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Pedro el Cruel (1334-1369)


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  1.991 Palabras (8 Páginas)  •  276 Visitas

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Argumento[editar • editar fuente]

La novela se inicia con el suicidio de don Andrés Aragón de Peralta, jefe de la familia más poderosa de la villa de San Pedro de Lahuaymarca, en la sierra del Perú. Su muerte anuncia el fin del sistema feudal que hasta entonces ha predominado en la región. Don Andrés deja dos hijos: don Fermín y don Bruno, enemigos y rivales, quienes en vida del padre se habían ya repartido sus inmensas propiedades.

El conflicto principal gira en torno a la explotación de la mina Apar’cora, descubierta por don Fermín en sus tierras. Don Fermín, prototipo del capitalista nacional, quiere explotar la mina y traer el progreso a la región, a lo que se opone su hermano don Bruno, latifundista tradicional y fanático católico, que no quiere que sus colonos o siervos indios se contaminen de la modernidad, que según su juicio corrompe a las personas.

Con la llegada de un consorcio internacional –la Wisther-Bozart– se inicia la disputa por el control de la mina de plata. Don Fermín no puede competir ante la gigante transnacional y se ve obligado a venderle la mina, que desde entonces adopta el nombre de Compañía Minera Aparcora. Ante la necesidad de abundante agua para el trabajo de la mina, la compañía muestra interés por las tierras del pueblo y de las comunidades campesinas aledañas, obligando a que se los vendan a precios irrisorios; para ello cuenta con la complicidad de las autoridades corruptas. La compañía actúa como una fuerza desintegradora que hace de todo para conseguir el máximo lucro, sin importarle los perjuicios que causa a los pobladores. Se inicia entonces un proceso de convulsión que lleva a la movilización del campesinado liderado por Rendón Willka, un comunero indio que ha vivido en la capital del país donde ha aprendido mucho. Bajo sus órdenes estallan levantamientos que son reprimidos sangrientamente por las fuerzas gobiernistas pero que son el anuncio de la rebelión final.

Análisis[editar • editar fuente]

La novela presenta la imagen de una nación sometida por la penetración imperialista y, sobre todo, el problema de la modernización de la cultura indígena. Arguedas intenta ofrecer un retrato global del Perú por medio de la representación de escenarios geográficos y sociales de todo el país, aunque el foco narrativo se sitúa en la sierra. El título de la novela expresa la compleja vida nacional del Perú, en el que «todas las sangres» se entremezclan y rivalizan duramente. Pero en esta lucha no sólo está envuelto el Perú sino también un poder imperialista que pretende manejarlo.1

El enfrentamiento de las fuerzas de la modernidad con una cultura y una sociedad tradicionales es el principal conflicto que aborda la novela, cuya gran pregunta gira en torno a la posibilidad de lograr un desarrollo genuinamente nacional, ante la certidumbre de que ha terminado una época en la historia del país y debe construirse, sobre sus ruinas, una nueva patria. El orden destruido es el viejo orden feudal. Las alternativas que se enfrentan van desde el proyecto imperialista hasta el utópico retorno a un orden feudal, imaginado por don Bruno como un sistema natural presidido por principios morales, pasando por la propuesta del capitalismonacional, tal como lo plantea don Fermín. En la novela se invalidan estas opciones y se enfatiza la legitimidad moral e histórica de otra alternativa, representada por el comunero Rendón Willka, que podría resumirse en su sentido colectivista (en el plano social), en su adhesión a los valores quechuas (en el plano cultural), y en una cauta modernización (en uno y otro nivel).

El proyecto de Willka tiene, sin embargo, algunos componentes más ideales que reales y una limitación tal vez insubsanable: es un proyecto cerradamente campesino-serrano que desconfía y hasta rechaza la participación del proletariado y pone en cuestión el servicio de los partidos políticos. Es un proyecto más cultural que social (aunque ponga de relieve la importancia de la organización colectivista bajo el modelo de la comunidad indígena) y más ético que político.

De todas maneras, en el curso de la novela se despliega una consistente reflexión sobre múltiples aspectos de la realidad peruana: en este proceso, precisamente porque es reflexivo, se observa la imposibilidad de comprender la dinámica nacional, integrada por las oposiciones ya conocidas, al margen de la estructura global del mundo contemporáneo.2

Elaboración[editar • editar fuente]

El tema de una corrida de toros al estilo andino (o “indio”) como centro de un conflicto que enfrenta a razas y grupos sociales en un poblado de la sierra peruana nació en la mente de Arguedas cuando, según su confesión, asistió a una corrida en Puquio, en julio de 1935. En esa ocasión uno de los capeadores indios, apodado el Honrao, fue destrozado por el toro. En 1937 Arguedas publicó dos relatos que son antecedentes de la novela: uno titulado “El despojo”, que apareció en la revista limeña Palabra, nº 4, mes de abril (que luego se constituyó en el segundo capítulo de la novela); y el otro titulado “Yawar (Fiesta)”, publicado en la Revista Americana, año XIV, Nº 156, en Buenos Aires (que es una versión primigenia de la novela). Su deseo de rehacer este relato se vio interrumpido por su estancia en la cárcel de El Sexto, entre 1937-38, por lo que solo pudo llevarlo a la práctica en el segundo semestre de 1940, luego de asistir al Congreso Indigenista de Patzcuaro, en México. Se hallaba entonces en Sicuani, donde ejercía la docencia en un colegio nacional. Aprovechando unas vacaciones de medio año, Arguedas escribió de corrido la novela. Un incentivo fue un concurso continental de novela hispanoamericana convocada por una editorial de los Estados Unidos: jurados reunidos en cada país hispanoamericano debían elegir una novela representativa que sería enviada a un jurado internacional auspiciado por dicha editorial. En el Perú el jurado nacional estuvo conformado por Augusto Tamayo Vargas, Estuardo Núñez, Luis E. Valcárcel, entre otros. A medida que avanzaba los capítulos de su novela Arguedas los iba enviando a Lima, a su amigo el poeta Manuel Moreno Jimeno. La correspondencia entre ambos documenta al detalle la labor de Arguedas. Pero para éste debió ser una decepción que no se eligiera su novela como representante

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