Manifestaciones Del Inconsciente: Los Sueños, La Neurosis Y La Psicosis
Enviado por mkaren • 7 de Enero de 2014 • 1.225 Palabras (5 Páginas) • 820 Visitas
Las manifestaciones del inconsciente: los sueños, las neurosis y la psicosis.
Hemos visto que la cura psicoanalítica utilizaba el método de la libre asociación de ideas, con el fin de analizar las asociaciones inconscientes y descubrir las motivaciones profundas. El sujeto participa activamente en su propio análisis (que puede durar desde varios meses hasta varios años), tomando conciencia de las resistencias que lo bloquean.
Ya hemos visto cuál era el mecanismo de base a través del cual, en determinadas
circunstancias, hacemos o decimos cosas que, aparentemente, no queríamos decir ni
hacer, pero que en el fondo estaban motivadas por deseos inconscientes (actos fallidos,
los lapsus y, sobre todo, los sueños). Más de una vez nos hemos equivocado –
aparentemente sin razón– de día o de hora al acudir a una cita que, en el fondo, nos
desagradaba. No es raro tampoco perder un regalo que nos ha hecho alguien a quien,
inconscientemente, no tenemos mucha simpatía. Esos «errores» aparentes tienen
siempre un sentido y son de gran utilidad en el análisis de las verdaderas motivaciones
que nos mueven.
«La interpretación de los sueños es la vía regia que nos lleva al conocimiento del
inconsciente.» Uno de los mayores méritos del psicoanálisis es el haber mostrado que los
mínimos gestos y palabras del hombre tenían un sentido y merecían ser interpretados
como los signos de un lenguaje cifrado. Freud ha hecho del sueño el modelo de todas las
expresiones disfrazadas del deseo humano. Los sueños son, en cierto modo, la válvula de
escape de las tensiones acumuladas durante el día, la realización simbólica de un deseo
reprimido.
Es un hecho conocido de todos que los sueños que recordamos se presentan a menudo
bajo la forma de unas historias extrañas e incomprensibles. Emplean todo un material de
signos ambiguos, cuyo sentido profundo puede «camuflarse» bajo imágenes
aparentemente inocentes y aspectos incomprensibles, precisamente para no despertar
las sospechas de la conciencia moral, que inmediatamente los reprimiría. La mujer que
sueña, por ejemplo, que compra un sombrero negro, no sabe que desea
inconscientemente la muerte de su marido.
«Hay que diferenciar el contenido manifiesto del sueño, tal y como se recuerda con
extrema vaguedad por la mañana y se reviste de palabras penosamente y con aparente
arbitrariedad, de las ideas latentes del sueño, que permanecen en lo inconsciente. Esta
deformación del sueño es el mismo proceso que el que preside la formación de los
síntomas histéricos, e indica que tanto en la formación de los sueños como en la de los
síntomas actúa el mismo juego de fuerzas anímicas encontradas. El contenido manifiesto
del sueño es el sustituto deformado de las ideas inconscientes del mismo, y esta
deformación es obra de fuerzas defensivas del yo, resistencias que durante el estado de
vigilia impiden por completo el acceso a la conciencia de los deseos reprimidos de lo
inconsciente, y que, debilitadas cuando el sujeto duerme, conservan, sin embargo, energía
suficiente para obligar a dichos deseos a envolverse en un disfraz. De este modo resulta
tan difícil para el sujeto reconocer el sentido de sus sueños como para el histérico la
relación y el significado de sus síntomas.» (O. C., t. II, p. 138.)
Sin embargo, si queremos conocer cuál es el contenido latente de los sueños
manifiestos, debemos analizar el proceso de desfiguración y disfraz que sufren esos
deseos reprimidos. Ello ha sido magistralmente expuesto por Freud en su obra sobre La
interpretación de los sueños. El proceso de elaboración del sueño manifiesto actúa a
través de dos mecanismos principales: la condensación y el desplazamiento. Este último
ha sido ya expuesto como uno de los mecanismos de defensa, y es aquel por el que la
relación entre el sueño manifiesto y su contenido latente puede ser de simple
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