Psicologia Evolutiva Y Diferencial
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2013
CENTRO UNIVERSITARIO DEL PACÍFICO
José Ramírez Martínez
[ Psicología Evolutiva ]
Trabajo sobre el desarrollo infantil
Facultad de Ciencias de la Educación
Materia: Psicología Evolutiva y Diferencial I
Psicología Evolutiva
Los trabajos sobre el desarrollo infantil centraron en un principio toda la atención de los investigadores en el campo disciplinario, actualmente la Psicología Evolutiva se ocupa de los procesos de cambio de las personas a lo largo de todo su ciclo vital.
Al período de vida del ser humano que abarca desde los dos y medio a los seis años se le llama preoperatorio y se puede subdividir en dos etapas: la primera termina al final del cuarto año y otra que incluye los 5-6 años.
Las características globales de la primera etapa psicológica de este período son:
a) Simbolismo y representación. En torno a los dos años y medio el niño y la niña, sin abandonar el mundo de la acción, accede al mundo de los símbolos de diferentes formas: imitación en ausencia de modelos, juego de ficción, lenguaje, habla e imágenes internas, sueños, fantasías, etc.
b) Egocentrismo. Dificultad de los niños y niñas para contemplar su propio punto de vista como uno más entre los posibles. De ahí la tendencia a centrarse en un solo rasgo llamativo de la situación y la dificultad para descentrarse de esa fijación y tener en cuenta otros rasgos.
c) Razonamiento preconceptual. No va de lo general a lo particular ni de lo particular a lo general, sino que pasa de lo particular a lo particular y opera mediante la mera yuxtaposición de partes sin lograr una auténtica articulación entre ellas.
d) Realismo. Considera que las cosas son lo que aparentan ser en la percepción inmediata. Así, los sueños, los nombres de las cosas, las obligaciones morales... son tratados como entidades casi tangibles, sustanciales.
e) Animismo. Interpretan los fenómenos de la realidad de un modo diferente al de los adultos, atribuyendo a objetos y hechos físicos propiedades como vida, conciencia, voluntad...
f) Artificialismo. Consideran los fenómenos físicos como productos de la creación humana, pensando que las personas pueden incidir sobre ellos.
g) Comunicación. Se produce fundamentalmente a través del habla. Quizás el aspecto más llamativo de esta época en el desarrollo del niño y la niña es el progreso lingüístico que se produce entre los tres y los cinco años.
En la segunda etapa de este período (5-6 años) se irá produciendo una significativa transición desde lo pre-lógico o pre-conceptual hacia lo intuitivo, que es el paso previo para la construcción de auténticas operaciones lógico-mentales.
Fuente: libro “Especialización del profesorado de educación infantil (0-6 años), Módulo 1-1”, dirigido por Mª Paz Lebrero Baena. Capítulo: El período preoperatorio de Antonio Corral Íñigo.
El niño, sujeto de aprendizaje
Es un hecho inherente a la condición humana la existencia de diferencias individuales a la hora de aprender. Niños, jóvenes o adultos se diferencian notablemente en aspectos tales como las preferencias a la hora de aprender unos contenidos u otros; en cuanto a la dedicación, esfuerzo o atención que se pone en las tareas a aprender; en cuanto a la rapidez por transferir lo aprendido de un área a otra o a la cantidad de repeticiones necesarias para consolidar o retener un aprendizaje... por citar sólo algunas de las dimensiones en las que aparecen tales diferencias.
Tradicionalmente la escuela ha enfatizado algunas de estas diferencias, en especial la capacidad para aprender, y ha prestado muchísima menos atención a las diferencias de motivaciones e intereses, olvidando la interdependencia de los tres factores en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Evidentemente es un hecho que los alumnos se diferencian progresivamente en cuanto a su capacidad para aprender. Las diferencias individuales en este sentido son considerables y frecuentes en esta etapa, pero también es cierto que existen amplios márgenes de tiempo para que se adquieran determinados aprendizajes.
También varían los niños y niñas en cuanto a su motivación e interés por aprender, un complejo proceso que condiciona en buena medida la capacidad de aprendizaje. Lo importante a resaltar es que esta motivación depende en gran medida de que las tareas que se les propongan sean atractivas y novedosas, que estén “ajustadas” a sus posibilidades -ni muy fáciles ni muy difíciles-, y que sirvan para reforzar poco a poco su autoestima. En definitiva, factores todos ellos dependientes de la acción educativa y controlables por el profesorado, que, por supuesto, debe acompañar el trabajo de los niños y niñas con la atención y el refuerzo social que todos le van a solicitar.
En definitiva, los niños poseen unos atributos que los diferencian de sus iguales y que, con vistas al aprendizaje, lo individualizan de los otros, ya que a su vez este aprendizaje se produce en cada niño de forma singular, en función de las interacciones particulares que establece con el entorno, los adultos y sus iguales. No cabe duda de que tales diferencias hacen difícil la tarea de enseñar, pues no es fácil alcanzar el equilibrio entro lo que debe ser igual para todos los alumnos (en términos de experiencias y contenidos de aprendizaje), para evitar discriminaciones de cualquier tipo, y lo que debe ser individual y diferente para cada cual (de acuerdo con sus particulares capacidades, intereses o motivaciones).
Pero, afortunadamente, los niños también poseen unos atributos que los asemejan a sus iguales (la regularidad en el desarrollo de las capacidades básicas y las leyes que rigen su aprendizaje y, por tanto, su desarrollo; los mismos usos, costumbres y tradiciones sociales...). Estas características comunes ofrecen al educador un marco general e indispensable para desarrollar una programación razonablemente común para todo el grupo (qué, cómo y cuándo enseñar y evaluar) y hacer factible, en último término, el proceso de enseñanza y aprendizaje del alumnado.
Así pues, se puede concluir que niños y niñas aparentemente iguales en edad cronológica, nivel de desarrollo y situación socio-familiar, tienen características individuales que los diferencian. En una misma situación educativa participarán según sus peculiaridades. Este hecho debe llevar al profesor a mostrarse atento a las indicaciones del niño, “adaptándose” a sus capacidades, preferencias y motivaciones, y a planificar las adaptaciones
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