POR QUÉ SOÑAR

¿POR QUÉ SOÑAR?

Es totalmente realista el Sr. Estanislao Zuleta en su escrito “Elogio de la dificultad”, nos hace realmente cuestionarnos si lo que queremos de nuestra vida es un paisaje a blanco y negro, donde predominen las angustias, las dudas, las inconformidades y donde encontrar una salida sea sencillamente un cambio de actitud y de buena energía, nos ensimismamos y no paramos a ver que la realidad es más cruda y cruel de lo que parece y que además tenemos que afrontarla con ansias de aprender, de luchar por ideales propuestos en nuestras vidas, no todo es un manantial de agua pura donde podremos por siempre permanecer, los grises también son colores y tenemos que comenzar a darnos cuenta que nuestra actitud facilista y sobradora no nos lleva a nada diferente que un mundo de engaños y de irrealidades que no existen y que nunca existirán.

Yo hoy me lo pregunto, ¿vale realmente la pena soñar? Yo tendría una respuesta muy apropiada y acorde a la lectura, claro que vale la pena soñar siempre y cuando tengamos claro por qué lo estamos haciendo, las cosas uno las hace con motivos, con fundamentos claros y con la convicción de pensar y creer que estamos haciendo lo correcto y lo que dicta nuestro corazón, sin mirar al otro y sin pensar si al resto del mundo le parece lo que hacemos.

Si la vida fuera fácil la viviría cualquiera ahí está la magia de ella, en aprender a descubrirla a ver sus curvas, sus pliegues y memorizar cada paso que se da, para no pisar en falso y caer y si así fuese poder pararse y seguir como si nada hubiese pasado, en ultimas nadie es un Dios soberano, todos estamos aquí para aprender y saber que las cosas se obtienen con un esfuerzo y la recompensa valdrá la pena.

En la carrera hacia el éxito a veces nos encontramos con personas que no se miden en hacer lo necesario para conseguir lo que se quiere, no está mal pero siempre y cuando no se tenga que pasar por encima de nadie y no se pisoteen los sueños de muchos otros, pienso que los excesos son malos, pero aún más cuanto se tienen malos manejos y ahí estamos repitiendo un error que viene de muchos años atrás de generación en generación, el respeto no se impone se gana y ahí es donde hacemos la diferencia y logramos de la mejor manera sacar adelante cada dificultad que aparezca en el camino actuando como un equipo y aceptando que somos humanos y que arrieros somos y en el largo camino de la vida nos tenemos que encontrar al final cada uno con lo que sembró y que finalmente cosecho.

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