Psicoanalisis. La constitución del sujeto
Enviado por fernandalosa • 15 de Abril de 2019 • Resumen • 3.136 Palabras (13 Páginas) • 670 Visitas
La constitución del sujeto se da a partir del Otro, es el producto del lenguaje la función del Otro determina la posición del sujeto, el sujeto se constituye a partir de diferente identificaciones.
Para hablar de la constitución del sujeto es necesario hacer referencia al complejo de Edipo, siendo su función principal la función paterna la cual procede la determinación de otorgar una dimensión simbólica por lo cual puede presentarse una operación metafórica.
Lacan localiza el inicio del complejo de Edipo en el Estadio del Espejo, donde se esboza un cierto tipo de identificación basada en una relación de alienación con la madre, en el transcurso del estadio el niño realiza la conquista de la imagen de su propio cuerpo, la identificación primordial promueve la estructurad el yo. Antes del estadio del espejo el niño no experimenta su cuerpo como un totalidad unificada sino como algo disperso denominando a esta vivencia fantasía del cuerpo fragmentado. Este se organiza en tres tiempos:
1T: El niño percibe su imagen como la de un ser el al que intenta atraparse o acercar, existe una confusión primera entre uno mismo y el otro este pone en evidencia el vínculo del niño con el registro imaginario.
2T: El niño llega a descubrir que el otro del espejo no es un ser real sino una imagen, ahora ya no intenta atraparla sino que ahora sabe distinguir la imagen del otro de la realidad de otro
3T: El niño asegura que el reflejo del espejo en una imagen y adquiere la convicción de que solo es una imagen que es la suya, al re-conocerse el niño reúne la dispersión del cuerpo fragmentado en su totalidad que es la representación del cuerpo propio.
Esta imagen del cuerpo es estructurante para la identidad del sujeto, que realiza en ella su identificación primordial y así para el sujeto comienza la conquista de su identidad.
Al salir de la fase de la identificación del estadio del espejo el niño sigue percibiendo un indiferenciación cercana a la fusión de su madre, a partir de la posición que ocupa frente a su madre el de tratar de identificarse con lo que el supone que es el objeto de su deseo por la cual el deseo del niño se hace deseo de la madre, inducida por la relación de inmediatez entre la madre y el hijo en cuanto a la satisfacción de necesidades, el niño se hace objeto de lo que supone le falta a la madre, el cual es el falo un objeto susceptible a satisfacer la falta, el niño encuentra a problemática fálica en su relación con su madre al querer constituirse en l falo materno, el niño tiende a identificarse con el único y exclusivo objeto del deseo del otro, al querer ser el falo de la madre surge la problemática ser o no ser el falo.
Solo puede existir esta relación de fusión con la madre en la medida en la que no aparezca ningún tercer elemento que mediatice la identificación de niño al falo de la madre (falo imaginario), esta elude la mediación de la castración la convoca en la misma medida convoca a la oscilación dialéctica entre: ser o no ser el falo.
Esta oscilación anuncia el segundo momento del Edipo en el que el niño es introducido inevitablemente en el registro d la castración por la intrusión de la dimensión paterna, la mediación paterna configura la relación madre-hijo al intervenir como privación, el niño también lo vive como prohibición y frustración.
El niño es introducido a la castración vía la intrusión paterna en la relación inter subjetiva madre-hijo, el nombre del padre prohíbe que se satisfagan sus impulsos con la madre, en la vivencia subjetiva del niño ese otro aparece como el objeto posible del deseo de la madre, como un objeto fálico posible al que puede suponer como rival frente a la madre. Lo que se pone en juego en esta rivalidad imaginaria incluye un desplazamiento del objeto fálico que lleva al niño a encontrar la ley del padre.
El niño se enfrenta con esta ley en la medida en que descubre que la madre depende de la ley en lo que respecta a la satisfacción que puede brindar a las demandas del niño. El hecho de que el deseo de la mare este sometido a la ley del deseo del oro implica que a su vez su deseo depende de un objeto que supuestamente el otro (el padre) tiene o no tiene. La problemática: renunciar a ser el objeto del deseo de la madre (el falo de la madre) porque aparece otro objeto del deseo de la madre.
El padre real (representante de la ley) es investido por el niño de una nueva significación en la medida en que resulta el supuesto poseedor de objeto del deseo de la madre se ve as elevado a la dignidad de padre simbólico. L a determinación del niño al término de este segundo momento es crucial ya que constituye una determinación con respecto al objeto fálico, el niño se ve obligado por la función paterna a aceptar que no es el falo y también a que no lo tiene
El tercer momento, también llamado “la declinación del complejo de Edipo”, donde termina la rivalidad frente a la madre, entre el niño y el lugar imaginario en el que se ha instalado el padre, interviniendo como aquel que tiene el falo. Éste momento se caracteriza por la simbolización de la ley, es decir, el niño comprendió su significado el cual reside en que el deseo de la madre no está solo localizado en él, de modo que el niño acepta una negociación para la problemática del tener, de modo que la dialéctica del tener se encuentra tanto en la madre como en el niño que convoca al juego de las identificaciones. El niño renuncia a ser el falo materno y se identifica con el padre, mientras que la niña abandona este objeto de deseo de la madre y se encuentra en la dialéctica del no tener. Es así que, la ubicación del falo es estructurante para el niño, ya que la preferencia de la madre demuestra el paso del registro del ser al tener, lo cual demuestra la instalación del proceso de la metáfora paterna y del mecanismo intrapsiquico la represión originaria
Lacan habla la estructura tránsito de la estructura edipica,
Cap.13 Freud explica la metáfora del Nombre del Padre en el proceso del dominio simbólico del objeto perdido, a través del juego del fort-da. Lo interpretaba a partir de la desaparición-regreso, es decir, el renunciamiento pulsional del niño para aceptar la partida de su madre sin oposición.
Desde el punto de vista lacaniano, se trata de una sustitución significante; el doble proceso metafórico consiste en que el juguete lanzado por el niño constituye una metáfora de la madre, y el juego de presencia-ausencia simboliza los regresos y partidas, y a partir de la actividad lúdica del niño ocupa un lugar activo, ya que ahora él deja a su madre simbólicamente.
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