Pentecostales

Desde mi interior

Me acerque al espejo, me senté en la silla donde me siento para peinarme, me miré fijo a los ojos y dije:

“Aquí estamos tú y yo, nadie más que tú y yo. Últimamente no he querido verte a los ojos porque sé que he jugado con tus sentimientos, te he apartado de mi vida por complacer a otros que te han herido el alma profundamente, han roto nuestra unión, porque soy debil.Ya casi no se quién eres!!

Recuerdo que de niña solíamos salir corriendo por los jardines de la abuela, hacíamos travesuras juntas y recibíamos juntas los castigos, NOS QUERIAMOS TANTO! Éramos como almas gemelas, éramos una sola, si tú estabas triste yo lo estaba, si tú llorabas yo también lo hacía y si estabas feliz yo lo estaba y reíamos juntas.

El tiempo fue pasando y fueron pasando cosas que solo me hacían pensar en ellas y me olvidé de pensar en ti, me olvidé de pensar que podía lastimarte y hasta hoy me doy cuenta que lo he hecho

Perdoname,te veo tan mal, tan triste y olvidada, he hecho de ti una sombra que repite todo lo que hago yo, se que sufres tanto y que no dices nada, porque me amas y jamás me dejaras sola, porque soy tu vida, porque soy lo único que realmente tienes y tendrás hasta el día de tu muerte y sé que hasta el día de la mía también

Te prometo por nuestras vidas que pensaré más en ti, porque sé que si no te cuido yo nadie lo hará. Estaremos juntas siempre, como antes!! Cerremos nuestros ojos y tomémonos nuestras manos”

Cerré mis ojos y el viento recorrió mi cuerpo hasta llegar a la punta de mis dedos.. ese fue el momento en que me volví a encontrar conmigo misma

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