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Querido Agustín


Enviado por   •  9 de Agosto de 2017  •  Trabajo  •  1.312 Palabras (6 Páginas)  •  237 Visitas

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¨QUERIDO AGUSTÍN¨

Lic. Elsa Pintow

El C.E.N.T.E.S. Nº1 (Centro Educativo para niños con trastornos emocionales severos, dependiente del Ministerio de Educaciön del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)  nacía dentro del Hospital ¨Infanto Juvenil Carolina Tobar García¨. Era escuela de hospital. Los niños y adolescentes internados bajaban por la escalera o por el ascensor hasta el tercer piso donde se encontraba la escuela.  

Ahora no, no funciona dentro, está al lado, separada pero sin cortar el cordón umbilical. Hay un pasillo interno que comunica el Hospital con la Escuela, la Escuela con el Hospital.

Escuela-Educación de un lado del pasillo: Una escuela cuyo nombre no se priva de clasificar a los alumnos ¨Centro Educativo para Niños con Trastornos Emocionales Severos¨. Institución de Salud Mental del otro lado que, tampoco se priva de nombrar a sus pacientes a partir de clasificarlos, diagnosticarlos, tratarlos.

Del  pasillo entre el Hospital y la Escuela es de lo que voy a hablar.

¨Pasillo¨: Espacio largo, estrecho, que comunica unas habitaciones con otras dentro de una casa o un edificio. En el teatro: Paso, pieza dramática muy breve.

El pasillo que separa-une el hospital y la escuela es un lugar oscuro, sombrío, sus paredes inacabadas y desnudas dejan ver el cemento. Un cartel de cumpleaños, de cotillón con la palabra ¨Bienvenidos¨ quiere ocultar la desnudez de las paredes y no hace sino resaltar más y más su despojo.

Un lugar de paso donde quizá se haya depositado la magia o el hechizo. Un niño, un adolescente se transforma mágicamente de paciente a alumno o de alumno a paciente según de qué lado del pasillo se encuentre o se dirija. La puerta que da al pasillo está cerrada con llave y es un timbre el que avisa que ya han llegado los alumnos-pacientes.

Fue a través de los ojos de un niño que yo descubrí ese pasillo: lo llamaré Agustín, querido Agustín.

Agustín nunca fue ¨mi¨ alumno, aunque en el C.E.N.T.E.S no usamos los adjetivos posesivos, quiero decir, nunca fui puntualmente su referente. Con Agustín siempre tuve un trato de pasillo. El pasillo de entrada al C.E.N.T.E.S por la calle Ramón Carrillo. Porque antes Agustín no estaba internado, ahora sí.

Cuando lo veía entrar desde la calle  yo corría en su búsqueda e interceptaba su camino.

  • ¡Hola Agustín!
  • ¡Hola Elsa!
  • ¡Más fuerte que no te oigo!
  • ¡Hola Elsa!

Agustín se prestaba  a ese juego. Para mí era la comprobación una y otra vez que Agustín no sólo reconoce al otro sino que también habla y responde y, de vez en cuando, también sonríe. Que un niño en el C.E.N.T.E.S. hable, responda y a veces sonría no es poco, es mucho.

Ahora Agustín está internado en el Tobar. Ya no entra a la escuela por la entrada de la calle, ahora entra por el pasillo que la une al Hospital. Ya no acepta mi juego, no quiere saludarme, no me quiere. No quiere estar internado.

Cuando estamos frente a un niño que nada o poco sabe de transitar su propia infancia, cuando me encuentro con Agustín en el pasillo, mis ideales y mi propio narcisismo vacilan.

¿Cuántos años tenés?  Tu cuerpecito, desnutrido. Te negás a comer. Tus ojos fijos me hacen recordar a la pintura ¨El Grito¨ de Munch. Tus ojos, Agustín, fijados, mirando una escena de terror, expresando un miedo que atraviesa. Agustín quiere vivir con una de sus hermanas. Sabe lo que quiere. Lo que no sabe es que esa hermana no puede alojarlo, tampoco el resto de su familia.

Querido Agustín: Tal vez, lo mejor que te pueda pasar es que transites una y otra vez el pasillo. Que de paciente te conviertas de vez en cuando en alumno, única posibilidad de rescatarte como infans, como niño, como alumno, devolviéndote algo de una niñez que te ha sido negada. Inscribirte en un lazo social, darte una identidad y una filiación.

De un lado del pasillo Sujeto-paciente, del otro lado del pasillo, Sujeto de la educación que no es sin ser paradojal. Paradojas de la educación como transmisión.

Aquí recuerdo a Santiago Kovadloff quien cuenta que en su carrera  universitaria estudió filosofía antigua, medieval, moderna y contemporánea pero que nadie le dio un seminario sobre el pasaje. Había explicaciones, claro, sobre algunas de las causas posibles pero nadie se detenía sobre la transición misma de una a otra.

Paradojas de la educación. Alguien con una historia, deseos, cuerpo, insignias, saberes, conocimientos, debe transmitir a otro con una historia, deseos, cuerpo, insignias, saberes, conocimientos.

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