Resumen Sobre iniciación del tratamiento Freud
Enviado por camiriverasantor • 4 de Diciembre de 2016 • Resumen • 1.983 Palabras (8 Páginas) • 4.230 Visitas
Sobre la iniciación del tratamiento, Freud, S. (1913).
Las reglas presentes en el capítulo son estipulados como simples consejos por parte de Freud, y no pretende establecerlas como obligaciones incondicionales del tratamiento.
Como selección de pacientes, se propone aceptar a aquellos de los que se sabe poco, pero en un periodo de evaluación provisional (una a dos semanas).
Si se interrumpe el tratamiento en este periodo, se le ahorra al paciente la impresión de un intento de curación desafortunado.
Iniciar el tratamiento con un periodo provisional presenta -además- una motivación diagnóstica: Cuando se enfrenta a una neurosis con síntomas histéricos u obsesivos, debe dar espacio a la duda sobre si el caso no corresponderá a un estadio previo de la llamada dementia praecox* (condición clínica que agrupa un conjunto de desórdenes mentales similares. Posteriormente, Bleuer renombra la condición como esquizofrenia).
Si el paciente presentara una parafrenia, y no una histeria o una neurosis obsesiva, entonces no se podría mantener la promesa de curación, y por ellos tiene motivos serios para evitar el error diagnóstico.
Es por eso que el periodo de evaluación provisional de un par de semanas permitirá percibir signos que podrían determinar si continuar o no el proceso de curación.
Entrevistas prolongadas previas, antes de comenzar el tratamiento analítico, así como un conocimiento anterior entre el médico y la persona por analizar, traen consecuencias desfavorables para las que es necesario estar preparado.
Por ejemplo, hacen que el paciente enfrente al médico con una actitud transferencial ya hecha, y este deberá descubrirla poco a poco, en vez de tener la oportunidad de observar desde su inicio el crecer y el devenir de la transferencia.
Ante pacientes que tienen confianza en el éxito del psicoanálisis, se hace agradable el trato con él, pero aun así el terapeuta debe prepararse para que su primera actitud de confianza se desmorone ante la primera dificultad que surja en el tratamiento.
Por otro lado, con los escépticos en la terapia y trabajo psicoanalítico, se le dice que tiene todo el derecho de mostrarse crítico y desconfiado, y que ésta no es más que un síntoma entre los otros que tiene, y no resultará perturbadora siempre que obedezca a lo que pide la regla del tratamiento.
Puntos importantes para el comienzo de la cura analítica son las estipulaciones sobre tiempo y dinero.
Con relación al tiempo, obedezco estrictamente al principio de contratar una determinada hora de sesión.
¿Cuánto durara el tratamiento? ¿Cuánto tiempo necesita usted para liberarme de mi padecimiento?
El psicoanálisis requiere siempre de lapsos prolongados, medio año o uno entero; son más largos de lo que espera el enfermo. Por eso se tiene el deber de revelarle ese tipo de información antes que él se decida en definitiva a emprender el tratamiento o no. También, más acorde al fin, y sin inclinarse a que se asuste, se le llama la atención de antemano sobre las dificultades y sacrificios de la terapia analítica, quitándole todo el derecho a afirmar después que se lo atrajo engañosamente a un tratamiento sobre cuyo alcance y significado no tenía noticia.
Freud desaprueba el comprometer a los pacientes a que persevere cierto lapso en el tratamiento; se les consiente que interrumpan la cura cuando quieran, pero no se les oculta que una ruptura tras breve trabajo no arrojara ningún resultado positivo, y es fácil que, como una operación incompleta, los deje en un estado insatisfactorio.
El psicoanalista no puede menos que preferir a los pacientes que le piden la salud plena en la medida en que sea asequible, y le conceden todo el tiempo que el proceso de restablecimiento necesita. Desde luego, solo en pocos casos se pueden esperar condiciones tan favorables.
El punto siguiente sobre el que se debe decidir al comienzo de una cura es el dinero, los honorarios del terapeuta. El analista no pone en entredicho que el dinero haya de considerarse en primer término como medio de sustento y de obtención de poder, pero asevera que en la estima del dinero coparticipan poderosos factores sexuales.
Esto quiere decir que al tratar las relaciones monetarias ante el paciente se hacen con la misma naturalidad y sinceridad en que pretende educarlo para los asuntos de la vida sexual.
Por otra parte, se aconseja no dejar que se acumulen grandes sumas, sino cobrar en plazos regulares breves.
Se tiene derecho a negar asistencia gratuita, sin exceptuar de esto ni siquiera a sus colegas o los parientes de ellos. Debe tenerse en cuenta que un tratamiento gratuito importa para el psicoanalista mucho más que para cualquier otro: le sustrae una fracción considerable del tiempo de trabajo de que dispone para ganarse la vida y por un lapso de muchos meses. Y un segundo tratamiento gratuito simultáneo ya le arrebatara una cuarta o tercera parte de su capacidad de ganarse la vida, lo cual sería equiparable al efecto de un grave accidente.
Además, muchas de las resistencias del neurótico se acrecientan enormemente por el tratamiento gratuito; así, en la mujer joven, la tentación contenida en el vínculo transferencial, y en el hombre joven su renuncia al deber del agradecimiento, renuncia que proviene del complejo paterno y se cuenta entre los más rebeldes obstáculos de la asistencia médica.
Mantiene el consejo de hacer que el enfermo se acueste sobre el diván mientras uno se sienta detrás, de modo que él no lo vea. Esta escenografía tiene un sentido histórico: es el resto del tratamiento hipnótico a partir del cual se desarrolló el psicoanálisis. Y, por otro lado, mientras se escucha, se puede entrar en el devenir de los pensamientos inconscientes del terapeuta, no pudiendo ocultar los gestos que le ofrezcan al paciente material para sus interpretaciones o lo influyan en sus comunicaciones. Es habitual que el paciente tome como una privación esta situación que se le impone y se revuelva contra ella, en particular si la pulsión de ver desempeña un papel significativo en su neurosis. A pesar de ello, se persiste en este criterio, que tiene el propósito y el resultado de prevenir la inadvertida contaminación de la transferencia con las ocurrencias del paciente, aislar la transferencia y permitir que en su momento se la destaque nítidamente circunscripta como resistencia.
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