Tema- La ciencia del bienestar psicológico.
Enviado por Sonia Villanueva • 29 de Julio de 2016 • Resumen • 4.803 Palabras (20 Páginas) • 338 Visitas
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LA CIENCIA DEL BIENESTAR PSICOLÓGICO
La preocupación por el estudio de la felicidad no es una moda, sino que es un asunto importante de modo universal que ha preocupado mucho más que el dinero. (Diener, 2000)
Esta pregunta nuestro propio bienestar tiene una función muy clara, como es la de regular y dirigir nuestra conducta, es decir, detectar si estamos contentos, felices y, de ese modo actuar como mecanismo autoregulador.
En la tradición filosófica occidental, la pregunta sobre el valor de la vida ha sido constante, aunque se han dado múltiples criterios. De ese modo, autores como Arístipo, determinan que la felicidad consiste en la suma de momentos agradables, por lo que la felicidad era una satisfacción inmediata de deseos. Por contraposición, los filósofos utilitaristas, hablan del equilibrio entre maximización de lo bueno y minimización de lo malo.
Sin duda, sea como fuere el abordaje, la filosofía se ha visto muy influenciada por aproximaciones de los autores Sócrates, Platón y Aristóteles, que pensaban que la felicidad se encontraba relacionada en el desarrollo de capacidades y bienes del ser humano.
Dada la popularidad del término, es un concepto abierto y polisémico, que no es apropiado como objeto de indagación científica. Por ello, resulta preferible el uso de equivalentes más precisos, como es el caso del bienestar psicológico o del bienestar subjetivo para analizar algunos de los componentes de la felicidad, como el estado del ánimo, emociones, satisfacción.
Dentro del terreno científico, el interés por el estudio de la felicidad ha sido tardío, es a mediados de siglo pasado cuando comenzó a florecer un creciente interés por el análisis científico del bienestar, surgido a partir de la devastación de la II Guerra mundial y por los avances de la medicina para alcanzar la máxima del mayor bienestar posible para el máximo de ciudadanos, es decir, aumentar la calidad de vida. Para ello, es necesario evaluar y cuantificar el estado de bienestar de la población, por lo que en este sentido, es necesario acomodar el estudio del bienestar en el terreno científico.
En el ámbito de la psicología académica, este interés también ha sido tardío, aunque no en vano. Dentro de este ámbito florece la idea de psicología positiva, para denominar el cambio de la psicología de reparar las peores cosas de la vida a también construir cualidades positivas. (Seligman y Crikszentmihalyi, 2000).
Este estudio positivo se puede dar en tres ángulos diferentes:
- El análisis de las experiencias positivas, como el estado de bienestar psicológico, felicidad, estados de ánimo, satisfacción con la vida…
- El estudio de fortalezas psicológicas
- El análisis de las características que configuran y determinan organizaciones positivas.
El bienestar positivo analizado en la psicología positiva incluye tanto elementos relacionados con el ambiento afectivo como con el evaluativo. Por tanto, se puede hablar dentro del bienestar psicológico de la felicidad, del bienestar psicológico o subjetivo, satisfacción con la vida, áreas de satisfacción, afecto positivo, afecto negativo, placer, emociones positivas, estados de ánimo positivo y calidad de vida. No obstante, la mayoría de los autores determina que los componentes básicos son: el afecto (tanto positivo como negativo), la satisfacción global con la vida y la satisfacción específica en dominios y áreas concretas. Además, la intervención cognitiva de estos elementos es más importante que si se dan de forma aislada.
No obstante, otro aspecto a tener en cuenta es la subjetividad del término. Ya que en medida en la que se pregunte a varias personas, el peso de estos componentes no es el mismo para todos. De ese modo, las investigaciones creadas exponen que factores como la edad, personalidad o aprendizaje determinan la visión del bienestar. Del mismo modo, el autor determina que los “sensores” para detectar y valorar experiencias positivas son diferentes a los que evaluamos si nos sentimos satisfechos con nuestra vida. Ya que en el primer caso, las metas son más inmediatas y con un nivel de satisfacción más bajo, y, en el segundo caso, los juicios son más globales ya que intentan considerar metas vitales generales.
De ese modo, las emociones positivas son un buen indicador de nivel adecuado de bienestar. Además, en estudios como Lyumbomirsky et al (2005) se extrae la idea de que la gente feliz consigue más cosas positivas debido a su sociabilidad, energía y estado de satisfacción.
En el caso de la satisfacción vital presente en la BP, los datos revelan que la mayoría de la gente se muestra feliz, sin que las variables demográficas tengan un gran peso explicativo.
No obstante, es complejo medir el bienestar teniendo todos estos términos tan personales y subjetivos para desarrollar una investigación científica. Por ello, existen numerosas perspectivas que exponen que este estudio nunca puede llegar a ser totalmente científico. Por otro lado, existen autores que determinan que esto se puede llegar a dar si se encuentran los indicadores consistentes y asociados de modo significativo que permitan dar luz al bienestar puede darse una mayor objetividad, utilizando ítems múltiples, por ejemplo para proporcionar mejores medidas de fiabilidad y validez.
No obstante, desde mi modo de ver, estos términos son muy complejos y difíciles de medir, pues no existe una escala global por la que todos nos midamos, sino que es nuestra propia perspectiva, muy diferente a la de los demás, la que tenemos en cuenta al abordar estos términos, variando continuamente si se ha tenido un mal día, es una mala época o nos encontramos en un momento muy bueno de nuestra vida.
Sorprendentemente, muchos estudios han demostrad que lo que se termina bienes valora bien aunque el sufrimiento haya podido ser mayor.
Ahora bien… existe la pregunta de para qué sirve estar bien. En este sentido, numerosos estudios determinan que los estados de ánimo y las emociones positivas cumplen una función adaptativa, es decir, cuando nos sentimos bien, somos más generosos y altruistas, más creativos.
Estos efectos de las emociones positivas, determinados por la psicóloga Bárbara Fredickson (2001) en la teoría de la ampliación y la construcción, que las emociones positivas han sido ignorados, ya que no se adecuaban bien al modelo general de emoción.
Dentro de esta teoría se destacan tres ideas principales:
- Las emociones específicas positivas permiten ampliar los repertorios de pensamiento y acción de la gente, siendo más creativos y abiertos
- Dichas emociones permiten construir recursos duraderos personales
- Tienen un papel fundamental en el impacto de las emociones negativas.
LA COMPLEJIDAD DE LAS EMOCIONES POSITIVAS
Ante las emociones positivas y negativas existen dos tipos de teorías:
- La perspectiva que defiende la existencia de un repertorio de emociones positivas, que postula la existencia de emociones básicas.
Asume que éstas son fenómenos evolutivamente “precocinados”, un número de experiencias que llamamos emociones. Estas emociones básicas se generan automáticamente y existen una serie de lista de emociones básicas, limitadas.
- La perspectiva que no proporciona una lista de emociones positivas, sino en un proceso que puede producir tantas emociones como posibles combinaciones de ingredientes, es decir, explicar las emociones como resultado de un proceso de la evaluación de la situación (appraisal).
En este tipo de teoría se postula que las emociones son discretas, siendo más difícil de explicar y tratando de superar esta contradicción con recursos teóricos, defendiendo que la división entre emociones es simplista y describiendo emociones como el resultado de una secuencia de evaluaciones del entorno que combina hasta 16 evaluaciones distintas de la situación-
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