Mi opinión

¿Puedes verlo? Esta allí. Riéndose. ¿Lo ves? Sí, mira no para de reír. ¿Ahora lo ves?

Juzgar nunca fue una opción, no lo es y no debe serlo. Tomar como excusa “mi opinión” es otro más de los juegos sucios que utilizamos para ver los defectos de los demás y mostrarlos al mundo como una película nueva. Como estatuas a las que lo único que le cae son ceses de animales salvajes, porque sí, somos esa clase de humanos y resulta complicado e incluso inaudito, pero hay que aceptarlo.

Estamos en dos bandas separadas, pero somos uno en realidad. A veces somos los jueces y a veces el comediante suicida escondiendo su tristeza bajo una máscara de felicidad. O ¿nunca os habéis encontrado en esa situación? Yo sí, en las dos, y no lo niego. He sido el verdugo y mi amigo, he sido el culpable y la víctima. Pero cuando la tempestad acaba, suelo ser más la causa del problema que el problema. Y todo vuelve a la normalidad y el remordimiento se acaba y se esfuma yéndose con el aire.

Cuando seamos capaces de ir por la vida imaginándonos un espejo como parte de nuestro cuerpo y ver todas las atrocidades que cometemos desde que despertamos, seríamos más cautos al hablar y actuar sobre y con las personas.

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