Padres Obedientes Hijos Tiranos

Este libro de Evelyn Prado de Amaya y de Jesús Amaya Guerra, nos muestra como las generaciones han cambiado a través de los años la manera de educar y guiar a los niños hasta convertirlos en hijos tiranos.

Definitivamente la transformación social es algo que ha influido en la manera de criar a los niños, en las generaciones de nuestros abuelos o bisabuelos, ya que antes, las familias eran mucho más numerosas, la madre tenía muy claro que su función era únicamente la de cuidar a los hijos, estar en casa al pendiente de ellos y cubrir sus necesidades, el padre era el que salía a trabajar y llegaba por la tarde o noche a la casa para ver a sus hijos. Hoy en día las cosas son distintas, las madres también salen de la casa para trabajar, las familias son mucho más pequeñas y a veces los niños son demasiado consentidos por los padres para tratar de compensar la ausencia de ambos a causa de sus trabajos.

Del mismo modo, los padres se contradicen constantemente, la madre toma el papel de educadora y es la que toma las decisiones más fuertes respecto a los hijos, cuando el padre no está de acuerdo con alguna de estas decisiones, pasa por encima de la autoridad de la madre sin importar la imagen negativa que esto de frente a los niños. Del mismo modo, la madre puede pasar sobre la autoridad del padre al no estar de acuerdo con alguna de las decisiones tomadas por él, provocando una confusión fuerte en los niños y mostrando que al final del día se va a hacer lo que ellos deseen.

El niño se da cuenta de que cada uno de sus berrinches provocan que sus deseos sean satisfechos, toma una actitud en la cual si no se hace lo que él dice, hará berrinche hasta que se haga su voluntad, del mismo modo los padres, cada vez que le dan al niño lo que quiere cuando hace un berrinche, alimentan su mala educación.

Otra cuestión que influye en los hijos tiranos, es la manera en que los padres no dejan que ellos toman sus propias decisiones, desde el momento en que los niños están participando en un juego de algún deporte, los padres ejercen una presión muy fuerte sobre ellos, están al lado de los niños dándoles instrucciones, exigiéndoles que obedezcan sus órdenes si quieren ganar o hacer las cosas bien.

Los padres usan diferentes estrategias para mantener a sus hijos en paz y que no los estén molestando, por ejemplo, se ha abusado de la televisión, ahora los niños pueden pasar horas frente a la televisión o jugando con los videojuegos, ya no salen a la calle a jugar con los amigos, ya no usan la imaginación, simplemente se detienen frente a un objeto que los entretiene durante horas. Esto también repercute en la educación de los niños, en su manera de aprender, en mi experiencia como maestra de primaria puedo decir que los niños de ahora son mucho más difíciles de entretener, nada les satisface, no quieren ser parte de ninguna actividad porque les parece aburrida, ya no usan la imaginación, quieren toda la información ya digerida, en pocas palabras, les da flojera pensar.

La autoridad de los profesores es otra cuestión que ha quedado de lado, los profesores dejaron de ser una autoridad para los niños, los padres antes respetaban lo que el profesor decía y apoyaban sus decisiones, hoy en día los padres son los primeros en ir a atacar a los profesores cuando no están de acuerdo en alguna decisión tomada en contra de sus hijos o cuando los niños se quejan de el profesor. Esto ha hecho mucho más difícil el mantener la disciplina en las escuelas, ya que hay que manejar la situación no sólo con los niños, sino también con los padres.

Los baby boomers son a los que ahora se les llama padres obedientes, vivieron una época de grandes cambios, la liberación femenina, la rebeldía, etc. Ahora ellos son los que crían a los hijos tiranos, tratan de darles todo lo que ellos no tuvieron de chicos, no quieren que sufran lo mismo que ellos sufrieron durante su infancia, desgraciadamente esto se ha ido al extremo y ahora tenemos frente a nosotros a la generación de hijos tiranos. Esto es creado por algo llamado el síndrome reparatorio.

Los padres también tienen una falta de persistencia disciplinaria, al haber vivido inflexibilidad y una gran firmeza de

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