Redes Sociales
Enviado por indaleciorosales • 2 de Noviembre de 2012 • 989 Palabras (4 Páginas) • 313 Visitas
De lo cercano y lo lejano, lo real y lo imaginario
By admin | Published: February 27, 2012
Por Javier de Rivera
Las Redes sociales y en general la interacción digital se desarrolla en un “espacio mental”, virtual dirían algunos, donde la información en dígitos es la base del intercambio comunicativa. Todas las señales inconscientes que se intercambian en la interacción física son sustituidas por recursos digitales, fotos, emoticones, links, líneas de texto (cortas y largas), etc. Todo lo cual tiene que ser interpretado ‘racionalmente’, en términos simbólicos y conforme a códigos de comportamiento o comunicación. De ahí la “netiqueta” y los códigos culturales que emergen en las comunidades online.
La interacción física cuenta con gestos involuntarios, el lenguaje corporal que representa gran parte de lo que nos decimos cuando nos vemos, las inflexiones y tonos de voz, las miradas y el brillo de los ojos, los sonidos de la respiración (como suspiros) y hasta el olor corporal… incluso es posible que a nivel inconsciente se perciban variaciones en las ondas cerebrales del otro (si las puede captar una máquina, ¿por qué no otro cerebro?). Todas esas señales desaparecen en la interacción virtual y se sustituyen por símbolos digitales. La sintonía de los cuerpos que constituye gran parte de la interacción física pierde protagonismo a favor de la sintonía de las mentes.
Además de estas diferencias “técnicas”, en la interacción digital perdemos parte de nuestras constricciones social-familiares. Las llevamos con nosotros en la medida en que están arraigadas en nuestras actitudes y formas de pensar, pero pierden esa presencia constante que tienen en la vida física. Las relaciones familiares, el barrio dónde vivimos y el lugar dónde trabajamos condicionan nuestras relaciones sociales y nuestras posibilidades de interacción comunicativa. Estos límites se rompen en el vasto mundo digital donde podemos modelar nuestra “identidad digital” – esa interfaz personal con la que nos presentamos en las Redes sociales – conforme a nuestras ideas, gustos, etc, más personales. Esto hace que poco a poco desarrollemos nuevas formas de ser a través de la interacción en la Red, formas que se agregan a nuestra personalidad normal – modificándola – o que se construyen de manera más o menos paralela a nuestra forma de habitar el mundo físico.
Desde un punto de vista global y social, esta nueva situación abre la puerta a la innovación y la creatividad – o desviación – de las formas de ser, de comportarse y de pensar, promocionando la multiplicidad de discursos, valores, referentes culturales, hábitos, etc. Al desaparecer el mecanismo de control interpersonal impuesto por nuestro entorno más cercano, se abre la puerta a una expresión mucho más libre – o errática – de nuestra individualidad. Una tendencia que ya se puede apreciar en Japón, como muestra este documental emitido ayer en La2 en el que se acentúa más lo errático y disfuncional. En este sentido, insisto en alegar que no se trata de efectos directos del avance tecnológico, sino en
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