Psicologia

La vida social está regulada por costumbres, tradiciones, modas, reglas y leyes, que enmarcan y definen actividades que se llevan a cabo de manera cotidiana. Esto se ha dado gracias a los acuerdos entre personas, como consecuencia de contactos, relaciones y negociaciones entre los humanos y las normas sociales establecidas por los mismos.

Esta forma de la ciencia psicológica apunta a revelar el “ser social” de la persona humana, a entenderle y comprenderle, para que, por un lado, cree nuevas y mejores formas de relacionarse socialmente y, por otro, libere y expanda sus incontables posibilidades personales, en la perspectiva de un proceso continuo de desarrollo humano.

Son los conocimientos y tecnologías mediante las cuales el ser humano se conoce a sí mismo para interpretarse como ser social y agente de transformación. La psicología social es un tema muy amplio de abordar, se encuentra cambiando constantemente conforme van pasando los años, por lo tanto, resulta complicado dar una definición específica de esta disciplina científica, pero en sí su tarea se basa en la comprensión del comportamiento y pensamiento humano en diversas situaciones sociales, es decir, la manera en que la gente afecta o influye en los sentimientos y actitudes de otros.

Analiza y explica los fenómenos que son simultáneamente psicológicos y sociales. Este es el caso de las comunicaciones de masas, del lenguaje, de las influencias que ejercemos los uno sobre los otros, de las imágenes y signos en general, de las representaciones sociales que compartimos y así sucesivamente.

La psicología debe reflejar los problemas de la realidad social en que se hace; tomar en cuenta la estructura económica y social y sus efectos en la formación del ser social. Conocer el mundo de la vida social de las personas supone, entonces, comprenderle en su proceso de desarrollo y cambio, en la historia y el presente vivido, en el sueño por vivir.

Todo resultaría muy sencillo si pudiésemos definir sin problemas; que está primero el individuo o la sociedad. Todos aceptamos como algo indiscutible que estos dos términos estén separados, que cada uno sea autónomo y posea una realidad propia. Esto significa que podemos conocer uno sin conocer el otro, como si se tratasen de dos mundos extraños entre sí.

Es posible observar que en cada individuo habita una sociedad: la de sus personajes imaginarios o reales, de los héroes que admira, de los amigos y enemigos, de los hermanos y padres con quienes mantiene un diálogo interior permanente. Y con los cuales incluso llega a sostener relaciones sin saberlo.

Todos nacemos en una sociedad humana organizada, un medio social. En el proceso de crecimiento dentro de este ambiente aprendemos a adoptar los usos y costumbres de otros individuos. El contenido de este proceso varía enormemente según las personas y las circunstancias con las que establecemos contacto.

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