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Mayor confianza de los ciudadanos


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2014  •  2.606 Palabras (11 Páginas)  •  152 Visitas

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Mayor confianza de los ciudadanos

Los ciudadanos (tanto los beneficiarios como los posibles donantes) suelen tener mayor confianza en la gestión realizada desde la iniciativa social (Nelson y Krashinsky, 1973)[2], al no tener directamente intereses políticos, ni ir a la “caza de votos”, ni querer vender nada para la obtención de un beneficio económico. Es lo que algunos autores denominan “fracaso del contrato”, se prefiere a la iniciativa social por que no se tiene confianza en el sector privado por su interés en lograr beneficios. (Hansmann, 1986)[3]. Son organizaciones que surgen de la propia ciudadanía, por ello, se sienten más próximas y más “creíbles” (Martínez, 1994)[4]. En consecuencia los ciudadanos apoyaran mas a las asociaciones del tercer sector, - con dinero y con esfuerzo voluntario - porque piensan que es más fácil que de este modo se apliquen a las actividades que desean. Esta mayor confianza sobre la iniciativa social, evita que en ocasiones las asociaciones estén exentas de suspicacias y temores sobre la gestión de sus fondos, sospechas de intereses particulares, incertidumbre sobre el destino final de la ayuda, etc. Esto debe llevar a las asociaciones a tener una transparencia absoluta en sus objetivos y en su gestión, dando cuentas periódicamente a la sociedad sobre el empleo de los recursos y las acciones realizadas. Todos los esfuerzos en esta dirección no serán en vano, ya que una asociación que basa su supervivencia en la solidaridad de la población, si pierde esta perderá una de sus mayores ventajas.

Más adaptación al medio y flexibilidad

La iniciativa social generalmente goza de una mayor adaptación al medio y flexibilidad. Pueden realizar una modificación rápida y eficaz de la intervención en función de los cambios que se producen o la adaptación a diversos colectivos (Donatí y Lucas, 1987)[5]. Además sus características permiten la rápida intervención ante nuevos problemas o situaciones de emergencia. Su estrecho contacto con la realidad social y su escasa burocratización contribuyen enormemente a potenciar este aspecto. Esto hace, que en muchas ocasiones, cuando el Estado continúa pensando como intervenir ante un problema nuevo, muchas asociaciones ya se encuentren actuando y sirviendo de modelo a la intervención del Estado y del Mercado. Esta adaptación al medio y flexibilidad suele ser difícil encontrarla en los otros sectores, aunque bien es cierto que algunas asociaciones han crecido enormemente en los últimos años y han perdido parte de la flexibilidad y la frescura que las caracterizaba, “fosilizando” su acción. Otras sin crecer vienen durante años realizando aquello que siempre han venido haciendo, sin darse cuenta que los tiempos y las necesidades han evolucionado y que su acción ya no es adecuada para la sociedad actual. Sin duda, es mas fácil que las asociaciones sean flexibles y pioneras en sus acciones en sus orígenes (Kramer, 1981)[6].

Menor costo y burocracia

Generalmente tienen un menor costo y burocracia. El coste de las acciones en igualdad de condiciones es menor desde el asociacionismo (Pérez y Bernardo, 1988)[7]. Por ejemplo, con una menor inversión económica se logra una mayor eficacia en los proyectos de las ONG que trabajan en los países en desarrollo, que con macroproyectos estatales que cuentan con importantes contribuciones económicas pero con una escasa repercusión en el desarrollo de la comunidad. Esperemos que este menor coste de las acciones se deba a una mejor gestión, una manera distinta de hacer las cosas y una originalidad en el modo de actuar, y no por una reducción de costes de personal al trabajar con voluntarios o con remunerados mal pagados. Sin embargo, puede ser peligroso que debido a este menor costo, se derive hacia la iniciativa social acciones que deben ser responsabilidad del Estado o, más aun, que se entre en competencia desleal con la iniciativa privada, ocupando campos de actuación que no le son propios. En los últimos años no es extraño que aparezcan denuncias de determinadas empresas contra la iniciativa social, al considerar que están realizando competencia desleal, incluso cuando es el Mercado quien entra en terrenos clásicos de la Iniciativa Social: “Nos atrevemos a afirmar que para las entidades sin animo de lucro, la Ley de Asociaciones y de Fundaciones, supone un refugio para el no pago de impuestos y una tremenda distorsión del mercado, en todas aquellas que realizan actividad mercantil, y que en gestión de recursos sociales son una gran mayoría” (De Pedro, 1997)[8].

Tendremos que ver hasta qué punto el Mercado no realiza competencia desleal con la iniciativa social y ocupa espacios que pueden ser propios de esta siempre que ven la más mínima expectativa de beneficios económicos. Posiblemente estemos equivocando el debate al llevarlo al terreno del Mercado, este debe centrarse en quien puede ofrecer una mayor calidad en los servicios y una mayor satisfacción del usuario y no en quien debe lograr mayor beneficio económico. No lo olvidemos no estamos hablando de beneficio económico para unos pocos, sino de beneficio social para la comunidad. Donde evidentemente no plantea ningún problema el Mercado es en la prestación de aquellos servicios que no son rentables económicamente pero que son necesarios socialmente. Que desean ¿Qué la iniciativa social se dedique solo y exclusivamente a prestar servicios deficitarios? ¿Qué la iniciativa social se retire alegremente de aquellos campos de actuación que tradicionalmente viene desarrollando por que en un determinado momento pasan a ser rentables económicamente? Que ocurrirá cuando dejen de ser rentables ¿Deberá volver otra vez alegremente la iniciativa social con el beneplácito del Mercado? Debemos ser conscientes que para muchas organizaciones realizar acciones de las que se obtienen recursos económicos sirve para poder continuar desarrollando acciones rentables socialmente, pero no rentables económicamente.

Posibilidad de asumir riesgos y trabajar en situaciones difíciles

Debido a sus características la iniciativa social tiene la posibilidad de asumir riesgos y trabajar en situaciones difíciles. Las asociaciones pueden poner en marcha iniciativas novedosas o proyectos piloto que en principio serían difícilmente asumidos por otros sectores debido a que no está suficientemente demostrada su eficacia - o los beneficios económicos para el Mercado. Esto unido a la flexibilidad y la mayor adaptación al medio hace que se den respuestas inmediatas a problemas nuevos y sobre todo soluciones creativas (Casado, 1989)[9]. Estas soluciones novedosas puestas en marcha por la Iniciativa Social, posteriormente, una vez demostrada su viabilidad, son desarrolladas tanto por el Estado

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