Se Necesita Una Vida
Enviado por oscar21anime • 6 de Abril de 2014 • 569 Palabras (3 Páginas) • 154 Visitas
Objetividad de la virtud
Al comienzo de estas páginas se dijo que la virtud tenía un componente subjetivo, en cuanto no
existe en abstracto, sino que es siempre una cualidad que acompaña a un sujeto determinado, un
modo de ser y comportarse aquí y ahora. Sin embargo, desde Sócrates a los estoicos, los griegos,
sin desconocer lo anterior, consideraron siempre que las virtudes eran algo objetivo, es decir,
cualidades que describen formas de conducta que en sí mismas son correctas. O sea, que la justicia
o la moderación no se determinan recurriendo simplemente a lo que a uno le parece. Si así fuese, no
podríamos reprochar ninguna conducta.
El modelo de la vida humana, entonces, no es el juego de la Reina en Alicia en el país de las
maravillas, en donde las reglas y criterios cambian según capricho. Somos libres para hacer lo que
queramos, pero no para constituir la bondad o maldad de lo que hagamos.
Pero no solo sucede que la virtud es, en el sentido antes dicho, algo objetivo. Ella también
provee al sujeto de objetividad a la hora de juzgar la realidad. Por eso dice Aristóteles que "Las cosas
valiosas y agradables son aquellas que le aparecen como tales al hombre bueno". Las diferencias
entre las apreciaciones de los hombres se pueden deber a muchos factores, pero en forma muy
importante dependen de la disposición de cada uno. Del mismo modo que las temperaturas y los
sabores se aprecian de distinta manera según se tenga fiebre o no, otro tanto ocurre en el terreno
moral. Por eso, "se considera que lo verdadero es lo que le parece al hombre bueno". Si esto es así,
resulta posible que haya individuos que gocen con lo que a él le desagrada, porque no tienen la
misma buena disposición de juicio: "y si las cosas que le molestan [al hombre bueno] le parecen
agradables a alguien, no es sorprendente, pues en los hombres hay muchas corrupciones y vicios".
De este modo, Aristóteles encuentra otra explicación, que se agrega a las ya mencionadas, para el
hecho de la diversidad del juicio humano en materias morales.
Esta referencia a un determinado tipo de hombre como criterio de juicio para determinar lo
bueno, se hace presente en la caracterización aristotélica de la virtud, cuando dice que es "un hábito
electivo consistente en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello
por lo que decidiría un hombre prudente". Dicho con otras palabras, de lo que se trata es de alcanzar
un hábito que nos lleve a elegir bien en un determinado ámbito de la realidad, ya sea en nuestra
relación con los otros, en el modo de enfrentar los peligros o en el comportamiento ante los placeres.
Elegir bien, en todos esos casos,
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