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Sicopatia


Enviado por   •  15 de Octubre de 2014  •  1.596 Palabras (7 Páginas)  •  236 Visitas

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Estructura Histérica: Identificación, deseo y goce.

El caso de Dora es uno de los trabajos psicoanalíticos más famosos de Freud. En su momento fue pensado por su autor como una muestra del trabajo que realizaba con los sueños de sus pacientes, otra de sus intenciones a nivel teórico fue la de sustentar la etiología de la neurosis histérica sustituyendo la previa teoría de la seducción, por la del deseo Edípico reprimido y causante de síntomas.

El caso ha dado pie a muy diversas discusiones e investigaciones por parte de psicoanalistas de todas las épocas y posicionamientos teóricos. Se discute tanto el material contenido en el escrito de Freud, como el ausente; se ha buscado comprender el caso de modos diversos al que Freud eligió, se han propuesto distintos diagnósticos basados en la información y suposiciones hechas a partir del caso, se han hecho debates en torno a la técnica usada por Freud de principios de Siglo XX.

Dora fue vista, tratada y descrita como histérica por Freud a partir de la sintomatología conversiva, y el conflicto Edípico observado por él. Mi intención en el trabajo es orientar y fundamentar el diagnóstico histérico por la estructura, más que por la sintomatología, tomando como bases algunas de las ideas que la escuela francesa, representada por Jaques Lacan, ha hecho al respecto.

En primer lugar es importante hacer algunas anotaciones respecto al punto de partida teórico de Lacan, pues influyen en el desarrollo de su perspectiva metapsicológica, y por lo tanto en su apreciación del caso de Dora. Lacan recupera las enseñanzas de Freud y lo reinterpreta a partir de introducir la estructura del lenguaje en su entendimiento del inconsciente; para este psicoanalista el inconsciente está estructurado como lenguaje.

Lacan justifica su proceder al analizar los mecanismos de condensación y desplazamiento descritos por Freud en “La Interpretación de los Sueños”, encuentra en ellos la analogía entre el funcionamiento de los procesos inconscientes y algunos aspectos

estructurales del lenguaje (metáfora y metonimia por ejemplo). Las consecuencias de esta forma de comprender los contenidos inconscientes llevan a remitir el inconsciente a la estructura del lenguaje. El acto mismo del lenguaje hace surgir el inconsciente, y es el lugar donde se expresa.

Al igual que Freud, el trabajo teórico de Lacan en torno a la histeria se actualizó de acuerdo al momento de desarrollo de sus respectivos trabajos clínicos y metapsicológicos. Así, mientras muy temprano en sus investigaciones, Freud encuentra con la “conversión” la primera explicación defensiva de la histeria (proceso por el cual la magnitud de estímulo de la representación intolerable resulta transformada en excitación somática), Lacan describe la histeria como un discurso, es decir como una forma lenguaje estructurado.

Si Freud incorporó a su tesis de la histeria las nociones de trauma, fantasía, pulsión, complejo de Edipo y de castración, Lacan complementó la suya de la estructura del discurso histérico con la modalidad del deseo, la subjetividad, la identificación viril, y el papel del goce. Lo que distingue los trabajos de ambos psicoanalistas es el punto de partida para explicar la formación de los síntomas.

A continuación se desarrollan algunas de las ideas que sostienen la tesis lacaniana en torno a la histeria de Dora. Por ejemplo, el componente homosexual de Dora, señalado por Freud en su revisión del caso, es retomado por Lacan e introducido en su planteamiento acerca de la histeria en general como una “identificación viril”. Dicha identificación se hace necesaria puesto que a nivel simbólico, no hay un significante de la mujer con el que Dora pueda identificarse.

Este concepto requiere de mayor explicación, pues tiene su raíz en el complejo de Edipo, donde la madre fálica en diada con el bebé es castrada, quedando en falta. Este es el papel que tiene la función paterna en el Edipo, da a un tercero la posesión del falo como objeto deseado, priva al bebé y castra a la madre. No renunciar a la madre fálica desemboca en una estructura perversa, pero la aceptación de dicha castración (la propia y la materna) lleva a la neurosis, ya sea en su modalidad histérica u obsesiva.

Tras el Edipo, la histeria representa una posición de no tener, más asociada a lo femenino, mientras la estructura obsesiva representa la posición (masculina) del tener. Lo anterior se da puesto que el primer objeto de identificación (imaginaria) madre, es castrado, no tiene falo. El obsesivo ¨voltea¨ hacia el padre, poseedor del falo, para identificarse simbólicamente con él y poseer el falo. La histérica, junto con lo femenino, queda sin un significante. Esto dificulta la identificación

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