Psicología y Epistemología Genética, 1° año de la Facultad de Psicología UCES-Sede Rafaela
Enviado por aguslazz • 14 de Mayo de 2021 • Trabajo • 3.602 Palabras (15 Páginas) • 134 Visitas
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Trabajo final grupal N° 4
Psicología y Epistemología Genética, 1° año de la Facultad de Psicología UCES-Sede Rafaela
Representaciones sociales, creencias, ideas y aportes académicos que los alumnos de UCES-Rafaela construyeron acerca de la teoría psicogenética durante el cursado de la cátedra Psicología y Epistemología Genética, 2018
Cuestionario
- Una mirada clínica sobre el aprendizaje y sus fracturas: ¿qué implica?
- ¿Por qué y cómo se explica la hiper-acomodación para aprender? ¿Cuáles pueden ser sus consecuencias?
- ¿Qué lugar ocupa el cuerpo para conocer/aprender? ¿y el organismo?
- ¿Cuál es la relación entre la inteligencia y el deseo?
- ¿Cuál es la génesis de los “fracasos” en el aprendizaje?
- ¿Qué vínculos existen entre la familia y los aprendizajes?
Respuestas:
- ¿Qué lugar ocupa el cuerpo para conocer/aprender? ¿y el organismo?
Cuando Pain habla de aprendizaje, lo define como un proceso que permite la transmisión de conocimientos desde un individuo que sabe a un individuo que recibe esas eseñanzas. Y para Fernandez el sujeto construye sus conocimientos, modificando en forma activa sus estructuras y esquemas cognoscitivos para dar coherencia al mundo que lo rodea mediante el proceso de asimilación y acomodación poniendo en juego su creatividad entre inteligencia y deseo.
Para que haya aprendizaje se supone la existencia de dos personas, uno que enseña, que es el portador de conocimientos y la otra que aprende, y que va a llegar a ser sujeto porque aprende. Se transmiten señales de conocimiento para que el sujeto pueda, transformándolas, reproducirlo. El conocimiento es conocimiento del otro, porque el otro lo posee, pero también porque hay que conocer al otro. No aprendemos de cualquiera, sino de aquel a quien le otorgamos confianza y derecho de enseñar. Tanto para enseñar como para aprender el individuo debe poner en juego su organismo individual heredado, su cuerpo, su inteligencia y el deseo, que es siempre deseo del deseo de otro, prestando atención a los procesos más que a los resultados. El aprender tiene su matriz en la familia, con los primeros vínculos entre madre-padre-hijo-hermano y va más allá del aprendizaje escolar, no circunscribe exclusivamente al niño, ya que en el hombre los comportamientos no vienen inscriptos genéticamente, sino sólo la posibilidad de adquirirlos. Por ejemplo, el modo de criar a un hijo, de comer, de hablar, no se hereda, se aprende. El aprendizaje es, entonces, una de las funciones por la cual “estas piezas de juego” pueden interrelacionar con el afuera y, a su vez, conformarse a sí mismos en un proceso dialéctico.
Cuando hablamos de cuerpo y organismo, estos tienen una suma importancia en el proceso de aprendizaje. Por un lado, el organismo está atravesado por el deseo y la inteligencia conforma una corporeidad, un cuerpo que aprende, goza, piensa, sufre o actúa. Es programado a través de sistemas (nervioso, digestivo, respiratorio, etc.), constituye la infraestructura neurofisiológica de todas las coordinaciones posibles y posibilita la memoria de los automatismos. Podría compararse con un aparato de recepción programado, que posee transmisores (células nerviosas) capaces de registrar cierto tipo de asociaciones, de flujos eléctricos y reproducirlos cuando sea necesario. y por otro lado, el cuerpo podría asimilarse a un instrumento de música, en el que se dan coordinaciones entre diversas pulsaciones, pero creando algo nuevo.
Desde el punto de vista del funcionamiento, se pueden tomar dos dimensiones, la que pertenece al organismo, que es un funcionamiento ya codificado, y la del cuerpo, que es aprendida. El organismo necesita al cuerpo. Por ejemplo, cuando una persona canta debe respirar de manera particular, y esa respiración se modifica una vez más para conseguir llegar a determinadas notas, por lo que utiliza al organismo, pero su canto está insertado en el cuerpo. Por ello, el organismo bien estructurado es una buena base para el aprendizaje, y las perturbaciones que pueda sufrir, condicionan dificultades en ese proceso. El cuerpo acumulará experiencias, adquirirá nuevas destrezas, automatizará los movimientos, en cambio el organismo programará la memoria asentada sobre la morfología anatómica de los distintos órganos. La memoria del cuerpo es diferente a la del organismo y ambas se conjugan con “las memorias” de la inteligencia y el deseo en el aprendizaje. Hay un cuerpo real, distinto del organismo, y en gran parte independiente de él. Sara Paín (1985) dice “el cuerpo forma parte de la mayoría de los aprendizajes no sólo como enseña sino como instrumento de apropiación del conocimiento”. Así, el organismo es un sistema de autorregulación inscripto, mientras que el cuerpo es un mediador y, a la vez, sintetizador de los comportamientos eficaces para la apropiación del entorno por parte del sujeto, es por el cuerpo que nos apropiamos del organismo. El cuerpo posee capacidad de coordinación que resuena en el placer de dominio, comenzando con el dominio del objeto, su corporización práctica en acciones o imágenes y resuena finalmente en placer corporal. En otras palabras, la participación del cuerpo en el proceso de apropiación del conocimiento, se da por la acción en los dos primeros años, y luego, también por la representación y otorgación de conocimiento. Todo conocimiento tiene un nivel figurativo que se inscribe en el cuerpo, por lo tanto, el disponer del cuerpo da al acto de conocer la alegría sin la cual no hay verdadero aprendizaje, no incorporar el cuerpo en la transmisión, despoja de todo interés a lo transmitido y garantiza su olvido.
Sara Paín habla de cómo el cuerpo enseña, de cómo éste participa de las mostraciones, habla de un cuerpo que se ofrece para ser mirado en un hacer, el cuerpo que se deja observar haciendo. El cuerpo que se muestra en las relaciones de comunicación y aprendizaje, pero sin exhibirse ni ostentarse como modelo único.
Calmels (1980) dice que en la comunicación humana la voz busca una mirada que la guíe. Si bien el que habla ubica, localiza, el rostro de quien recibe su palabra, en el transcurso del hablar deja de mirar fijamente y es mirado por quien escucha. Si bien el que habla, entonces, no mantiene fija la mirada en el que escucha dejándose mirar por él, hay algunas excepciones, como las madres cuando amamantan sus hijos, hay una fijación en la mirada de su hijo, permitiendo así una conexión más profunda y confiable.
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