola,... ¿qué es la musicoterapia? Hoy, a más de un año de hacerme ese cuestionamiento, comienzo a vislumbrar la respuesta.
Con un inmenso desconocimiento, pensé, en ese entonces, que musicoterapia era una especie de “magia” en donde la música tenía el poder necesario y suficiente para reestablecer la salud. Creía que a una enfermedad, sobretodo a las psicológicas, le correspondía una música que la “curaba”.
Luego, analizando la palabra musicoterapia, encontré una conjunción del arte con la ciencia, a través de la música y la terapia. Recordemos que “ciencia y arte tuvieron un origen común en un remoto pasado. Habían sido complementarias, pero, al entrar en contacto con la evolución del mundo, se han separado y se han vuelto distantes. El trabajo científico es tan creativo como el trabajo de un artista y de un terapeuta. La propia palabra teoría une ambos conceptos. Teoría deriva de la palabra griega que comparte la misma raíz que teatro que significa ver o hacer un espectáculo. Esto sugiere que la teoría se ha de contemplar, básicamente, como una forma de ver el mundo a través de la mente y del espíritu a la manera de una revelación y no como una forma de conocimientos sobre lo que es el mundo”. (Prof. Rolando Benenzon – “45 años de la Asociación Argentina de Musicoterapia” – Congreso Argentino de Musicoterapia ASAM 2011 – pág 8).
En el transcurso del ciclo escolar, al tomar conocimiento de las diferentes concepciones de arte dadas por Ernst Fischer en “La necesidad del arte” de 1959 o por Hans-Georg Gadamer en “La actualidad de lo bello” de 1977, advertí que las nuevas corrientes ya no hablaban del arte como una mera expresión estética, sino que le daban una profundización hacia una dimensión antropológica, vinculando al arte con todo lo relacionado con el hombre, desde su crecimiento. Ya el arte no es solo “la facultad de producir emociones estéticas” (J.M. Azcárate, A. Pérez y J.A. Ramírez - “Historia del Arte” - Editorial Anaya, Madrid, España, 1983) ni tampoco es “la expresión de lo bello” (Immanuel Kant - “Observación sobre lo bello y lo sublime” – 1764). El arte necesita de justificación para existir. Por ello cobra importancia el receptor: es quien hace una sintetización personal de la obra, la experiencia del arte se convierte en una actividad para el espectador. Hay una tarea de pensamiento por cuestionamiento de significados. Eso es lo que importa para poder seguir aprehendiendo el concepto de musicoterapia: el receptor no es pasivo, sino que es un instrumento activo. Necesita realizar procesos inteligentes de pensamiento para comprender lo que sucede. Ya no solo es vinculación entre el arte, la ciencia y el emisor del arte, sino que también existe un vínculo, y poderoso por cierto, con el sujeto que recepciona.
En una observación de las prácticas de los alumnos del IV año de la UAI, en el geriátrico Raíces, al repartir los instrumentos musicales a los ancianos y observando sus reacciones, me dí cuenta que no sólo era la música el canal, sino también todo lo que la rodeaba: los instrumentos musicales, los sonidos, ¡los movimientos!
Me da la impresión que la definición que, desde 1996, hace la Federación Mundial de Musicoterapia: “la musicoterapia es el uso de la música y/o de los elementos musicales (sonidos, ritmo, melodía, armonía) por un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo de pacientes, para facilitar o promover la comunicación, la interrelación, el aprendizaje, la movilización, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, con el objeto de atender necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La musicoterapia apunta a desarrollar potenciales y/o restablecer funciones del individuo para que este pueda emprender una mejor integración intrapersonal e interpersonal, y en consecuencia alcanzar una mejor calidad de vida, a través de la prevención, la rehabilitación o el tratamiento”, queda un tanto desactualizada.
La Mta. Patricia Lallana, define “a la musicoterapia como una disciplina que utiliza como herramienta terapéutica a la música, el sonido, el cuerpo, la voz y los instrumentos musicales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas en su funcionamiento físico, psicológico, intelectual, social y espiritual”. (“Música y terapia. Experiencias en Chile” – Revista Ecovisiones nº 8 – Santiago, Chile)
La Mta. Marcia Goudinho de Souza expresa: “En Musicoterapia, estando en acción terapéutica, verifico que muchas veces tengo entre el cliente y yo un objeto intermediario, sea este un instrumento musical, un canto, un sonido. Pero la forma como me relaciono con este objeto, es lo que va, muchas veces, a definir como yo establezco la relación, o mejor, como se establece la relación. Entonces, ¿cuál sería el patrón que une? Creo que ahí, en la evolución teórica de la Musicoterapia debe estar, a priori, el profesional musicoterapeuta, fundada las bases en el origen de los estudios sobre la música y el elemento sonoro y sus funciones y relaciones con el humano, la humanidad, el universo. Este esqueleto teórico debe estar dentro de nosotros, como esta nuestro propio esqueleto, que sustenta nuestro cuerpo, nuestra masa corporal. Este esqueleto no se muestra, pero proporciona los movimientos y la armonía necesaria para que usted comunique….” (“Reflexôes teoricas sobre a Musicoterapia” - Revista Brasileira do Musicoterapia Año III nº 4)
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