Sobre Un Sintoma Obsesivo
Enviado por Cucaba • 11 de Febrero de 2014 • 1.999 Palabras (8 Páginas) • 191 Visitas
Sobre un síntoma obsesivo. Gabriel Peskin
En 1981 presente en un Encuentro del Campo Freudiano un trabajo acerca de un síntoma obsesivo a partir del Seminario XX: Aun de Lacan. Seminario en el cual Lacan comienza a dar respuesta a la cuestión del goce femenino como distinto al goce masculino. Desarrolla una concepción del síntoma pensado a partir del objeto a y del goce mientras el significante pasa a ser su envoltura formal. El sujeto goza bajo el modo sintomático. Esto merece un desarrollo que solo puedo hacer abreviado. Mencionado en la introducción de Strachey a Freud:
“El «Hombre de las Ratas» iba por ferrocarril del punto A al punto B con un propósito, y de pronto quería dar la vuelta, regresar al punto A con el propósito contrario: suerte de alternancia continúa entre cuatro términos. La duda, la indecisión, suelen ser las formas en que se manifiesta la neurosis obsesiva. Acerca de ella, en otros lugares, Freud explica que la alternancia de movimientos y propósitos contrarios parece la figuración misma de la contradicción no resuelta que preside todo el proceso. «Neurosis obsesiva» traduce Zwangsneurose, Zwang por «compulsión»… una neurosis de… compulsiones contrapuestas, en fatal alternancia… nos vemos remitidos a la compulsión que se situaba en la dialéctica de la pulsión misma, desde su pretensión de infinitud hasta su choque con el objeto”.
La compulsión a la duda o al pensamiento imparable obedece más a la inmediatez de la pulsión que impide un deseo. De ahí que al obsesivo lo caracteriza una interceptación del deseo por la compulsión de la pulsión que lo deja a merced de movimientos como las del Hombre de las Ratas y sus viajes en tren por horas en un sentido y el contrario. Sea en una compulsión del pensamiento que no puede detener en tanto un síntoma en el que en el goce es lo inmediato y detiene el deseo como base para el síntoma. Esto da al síntoma la característica de deseo imposible típico del obsesivo, imposible dado que la inmediatez de la pulsión detiene el deseo.
En mi trabajo de 1981 me había llamado la atención el destino del deshecho, de lo que sobra, la piel del durazno y el carozo, el lugar que ocupa la mujer de este hombre con relación a su síntoma.
El recorte del material es el que sigue:
El paciente sentía una molestia pasajera, casi no le prestaba atención a su pequeño malestar que consistía en que todos los días cuando se dirigía al trabajo pasaba por una feria. En esta feria se ofrecían frutas a la venta y entre ellas duraznos. En un momento dado relata en sesión que cada vez que pasa por la venta de duraznos siente un malestar, había unos duraznos que lo tentaban y no sabía porque no los compraba, con relación a estos duraznos tenía una duda acerca de comprarlos o no. Demoró un tiempo en decir esta, su duda en la sesión, Entretanto permanecía en una inhibición con relación al acto de comprarlos.
Luego de haberlos comprado, tras haber vencido el impedimento que lo llevaba a no comprarlos, se encuentra con que no puede comerlos: “Si como tan solo uno, todo desaparecerá, mi casa, mi familia, el conjunto de los duraznos, no quedara igual. Pero si no los como, se van a pudrir.” Dice a continuación: Seguramente Vd. debe pensar que estoy loco y que todo esto es una locura”.
Yo le digo: “Estoy en un todo de acuerdo con Vd. Si come tan solo uno no sólo se perderá para siempre, nada será igual”.
En la sesión siguiente relata que comió los duraznos en una escena peculiar: se sentó bajo un árbol con su mujer al lado, ella le pelaba los duraznos cuya piel lo incomoda al tacto y se los proporcionaba. Resultaron deliciosos, tal como los recordaba de su infancia.
Digo entonces: “¿Qué hizo con los carozos?”.
Se produce un silencio y luego asocia “A pesar de mi profesión (contador) no sé dividir cuando el resultado es un número periódico como 6,66. Siento algo en el estomago, ahora mismo lo estoy sintiendo, ¿cómo pagar?”.
Digo a continuación:” ¿que hacer con el resto?”.
En la sesión siguiente el analizante relata haberse quedado angustiado pensando en los restos de su padre muerto. No sabe dónde se encuentran los restos de su padre muerto al año de nacer él. Su padre tampoco sabía donde se encontraban los del suyo propio, el abuelo del analizante que se había suicidado por una quiebra económica. Se dice que había sido estafado, o ¿había estafado él?
Le parece que los restos del padre pueden estar en cualquier parte y en todas a la vez.
Hasta acá el recorte, de acá en mas presento como lo vuelvo a pensar.
Mientras el paciente no había introducido aun su inhibición en el discurso, sentía una molestia pasajera, casi no le prestaba atención a su pequeña molestia cuando pasaba todos los días camino al trabajo por la feria y las frutas. En un momento dado decide relatarlo en sesión junto con la duda acerca de comprarlos o no.
Demoro un tiempo en decir su duda en la sesión. Entretanto permanecía en una inhibición con relación al acto de comprarlos. Había permanecido en un no- dicho especial. Un goce silencioso, el silencio de la pulsión acompañado del leve malestar en el paso por la estación. Malestar que retroactivamente pude pensar como un goce que era parte de un síntoma no reconocido. En la enunciación de
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