Metáfora Narrativa y la práctica descentrada pero influyente

Metáfora Narrativa y la práctica descentrada pero influyente.

Usamos las metáforas para poder acceder a las personas y sus relaciones, como territorio para comprender. Sin embargo debemos separar la concepción de las metáforas estructuralista de las utilizadas en las prácticas narrativas.

Metáforas estructuralistas

Los conceptos más manejados por este tipo de metáforas son: intrapsiquis, sistemas, conducta, patología, naturaleza humana, etc.

Junto a estos conceptos, se considera además que las personas poseen un “sí mismo encapsulado”, un “núcleo interno” que “domina” su “conducta”.

El método para “curar” la “patología” es acceder a dicho “núcleo interno” para entenderlo y poder explicar y corregir esa “conducta”.

Metáfora Narrativa y comprensiones no estructuralistas

Siguen la tradición del pensamiento no-estructuralista.

No interesa acceder a la “verdad”, al “núcleo interno”.

El “si mismo”, es entendido como una construcción social, construcción colaborativa y social y no proviene de un “núcleo interno”.

De acuerdo a Michael White, proponer la Metáfora Narrativa como epistemología para la acción:

“Es proponer que los seres humanos somos seres interpretativos, que somos adictos a la interpretación de nuestras experiencias en tanto vivimos nuestras vidas.

Es proponer que no es posible para nosotros interpretar nuestras existencias sin un marco de inteligibilidad, uno que provoca un contexto para nuestra experiencia, uno que haga posible la atribución de significado.

Es proponer que son las historias las que proporcionan este marco de inteligibilidad.

Es proponer que los significados que se derivan de este proceso de interpretación no son neutrales en los efectos en nuestras vidas, sino que tienen efectos reales en lo que hacemos, en los pasos que damos en la vida.

Es proponer que es la historia o narrativa del si-mismo la que determina a qué aspectos de nuestra experiencia vivida damos expresión y es proponer que es la historia de la narrativa del si-mismo la que determina el molde de nuestras expresiones, de nuestra experiencia vivida.

Es proponer que vivimos a través de las historias que tenemos acerca de nuestras vidas, que de hecho éstas historias moldean nuestras vidas, constituyen nuestras vidas y ‘abrazan’ nuestras vidas.”

En este marco no interesan las descripciones del tipo funcionalista, “familia funcional” o “disfuncional” o del tipo relacional sistémica, “alianzas”, “triangulación”, etc. Tampoco interesan conceptos como “intrapsiquis”, “pulsiones”, la metáfora de  la “naturaleza humana” o la de “normal” o “anormal”.

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