Psicología Y Nueva Etica
Enviado por mari1234 • 13 de Enero de 2013 • 1.911 Palabras (8 Páginas) • 711 Visitas
PSICOLOGIA PROFUNDA Y NUEVA ETICA
Índice
Introducción
Justificación
Marco teórico
La quiebra de valores en el hombre moderno y el problema del mal
La antigua ética
Estadios del desarrollo ético
La nueva ética
Objetivos y valores de la nueva ética
conclusión
Introducción
Este trabajo consiste en señalar la significación de los aspectos psicológicos culturales para la ética, y en la tentativa de señalar la necesidad de una ética jerárquica; es decir en la demostración de que para la adversidad de modalidades internas de los hombres son necesarios diversos métodos de ética, y en el se acentúa de continuo el hecho de que la nueva ética, con su modificada actitud frente al mal, presupone al hombre moral en el sentido de la ética, las exigencias de la nueva ética, si de tales puede hablarse en general, son más elevadas y difíciles que las de la antigua.
De gran urgencia es la tentativa de señalar los nuevos caminos que se ve obligado a seguir el hombre moderno en su decisivo enfrentamiento con el mal.La mayor dificultad para comprender reside en el amplio desconocimiento de lo que ocurre en el ámbito psíquico del hombre moderno.
Justificación
Los temas presentados en este ensayo me parecen de gran interés porque que estos temas nos dan la pauta para entender la psicología profunda, La antigua ética, la nueva ética, La quiebra de valores en el hombre moderno, el problema del mal , y lo que me parece más importante entender el objetivo de La nueva ética que pone su mira principal no en que el individuo se “bueno” sino en que sea psíquicamente autónomo, es decir, sano, productivo y responsable ya sea individualmente o colectivamente.
La quiebra de los valores en el hombre moderno y el problema del mal
El problema del mal es uno de los más entrañables del hombre moderno. No hay apelación a antiguos valores e imágenes receptoras que nos protejan contra la comprobación de que vivimos en un mundo donde el mal en el hombre, surgiendo de la profundidad hasta asumir dimensiones gigantescas, nos pone a todos sin excepción frente al problema de cómo dominarlo.
El fenómeno que mas caracteriza nuestra época es una irrupción colectiva de lo malo en el hombre, en tal medida como nunca ha acontecido en la historia universal.
La decadencia de lo que llamamos antigua ética es como puede comprobarse un fenómeno necesario en la historia humana. La guerra contra el mal es incuestionablemente otra cosa que el mal mismo, pero el dominio del mal sobre los hombres trasciende las fronteras políticas y militares para abarcarnos a todos dondequiera que estemos ubicados. No solo los criminales, sino también las víctimas son culpables. Está ligado al mal todo aquel que ha visto y no ha actuado; todo aquel que ha desviado la mirada porque no quiso ver; todo aquel que no ha visto aunque lo hubiese podido hacer; pero también todo aquel cuyos ojos no han podido ver. Todos somos culpables, todos los pueblos todas las naciones, todas las religiones, todas las clases: la humanidad es culpable.
El mal que irrumpió con la conquista del poder por los nazis es el mismo mal que ha impedido hasta hoy la solución de la cuestión social y la autodeterminación de los pueblos de color dentro del mundo civilizado y procura con todas sus fuerzas anular la real unidad esencial de todos los hombres, así como destruir la conciencia de una determinación unitaria humana y cultural.
No es el bien el que determina al hombre o al pueblo, aun cuando el hombre o el pueblo se sirvan luego de la ideología del bien, sino solo el instinto de autoconservación activo por el peligro, mientras el mal no amenaza la propia existencia, solo lo cubre con toda clase de atrayentes disfraces, que solo se quitan cuando aquel enseña los dientes, presto al ataque, contra la propia persona, la propia casa o el propio país.
El carácter absoluto con que cada una de las ideologías mutuamente en pugna se ofrece como solución,”ayuda” ciertamente a la conciencia del individuo que logra dejarse poseer por una de ellas. Pero la ley psicológica según la cual todo fanatismo en lo consciente se compensa por una duda tanto más vigorosa en lo consciente, explica por qué tales ideologías tanto han contribuido de hecho a la confusión de nuestra época y tampoco a su reorientación.
La antigua ética
La extensión de lo que llamaos “la antigua ética” es muy grande comprende las más diversas imágenes del ideal humano e incluye grados de perfección de múltiples matices. Pero siempre se trata de una absolutización de valores, que la antigua ética pone como imperativos. La antigua ética occidental tiene múltiples fuentes de las cuales las más vigorosas son la judeocristiana y la griega.
Supresión y represión
Nuestra tarea consiste en investigar los efectos psíquicos que la antigua ética ha tenido sobre el hombre de occidente. En tal tarea se advierte que existen dos principios, podría decirse dos métodos fundamentales, que han posibilitado la realización de la antigua ética. Esos métodos son la “la supresión “y la “represión”.
La supresión es una actividad consciente del yo, más bien sistemáticamente desarrollada y cultivada. Por ello es importante que con la supresión se realice un sacrificio que entraña sufrimiento. Este sufrimiento es objeto de afirmación, con lo cual, empero, los contenidos y las partes de la personalidad segregadas mantienen una vinculación duradera con el yo.
Frente a la supresión la “represión” constituye la forma más frecuente por la que la antigua ética impone sus valores. Con la supresión, los contenidos excluidos, la parte de la personalidad opuesta al valor ético, pierden su relación con el valor consciente, se tornan inconscientes
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