Origen Y Desarrollo De La Teoría De Los Tests.
Enviado por misel89 • 15 de Enero de 2013 • 1.137 Palabras (5 Páginas) • 1.697 Visitas
El término test mental es acuñado por Cattell en 1890 y el primer test propiamente de inteligencia es creado a principios de siglo por los psicólogos franceses Binet y Simon. Este test surge para diagnosticar a niños con problemas de deficiencia mental en las escuelas públicas de Paris. Su acogida fue tan buena que poco antes del estallido de la I Guerra Mundial se da un reconocimiento institucional al papel de los tests en el procedimiento diagnóstico (Thompson y Sharp, 1988).
La I Guerra Mundial va a marcar un hito importante en la historia de los tests, al suponer la introducción por vez primera de tests de aplicación colectiva. Al entrar EE.UU. en la contienda, se ve en la necesidad de reclutar mucho personal de forma muy rápida, desarrollándose para ello los tests alfa y beta que fueron aplicados a cerca de dos millones de reclutas. Se trataba de dos tests muy sencillos, de aplicación colectiva y automática; el test alfa era una prueba verbal, adecuada para sujetos con capacidad lectora y el test beta una prueba no verbal, apropiada para sujetos con problemas de alfabetización.
El éxito de los tests en la selección y clasificación de los reclutas fue tal que rápidamente se generalizó su uso a la sociedad civil. Es decir, terminada la contienda, siguieron utilizándose dentro y fuera del ejército y su uso fue masivo.
La tecnología de los tests comienza a ser desde entonces una característica de la vida americana y no es en absoluto casual que sea justamente allí donde arraiguen y se desarrollen con fuerza los tests.
La importancia de los tests radica en que van a a representar la posibilidad de juzgar a las personas por sus aptitudes, habilidades o conocimientos, esto es, por méritos propios y no por su nivel socio-económico, apariencia, o por el juicio subjetivo de profesores o supervisores. Parece claro que los tests se relacionan de forma más estrecha con la actuación posterior del sujeto en el puesto laboral o educativo o, en cualquier caso, los tests son dispositivos más objetivos que criterios como la cuna, la familia, la tribu, la apariencia y las opiniones intuitivas basadas en impresiones personales o en cartas de recomendación, criterios que han sido frecuentemente utilizados en situaciones de decisión.
Entonces, ¿qué mejor caldo de cultivo para los tests que EE.UU., la tierra de las oportunidades, tal y como ésta era percibida -o quizás soñada- por las sucesivas olas de inmigrantes que llegaban a EE.UU. en las primeras décadas de este siglo? Los tests fueron acogidos con los brazos abiertos por una sociedad meritocrática como la norteamericana, por una sociedad que creía en el mérito personal como forma de progresar y en la que cualquier persona que trabajara duro y con la suficiente capacidad podía llegar a la cima, podía tener éxito.
La sociedad norteamericana de comienzos de siglo constituye, por tanto, un terreno bien abonado para los tests, ya que era una sociedad bastante caótica, muy marcada por el fenómeno de la inmigración que hacía de ésta una población con un crecimiento muy rápido y con una enorme diversidad étnica y racial. Para poder organizar y educar a una sociedad tan diversa, era necesario poder detectar las diferencias individuales en las capacidades mentales de los sujetos (French y Hale, 1990). Si a esto se une la fuerte expansión de su economía y un enorme crecimiento industrial, tenemos ya los principales ingredientes del cóctel que explicaría el entusiasmo con el que fueron acogidos los tests en las primeras décadas del siglo en EE.UU. (Anastasi, 1985; Wigdor y Garner, 1982). De alguna manera, los tests sirvieron para clasificar y organizar en distintos ámbitos de la vida a las personas
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