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Personalidad Desde El Punto De Vista Biopsicosocial.


Enviado por   •  16 de Febrero de 2013  •  1.652 Palabras (7 Páginas)  •  909 Visitas

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A lo largo de la historia del género humano, el estudio de la personalidad ha sido siempre un punto de interés, aunque como cualquier conocimiento humano ha estado sujeto a vaivenes ideológicos, tendencias sociales y valores culturales, entre otros.

Todo este proceso de estudio ha sido extraordinariamente valioso, aún con las posturas antagónicas que se han suscitado a lo largo de los siglos. En los albores del siglo XXI, lo que sabemos sobre el ser humano, sobre el hombre, abre las puertas a un entendimiento más preciso, y por ende, a una mejor valoración sobre la esencia y naturaleza de nuestra especie.

Grecia fue la primera civilización que de forma seria y sistemática trató de conceptuar y sentar las bases que llevan ahora a entender al ser humano como parte del universo y la naturaleza, pero al mismo tiempo como único e irrepetible. Así, la personalidad fue primeramente objeto de estudio de la filosofía (indudablemente que lo seguirá siendo).

Posteriormente - dentro de la civilización occidental - el desarrollo y expansión del cristianismo hizo que el estudio de la personalidad fuera abordada desde una perspectiva religiosa.

Con el advenimiento del Renacimiento (dada la valoración de las ciencias y las artes que allí se dio) la idea de lo que es el ser humano sufrió profundas modificaciones. El siglo pasado fue particularmente rico en investigaciones y en la formulación de nuevas teorías y postulados, y aunque se hacían grandes aportes y descubrimientos, parecía que la ciencia no se ponía de acuerdo. No fue sino hasta en el último cuarto de siglo cuando la mayoría de los estudiosos de la personalidad cayó en la cuenta de que ningún enfoque aislado, por más que se profundice en él, es suficiente para entender el enigma humano.

Surgió entonces lo que ahora se denomina “concepción integral de la personalidad”, un intento felizmente serio de entender al ser humano como un todo, como un ser integral, múltiple y diverso. Esta concepción destaca la importancia de tomar en cuenta los referentes generales, de algún modo señalados, aunque de manera atomizada, por las diversas “escuelas de pensamiento sobre la personalidad” imperantes hasta entonces.

Lo anterior equivale a tomar una perspectiva integral, visualizando al ser humano como un ser conformado por tres grandes elementos constitutivos: lo biológico, lo social y lo psicológico.

Curiosamente, esta nueva concepción del ser humano, esta visión tripartita de la personalidad, ha encontrado mayor eco en las disciplinas científicas que conforman las llamadas “ciencias de la salud”. Estas, en su afán de entender el fenómeno salud-enfermedad (binomio básico de la práctica médica occidental) han consolidado la nueva tendencia a concebir la personalidad como: “la integración dinámica de tres elementos constitutivos absolutamente interdependientes, lo biológico, lo social y lo psicológico”.

Esta triple visión de lo que es una persona, ha sido comparado a un triángulo, “el triángulo de la personalidad”, compuesto por tres lados, en la base del cual está lo biológico. Así, una personalidad sana, equilibrada, sería aquella cuyos tres lados están perfecta y armoniosamente configurados y desarrollados (un triángulo equilátero).

En la medida en que uno de los lados se desajusta, (se enferma) la estructura total se desequilibra, se “enferma”. Este es el paradigma que actualmente sirve de base para entender el complejo y amplio concepto de lo que entendemos por salud- enfermedad.

Analicemos brevemente cada uno de los elementos de la personalidad anteriormente señalados:

La personalidad como entidad biológica.

No puede concebirse la existencia de un individuo (una personalidad) si no se considera como condición previa y básica, la existencia de un soma, un cuerpo, una serie de elementos microscópicos y macroscópicos debidamente organizados: células, tejidos, órganos, sistemas, ser viviente, hombre.

Este primer componente surge de la unión de dos células primigenias: óvulo y espermatozoide, que a través de etapas y fases subsiguientes desembocan al cabo de 9 meses en un representante de la especie humana, un “homo sapiens”, 23 pares de cromosomas. Durante el tiempo de su existencia, este organismo se sujeta inexorablemente a las leyes de todo ser vivo: nacer, crecer, reproducirse y morir.

La personalidad como entidad social.

El nacimiento y desarrollo de todo homo sapiens no se “hace en el vacío” Se realiza en medio de un escenario, un andamiaje social previamente determinado. Su familia, conjuntamente con las demás “instancias de desarrollo social”, le trasladan al recién nacido, sin que él pueda hacer nada al respecto, toda una herencia social, acumulada a lo largo de los siglos, de la historia, y que va desde costumbres, modos de hacer, pautas de supervivencia, valores, creencias y demás, hasta cuestiones como una nacionalidad específica, apellido, raza, condición económica y social, un lenguaje, una religión.

Es decir, el “homo sapiens nace”, pero el “ser humano se hace”. Se hace en su convivencia diaria con los demás, dentro del contexto de una sociedad, una historia y cultura determinada. Si las condiciones de su conglomerado social son adecuadas, cada individuo, cada personalidad desarrollará todo su potencia, teniendo entonces la posibilidad de con tribuir con un cambio y mejora al

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