Neuro Ciencia De La Psicologia
Enviado por • 7 de Enero de 2014 • 3.160 Palabras (13 Páginas) • 407 Visitas
La neurociencia de la pornografía
Dr. Félix E. F. Larocca
Las dos décadas finales del Siglo XX señalaron los avances más dramáticos en las disciplinas del comportamiento que establecieran las neurociencias como las doctrinas más importantes del pensamiento moral, social y científico del género humano.
Puede ser, que el comienzo de la tendencia hacia la progresión, y desarrollo en este campo originó con el accidente que injuriara el área pre-frontal del cerebro de Phineas P. Gage, el 13 de septiembre del 1848. Lo que resultara de un accidente de explosivos en la construcción de un ferrocarril en Vermont. (Véase mi artículo acerca de Phineas Gage en Psikis y en monografías.com).
Esta nueva disciplina, llamada la neurociencia, progresiva en sus investigaciones, hace hincapié en establecer los senderos neurales y humorales, que surcan nuestro cerebro, y en los que nuestras actividades más enigmáticas transcurren en su determinismo y expresión.
Debemos señalar en servicio a la realidad que no todo se ha explicado todavía.
Esta tendencia científica fue a la que Freud hizo referencia cuando soñara y anticipara el nacimiento de una psicología científica.
Sin duda, que, de estar hoy entre nosotros, el genio de Freud se hubiese sentido complacido y vindicado por sus capacidades premonitorias en la realización final de esta rama indisputable del conocimiento.
Nuestro propósito
En esta ponencia deseamos explorar todos los mecanismos posibles que subyacen y que participan en las vicisitudes de la actividad controvertida que llamamos la “pornografía” en nuestro idioma; y simplemente “porno”, en el inglés --- que todo lo abrevia.
Definiendo el término
El vocablo pornografía procede del griego: πορνογραφíα, porne es "prostituta" y grafía, "descripción", es decir, "descripción de una prostituta". Lo que esencialmente establece la representación de las prostitutas y, por extensión, las actividades propias de las labores profesionales, de ellas, quienes para tantos, son profesionales, dignas y loables, a la vez.
Hay que reconocer, que el término pornografía, es de aparición reciente ya que en la Antigua Grecia nunca se hizo uso de esta palabra.
Modernamente entendemos como pornografía a un conjunto de materiales, imágenes o reproducciones; y de la realización, implícita o explícita, de actos sexuales con el fin de provocar la estimulación erótica de quienes los observan.
De manera similar que nos incitan las industrias de las fast food, con resultados deletéreos para nuestra salud.
Todo lo que excita se vende.
La correlación entre sexo y comida, debe de esclarecerse; no es mero accidente circunstancial, como ya hemos descrito pero, algo, que tantos ignoran a su propio riesgo.
Históricamente, como actividad erótica, pictórica, artística y como modo de comunicación entre humanos, la pornografía, como arte o como expresión sensual, es tan vieja como nuestra presencia en el mundo --- aunque, como especie, nuestra cohabitación reproductiva la hacemos a escondidas --– pero, gracias a la difusión de la pornografía; hoy somos testigos de notables excepciones, como vemos en mi artículo Lolita.
Así que, como anteriormente, hemos indicado, la pornografía y los trastornos del comer, soslayan, y… ¿por qué no? Ambos se alojan muy cerca en los centros cerebrales.
Para explicar nuestro interés atávico en la presentación y en la exhibición provocativa de nuestros cuerpos, la neurociencia invoca el fenómeno del “peak shift” (o estímulo discriminación) que determina que nuestra atención se desvía, selectivamente hacia las partes de todo lo que presenciamos que connota placer: (hoy) La comida o el sexo. O, el sexo y la comida --- o ambos, preferiblemente.
El placer nos seduce, así opinan los neurocientíficos…
Entonces, como nuestro cerebro está estructurado a dirigir enfoque selectivo de partes de objetos que encuentra importantes o deleitables --- sean éstas imágenes de comida o de representaciones sexuales. Ello asiste nuestra habilidad de transformar lo sensorial en lo sensual, habilidad que es únicamente nuestra en el reino animal --- aunque más y más se están diseñando métodos de estudio que nos iluminan el camino al entendimiento de que ciertos vertebrados, perros entre ellos, demuestran la capacidad de observar fotografías y de percibir su contenido, exactamente como nuestra especie lo hace.
Los gatos, también lo hacen en menor escala…
En esencia, la curiosidad sexual es aspecto central de nuestro desarrollo especie-específico al que, moralistas, teólogos, filósofos, psicoanalistas, neurocientíficos y artistas de todo género han dedicado sus energías, por lo atractivo que nos resulta --- lo que es asimismo el caso con lo que nos produce el placer sensorial que, del abarrotarnos, con comida, deriva.
Para muchos, tentación irresistible…
Nuestros artistas prehistóricos fueron precoces en sus aplicaciones de los principios de estímulos discriminación, creando estatuas de proporciones exageradas como, para algunos, representan las Venus, la de Willendorf entre ellas.
Pero no todos aplicarían igualmente esos principios. Por su parte, los egipcios produjeron arte más estilizado, mientras que los griegos crearon figuras de composición fantásticamente heroicas, como son los Bronces de Riace.
No sabemos qué opinaría el hombre de las cavernas del cubismo y surrealismo modernos, de hoy tan celebrados.
Lo que permanece un misterio es la razón por qué el arte conlleva un cierto elemento de fantasía y que en este mismo una distorsión solipsista, existe, de lo que el artista observa, expresa y reproduce.
El cuerpo humano, y el cuerpo desnudo de la mujer, en especial, en todas sus etapas del desarrollo, han atraído nuestro interés histórico de manera constante y ha hecho de las artes visuales su modo de expresión más fascinante.
De ésta deriva el arte pedófilo de los que, como Lewis Carroll pensaran.
La fotografía es el vehículo principal del arte pornográfico. Para ello, un hombre y su cámara son los mejores amigos.
Para los pedófilos, quienes hacen de la pornografía un asunto de naturaleza especial, la sexualidad más inocente y la niñez son coalescentes y resultan sinónimos.
Para nosotros, todo lo inherente al comportamiento del ser humano procede de tal manera que debe sus razones a módulos natos, que residen inscritos de modo profundo en nuestros cerebros.
Nuestros antepasados exageraban el cuerpo, y nosotros, obedeciendo a las mismas tendencias, hacemos
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