Nos Acostumbramos
Enviado por blancoandres • 4 de Septiembre de 2012 • 505 Palabras (3 Páginas) • 260 Visitas
Nos acostumbramos
Nos acostumbramos a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sean las ventanas de los edificios que nos rodean. Y como estamos acostumbrados a no ver más que ventanas y edificios, nos acostumbramos a no mirar hacia afuera. Como no miramos hacia afuera, nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas. Al no abrir completamente las cortinas nos acostumbramos a encender la luz antes. Nos acostumbramos tanto, que olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos el paisaje. Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar rápido el desayuno porque llegamos tarde. A comer un sándwich porque no tenemos tiempo para comer a gusto. A salir del trabajo cuando ya anocheció. A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día, porque tenemos que ir a trabajar temprano. Nos acostumbramos a esperar un “no puedo" en el teléfono. A sonreír sin recibir una sonrisa de vuelta. A ser ignorados cuando necesitamos ser vistos. Si el trabajo resulta duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y cuando llega el fin de semana, nos aburrimos y deseamos que llegue el lunes para ir a trabajar. Nos acostumbramos tanto a este estilo de vida, que parece que estamos ahorrando vida por miedo a gastarla, y al final, nos olvidamos de vivir. “Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven. Acuérdate de tu creador antes que vengan los días malos. Llegará el día en que digas: “No da gusto vivir tantos años”
"La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja"
La perseverancia
Nadie llega a la meta con su primer intento, ni se perfecciona la vida con una simple rectificación, de la misma manera que nadie alcanza la altura deseada con un solo vuelo.
Nadie camina por la vida sin haber pisado en falso muchas veces...nadie recoge una cosecha sin trabajar duramente, sembrar la semilla y abonar la tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en algunas ocasiones, ni se sube a un barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar lo necesario.
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie puede edificar evitando el martillo, ni se cultiva una amistad con Dios, sin renunciar a uno mismo.
Nadie llega a la otra orilla sin pasar a través del puente.
Nadie llega a tener el alma brillante sin el diario pulido de Dios.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible.
Nadie conoce la oportunidad hasta que ésta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie llega hasta el pozo de Dios, sin caminar y sufrir la sed del desierto.
“Si tienes claro el objetivo, si todavía conservas algo de fuerza y de voluntad,
si mantienes los ojos puestos en Dios
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