Realidad Y Juego
Enviado por gaburendon • 26 de Marzo de 2012 • 3.763 Palabras (16 Páginas) • 784 Visitas
REALIDAD Y JUEGO
D.W. Winnicott
Prólogo
Agradecimientos
Introducción
1 Objetos transicionales y fenómenos
2 Sueños, fantasía y vida
3 El juego, exposición teórica
4 El juego, actividad creadora
5 La creatividad y sus orígenes
6 El uso de un objeto y la relación
7 La ubicación de la experiencia cultura
8 El lugar en que vivimos
9 Papel de espejo de la madre
10 El interrelacionarse aparte del impulso
11 Conceptos contemporáneos
Apéndice
Referencias
Encontrar, acoger, reconocer lo ausente.
Esa capacidad poco común... de transformar en terreno
de juego el peor de los desiertos.
Michel Leiris.
(prefacio a Soleils bas de Georges Limbour).
But tell me where do the children play.
Las dificultades con que tropieza el traductor en muy raras ocasiones son suscitadas por
los pasajes o las palabras que, por sí mismos, por su complejidad o su carácter ambiguo,
constituirían un problema para el autor. Por el contrario, lo que la mayoría de las veces
hace dudar al traductor es aquello que para el autor resulta obvio pues se impone a él
como una evidencia enraizada tanto en su lengua materna como en la base de su pensamiento.
La distancia entre las dos lenguas, el encuentro con una dificultad de traducción
—operación que siempre supone una pérdida— contribuye a poner de manifiesto la presencia
de un punto sensible y señala una zona particularmente investida, cargada de sentido
dentro del universo personal del autor.
En nuestro caso, la dificultad aparece ya en el título: la palabra "juego" no es, sin duda alguna,
el equivalente de playing. En primer lugar porque el francés no dispone, a diferencia
del inglés, de dos términos para designar los juegos que comportan unas reglas determinadas
y aquellos que no las comportan; tanto si nos referimos al adulto comprometido en
un partido de fútbol o de go o al niño que infunde un movimiento a su sonajero o parlotea
con su osito de felpa, hablamos indistintamente de juegos. Y quizás no estemos del todo
equivocados, pues la ausencia de reglas explícitas y reconocidas no implica obligatoriamente
la ausencia de toda regla, por más que ésta escape a menudo a la atención del observador
o incluso del mismo jugador. El hecho de que un niño dé la impresión de estar
haciendo "cualquier cosa" no nos autoriza a concluir que se esté entregando a una "pura
actividad lúdica" y que no esté precisamente constituyendo una regla por medio de su juego.
El famoso juego de la bobina que Freud percibió en una ocasión y más tarde interpretó,
constituye una prueba sorprendente de ello. Ahora bien, de haber sido testigos del hecho,
cuántos observadores ni siquiera habrían reparado en la más mínima secuencia.
Esto no quiere decir, sin embargo, que el autor de este libro, inglés, e incluso diría muy inglés
(lo cual es menos frecuente de lo que uno pudiera creer entre los psicoanalistas de
las islas Británicas), no considere esencial la distinción entre el juego estrictamente definido
por las reglas que ordenan su curso (game) y aquel que se desarrolla libremente
(play). Basta pensar en la emoción, próxima al pánico, que nos asalta, tanto a niños como
a adultos, cuando esas reglas son ignoradas —no tanto transgredidas como dejadas a un
lado; no tanto "haces trampa" como el "así no se juega"— para que, junto con el autor,
descubramos efectivamente en los games, con todo lo que comportan de organización y
voluntad de dominio, un intento de evitar lo que la ausencia de reglas en el juego tiene de
enloquecedor.1
Una segunda razón, más singular y reveladora de la orientación de Winnicott, hace que la
traducción de playing por juego resulte inadecuada. "Es evidente —escribe— que esta
1 Cf. en especial el cap. II de este libro.
blezco una distinción entre el significado de la palabra "play" y el de la forma verbal "playing2.
Se podría afirmar, sin excederse, que todo el libro está destinado a que el lector detecte
dicha "evidencia" y extraiga las consecuencias. En primer lugar, el lector psicoanalista;
pues no cabe la menor duda, al menos desde mi punto de vista, que la creciente insistencia
que Winnicott concede a la función del playing, insistencia que le haría consagrar a
ésta su última obra publicada en vida, deriva tanto de la apreciación critica que mantiene
acerca de una determinada concepción de la práctica analítica como de todo lo aprendido
a través de la "consulta terapéutica" con los niños3. Es precisamente su experiencia personal
del análisis la fundamenta, en definitiva, la doble diferencia entre game y play por
una parte, y play y playing por otra. Porque para Winnicott no se trata únicamente de simples
matices lingüísticos. Si el psicoanálisis no fuera más que un game, no le hubiera interesado
nunca; y si pudiera reducirse a un play, entonces él hubiera sido un kleiniano. Pero
para comprender mejor todo esto es preciso ceder una vez más la palabra al traductor y a
sus sufrimientos.
Una de las cosas que nos ha sorprendido a lo largo de la lectura de este libro es la frecuencia
con que aparecen los participios substantivados. Playing es sólo uno entre ellos.
Es cierto que la lengua inglesa no solamente autoriza su empleo sino que encuentra en
ellos un fácil recurso. Pero en este libro figuran en el enunciado de numerosos capítulos y
aparecen sobre todo cada vez que el autor intenta ,apartarse de los conceptos en uso:
fantasying, dreaming, living, object-relating, interrelating, communicating, holding, using,
being,... etc. Es decir, cuantos términos indiquen un movimiento, un proceso que se está
realizando, una capacidad —no necesariamente positiva, como en el caso de fantasying,
por ejemplo, en el que Winnicott observa una actividad mental cuasi compulsiva, casi
opuesta a la imaginación— y no el producto terminado. Es así como la existencia de sueños
y su manipulación mental no
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