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Psicología evolutiva. Pobreza colectiva por falta de decisión ideológica


Enviado por   •  27 de Febrero de 2022  •  Tarea  •  4.206 Palabras (17 Páginas)  •  90 Visitas

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PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

1. Construya una historia que narre la biografía de una persona, desde el momento de su nacimiento hasta su vejez. En dicha historia incluya elementos de las teorías del desarrollo de la persona contenidas en el libro.

Javier Alonso Ricaurte Bolívar

Lo llaman el “Buscador de Placeres”, muy pocas personas hablan de algo contradictorio o dudoso de origen, sobre su historia personal, relaciones tanto escolares como familiares, se podría además llamarlo el “Buen Javier Sano”.

Su mamá nos habla sobre su infancia: era un niño al que le encantaba llorar, no siempre, sino que como buena madre yo ya sabía que era para buscar la teta, parecía que crecía en la medida en que se le alimentaba y no era poco – afirmaba su padre- yo lo miraba mientras comía y soñaba ardiente mente en un futuro excelente para mi niño, mientras él me miraba sabía que me lo agradecía y tenía hacia mí gran afecto. La separación fue dolorosa, el lloraba mucho, mis vecinas decían que ya era la hora, y a mí el corazón seme hacia deseo, poder seguirle dando lo poco que esta madre podría ofrecerle a su hijo para que este momento de desprendimiento le fuera menos difícil, lo escuche llorar mucho hasta que aprendía que ahora tenía el tetero, que él debía de tenerlo, creo que también sabía que se lo hacia su madre querida. Aunque hijo que mi hijo comía mucho, quiero aclararlo, no demasiado, no tan desordenadamente, su padre y yo hicimos un buen trabajo y la vida nos lo supo agradecer un hijo muy sano en todos los aspectos.

No se luego como creció mi niño tan rápido, pasaba un día ya sabía gatear, caminar, buscar con quien y con que jugar, ya era su casa son sus cosas, todos decíamos que iba a ser mecánico, no duraba carro bueno en sus manos. Algunas veces tocaba ya por necesidad y prudencia exigirle, enseñarle hasta donde era debido llegar, como por ejemplo al querer curiosear sus misma orina o heces, me imagino que también le daba curiosidad de cómo funcionaba dentro de él, para salir, con el tiempo, tuvimos la suficiente agilidad para advertir las veces que quería ir al baño, una tarea magna para nosotros, para él poco a poco amañador, lo felicite, cuando ya me avisaba para ir al baño.

Hacia los cinco años me hacía sentir como la mamá más linda de todas, pero luego me di cuenta  que algo estaba mal, parecía un sentimiento expresado desde el ver suplidas sus necesidades, nos pusimos serios los dos papas, le dimos su puesto, nos dimos nuestro puesto, el papá le hablaba mucho sobre la familia y el roll de cada uno al parecer le entendía porque con el tiempo decidió ocuparse de sí mismo, analizarse, fijarse en sus partes intimas, creo que ya me parecía normal, el niño mayor que para estos tiempos tendría unos 13 años, a su edad hizo lo mismo, yo lo recuerdo bien, al papá le costaba mucho lo veía inmoral, lo corregía, pero no se que entendió que con Javier no actuó de la misma manera; Javier se lo agradeció finalmente al parecer amando mucho más al papá, luego se convirtió en aquel a quien quería imitar, colocándose sus zapatos, mirándolo detalladamente en lo que él hacía y aprobaba todo con una sonrisa, un beso o queriendo hacer lo mismo.  

Y así iba creciendo mi niño, a los cinco lo entro al colegio, el primer día un mar de lagrimas, poco a poco, hasta que ya parecía quererse quedar, de allí se hizo un grupo de amigos, tenía carácter de conciliador los amiguitos lo querían mucho, los profesores me hablaban siempre bien de él.

Con el cambio notable de su cuerpo, voz, también se le acentuó una imagen más bien introspección, más callado pero más responsable, más profundo en su respuestas, más centrado en su decisiones, un grupo pequeño de amigos pero bien constituido pues aún le duraron después de salir del colegio.

Ahora tengo que hablar de una noviecita, una pareja bien formal que se consiguió una relación que debió de comenzar mucho antes pues cuando se hizo oficial era algo ya muy serio, pero como a él unos días se le veía tan alegre y  otros como tan preocupado, que al preguntarle solo me decía “mamá cosa de hombres, tranquila que yo confió en mi papá y no pasará de aquí es una realidad de todos los adolecente”, yo confío en Rafa mi esposo. Hasta que por fin con ella, Andrea, decidió casarse y a los ocho meses estaba yo entregando frente al altar al niño que recordaba cómo me miraba mientras amamantaba; ella era una bella mujer.

Y en menos de nada acabo la carrera de arquitectura, consiguió trabajo, y cómo él tan responsablemente solo allí pensó en darme nietos, todo lo fue cumpliendo conforme lo había soñado, tener una familia bonita a ejemplo de la de sus papas, que ya eran abuelos de tres preciosas mujeres y luego esperaba de una hermosa niña María José, que me daba mi  hijo menor.

También quisimos escuchar a Don Rafael…

Javier fue un buscador de placeres, es verdad pero también era muy responsable en sus cosas, aunque la gente lo tachaba de fatalista yo lo consideraba realista, su ego era flexible al fin y el cabo un muy buen muchacho, lo digo yo, que nunca lo deje de tener como a alguien que debía firmemente entender y tratar de ayudar aconsejando, pero ello me ayudo a ser un buen padre y como padre estoy muy orgulloso de mi hijo, fue un muy buen padre,  

Hasta que… Aquel trágico accidente frustro la vida de mi familia, la familia de mi hijo. Se suponía como es la lógica de toda familia, que primero me iría yo, que lo vería a él tener más hijos, que vería poner su cabellera blanca y que a mi más de una vez me tendría que agarrar de la mano para no caer cuando ya casi no pudiera caminar. Nunca pensé ver morir a mi hijo menor, estaba en su edad dorada, en el mejor momento de su vida 48 años, era el momento de mayor estabilidad, merecía finalmente llevar una vida tranquila y con sosiego, en su trabajo, en su casa, apenas se le empezaba a notar que se le subía el colesterol, que ya no era mi muchacho simplemente bueno de ayer.

Afrontar la realidad de la muerte no es fácil hoy para nosotros, sentimos que algo se torció, que lo que esperábamos para nosotros y que con tanto miedo nos rehusábamos pensar, alcanzo primero a un “pedazo” de nosotros como nunca lo imaginamos, examinando mi vida, se que tendré que disfrutar al máximo lo que venga en adelante, con mi esposa resolvimos ser para mi nuera viuda, un apoyo en todo, con los niños, con la soledad, con las responsabilidades, el tiempo que no disfruto mi hijo no lo podemos disfrutar por él pero si tenemos en claro en que vamos a invertir el poco tiempo de vida que tengamos, ya hemos aprendido el significado de la vida, aunque hayamos tenido tan de frente la muerte, hoy más que nunca valoramos el valor del tiempo.  

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